Los microplásticos son partículas de plástico diminutas, de menos de 5 milímetros que contienen polímeros y aditivos que pueden resultar tóxicos, advierte la Organización Panamericana de Salud (OPS). Están en la sal, la cerveza, las frutas y verduras frescas hasta en el agua potable.
Estos fragmentos de plástico se han infiltrado en los ecosistemas del planeta y comienzan a despertar una creciente preocupación por sus posibles efectos en la salud humana. Según la Fundación Aquae, estos fragmentos provienen en su mayoría de la degradación de productos plásticos más grandes, lo que los hace difíciles de detectar a simple vista.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) los ha incluido en su lista de determinantes ambientales de la salud, lo que refuerza la urgencia de estudiar su impacto y mejorar la gestión de los residuos plásticos que los originan.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) advierte que los microplásticos pueden llegar al cuerpo humano de diversas formas: al comer mariscos contaminados, inhalar partículas presentes en el aire, consumir agua embotellada o incluso a través de productos cosméticos y de cuidado personal aplicados en la piel.
Los residuos derivados de la ropa sintética, redes de pesca, cuerdas y otros objetos cotidianos, al fragmentarse, terminan afectando gravemente a los ecosistemas marinos. Su persistencia y dispersión han convertido a los microplásticos en una amenaza global, presente desde los océanos hasta las cumbres montañosas.
De dónde vienen los microplásticos
El PNUMA clasifica a los microplásticos en dos grandes grupos:
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Primarios: diseñados intencionadamente con fines industriales o comerciales, como los exfoliantes en productos cosméticos o los componentes plásticos utilizados en la fabricación de moldes y detergentes.
Secundarios: resultado de la descomposición de plásticos más grandes por el uso, la exposición ambiental o el desgaste. Ejemplos comunes son las fibras de ropa, el polvo de neumáticos o las partículas de pintura.
Qué efectos pueden tener los microplásticos en la salud
Aunque los efectos a largo plazo en la salud humana aún no están completamente documentados, las evidencias comienzan a acumularse. Experimentos en laboratorio han revelado que los microplásticos pueden provocar daños celulares, incluyendo reacciones inflamatorias y muerte celular.
Hasta ahora, los estudios en humanos han sido limitados y en pequeña escala. En las pruebas de laboratorio, se ha demostrado que los microplásticos causan daños en las células humanas, incluidas las reacciones alérgicas y la muerte celular. Pero hasta ahora no ha habido estudios epidemiológicos que documenten, en un grupo grande de personas, una conexión entre la exposición a los microplásticos y los impactos en la salud.
En cambio, la investigación ha involucrado a pequeños grupos de personas, un factor que limita las conclusiones que se pueden extraer más allá de identificar la presencia de microplásticos en diferentes partes del cuerpo. Un estudio de 2018 encontró microplásticos en las heces de ocho personas. Otro estudio documentó la presencia de microplásticos en las placentas de bebés no nacidos.
El reciente estudio de Vethaak y sus colegas encontró plásticos en la sangre de 17 de 22 donantes de sangre sanos; el estudio de los pulmones encontró microplásticos en 11 de 13 muestras de pulmón tomadas de 11 pacientes. No se sabe prácticamente nada de ninguno de los dos grupos que pueda ayudar a determinar el nivel y la duración de la exposición, dos atributos esenciales para determinar el daño.
Microplásticos
Qué son los microplásticos y cómo pueden afectar nuestra salud
Los microplásticos más comunes
Tal como indica el organismo de las Naciones Unidas dedicado al medio ambiente, estas pequeñas partículas plásticas están presentes en artículos de uso cotidiano, entre ellas:
Una de las fuentes más comunes de microplásticos son los filtros de cigarrillos, que están compuestos por fibras de acetato de celulosa. Estos filtros alcanzan lugares remotos debido a que cada año se consumen seis billones de cigarrillos en el mundo, señala la entidad mundial.
Como resultado, son uno de los residuos plásticos más habituales en playas y costas, lo que hace a los ecosistemas marinos especialmente vulnerables a la filtración de microplásticos. Al descomponerse, los filtros no solo liberan estas partículas, sino también metales pesados y sustancias químicas que impactan en la salud ambiental.
Materiales como el poliéster, el nailon y el acrílico representan cerca del 60 % de las fibras que componen la ropa y otros textiles, indica el PNUMA. Durante el uso y lavado de estas prendas, se desprenden microplásticos en forma de microfibras.
El basurero de ropa usada en el desierto de Atacama en Chile.
El basurero de ropa usada en el desierto de Atacama en Chile.
Aproximadamente el 9% de esas pequeñas partículas que terminan en los océanos provienen de este tipo de textiles, afirma el programa de las Naciones Unidas. Alargar la vida útil de la ropa y optar por materiales naturales cuando sea posible, son formas de mitigar esta fuente de microplásticos.
Los microplásticos también están presentes en productos de higiene y cuidado personal, como exfoliantes, pastas de dientes y desodorantes, en los que se incorporan intencionalmente para aportar textura.