Quién es Wu Lien-teh, el médico que salvó a China de una pandemia similar al Coronavirus

Fue homenajeado por Google hoy y es considerado el padre de la salud pública en oriente por salvar a la población de la peste de Manchuria en 1911.

Wu Lien-teh. Foto: Wikipedia
Wu Lien-teh. Foto: Wikipedia

Si durante la pandemia del coronavirus te preguntaste a quién se le ocurrió la idea de hacer un barbijo y cumplir un periodo cuarentena, hoy Google te lo respondió. El responsable de todo esto fue el Dr. Wu Lien-teh, quien tomó estas medidas durante la peste de Manchuria y salvó a la población de China en el año 1911.

El motor de búsqueda homenajeó a Lien-teh con su tradicional doodle. Gracias a sus ideas el médico de origen malayo es considerado el padre de la salud pública China.

Google homenajeó al médico de origen malayo con su tradicional doodle. Foto: Google.
Google homenajeó al médico de origen malayo con su tradicional doodle. Foto: Google.

Originario de la provincia de Penang, Malasia, Wu comenzó a estudiar en la Universidad de Cambridge cuando tenía 17 años. En 1879 se convirtió en el primer estudiante de ascendencia china en obtener un doctorado. Además, logró varios premios académicos y finalizó su formación en Alemania y Francia.

La peste de Manchuria

Ante el desconcierto de una nueva enfermedad, que en cuatro meses había terminado con la vida de más de 60 mil personas, el gobierno decidió convocar a Wu Lien-teh, para que investigase que era lo que sucedía y determinó que se trataba de la peste ya mencionada.

Ante el descubrimiento sentó un precedente en el manejo y gestión de pandemias ya que en ese momento determinó que se creasen hospitales para tratar solamente a los infectados, restricciones de la circulación para evitar la propagación y equipos de rastreo de contagios.

De igual manera Lien-teh es más reconocido por su diseño y fabricación de un barbijo quirúrgico especial a base de algodón y gasa, a la que le añadió capas de tela para filtrar las gotas de saliva. Wu recomendó que esa mascarilla sea utilizada por toda la población para evitar los contagios.

Además, descubrió que los cadáveres servirían como incubadoras del virus durante el invierno, por lo que propuso una cremación masiva de aquellos ataúdes que se encontraban sin sepultar. En principio esto fue rechazado ya que estaba prohibido por la ley.

Sin embargo, logró convencer a las autoridades y luego que incinerar 3.000 cuerpos el 30 de enero de 1911, se dejaron de contabilizar nuevos contagios un mes después, el 1 de marzo del mismo año.

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