Médicos de terapia intensiva amenazan con renuncias masivas

La pandemia agravó la situación en el sector público y privado: bajos salarios, precariedad y sobrecarga.

Terapistas del hospital Español quieren respuestas antes del 15 de enero / Mariana Villa
Terapistas del hospital Español quieren respuestas antes del 15 de enero / Mariana Villa

Médicos intensivistas de Mendoza advierten que las condiciones laborales que tienen son insostenibles y que harán efectivas renuncias masivas en los servicios de los hospitales si no logran mejoras. De hecho, el martes presentó una nota al respecto 85% del staff de Terapia Intensiva del hospital Español (privado) y, si no hay cambios, la harán efectiva a partir del 15 de enero. Sin embargo aseguran que esta situación es similar en la mayoría de los efectores y que simplemente este grupo de profesionales se cansó de presentar notas. Desde el hospital prefirieron no hablar y adujeron que la compleja situación en la que trabajan estos especialistas es algo que se da en gran parte de los nosocomios y coinciden con el resto de los consultados.

Profesionales autoconvocados buscan visibilizar su situación, decidieron tomar una medida de fuerza para pedir mejoras salariales y en las condiciones laborales. Gonzalo Pagella, uno de sus referentes, advirtió que de no lograr resultados habrá renuncias masivas en todos los establecimientos de Mendoza, a lo que señalan que se llega tras múltiples pedidos que no han sido escuchados.

Precariedad

Estos médicos que trabajan en las Unidades de Terapia Intensiva, fueron quienes se vieron cara a cara con la peor faceta de la Covid-19. Lidiaron con los pacientes más críticos ante la sobredemanda hasta triplicar el tiempo dedicado a sus guardias, según relataron algunos de ellos a Los Andes. Sin embargo aseguran que este escenario simplemente hizo visible y profundizó una situación preexistente que, según sostienen, se replica en el sector público y privado.

Se sabe que son pocos e incluso insuficientes para la emergencia sanitaria que se atraviesa. Por ello, Pagella, advirtió que por la escasa valoración, los recibidos no eligen la especialidad, lo que contribuye a esto.

”Las condiciones laborales son muy malas, de hecho, gran porcentaje de los intensivistas no están en planta en los lugares donde trabajan”, señaló en referencia mayormente al sector privado.

Y continuó: “prácticamente todos facturamos lo que trabajamos por lo que no tenemos ningún tipo de estabilidad laboral, de hecho si nos enfermamos y no hacemos la guardia no la cobramos, no tenemos vacaciones pagas, no tenemos aguinaldo, no tenemos obra social, todo tiene que salir de nuestro bolsillo en el contexto de que la remuneración de la hora de guardia es la más baja de todas las especialidades de la medicina”.

Por otra parte mencionó que no hay suficientes intensivistas formados y que por ello los puestos en terapia intensiva están ocupados por médicos que no han hecho la especialidad, como cirujanos, médicos clínicos o quien tenga ganas de hacer una guardia de terapia intensiva. “Es como si yo te operara sin haber hecho la residencia en cirugía, una persona que trabaja en terapia intensiva si no tiene formación no sabe manejar un respirador y eso es sentenciar a cualquier paciente”, apuntó. Tal situación hace que a veces sus guardias deban extenderse por no tener un reemplazo y pasen de ser 24 horas a 36 o 48, incluso en pandemia han llegado a ser de 72 horas.

Explicó que la mayoría trabaja por guardias, durante las cuales difícilmente se pueda dormir dado que las condiciones de los pacientes requieren estar permanentemente alerta. No sólo eso sino que además se enfrentan a muchas situaciones estresantes, al tener que tomar decisiones urgentes, críticas y de las cuales dependen vidas, pero resaltan que agotados y sin descanso adecuado es bastante difícil.

Federico Galliotti es coordinador de la UTI del hospital Lagomaggiore, del sector público, y mencionó que en ese ámbito se gana 30 a 40% por debajo del sector privado.

Desde Ampros, la Asociación Mendocina de Profesionales de la Salud, explicaron que en el sector público la mayor parte del personal de estos servicios está en planta, que el gobierno les pagó un monto como incentivo durante la pandemia pero que la gran lucha que tienen es que los adicionales que reciben sean incorporados al salario.

Sobreexigencia

”Hemos tenido que triplicar el esfuerzo por la situación de pandemia”, dijo Galliotti y contó su caso.

Trabaja todas las mañanas de 8 a 14 y los viernes hace una guardia de 24 horas, más los reemplazos eventuales y lo que dedica al sector privado. En definitiva trabaja 85 a 90 semanales “que no es humanamente posible”, remarca. La dedicación estándar en cualquier empleo es de entre 35 y 48 semanales.

En promedio reciben unos 600 pesos por hora de guardia con lo que deben hacerse cargo de todo ya que no están en blanco. Por eso, muchos -como otros médicos- terminan teniendo multiempleo.

Formarse requiere alrededor de 10 años. “La formación es muy demandante, a nosotros nos entrenan para trabajar bajo presión porque son pacientes críticos, hay que decidir en segundos y es mucho estrés, demanda habilidades no solo académicas”, destacó Pagella.69,13%

Leve repunte de ocupación de camas

La ocupación de camas en unidades de terapia intensiva UTI) venía en descenso pero la tendencia se frenó la última semana. Se trata de los recursos más críticos ante la pandemia y llegó a estar en 95% en promedio en el Gran Mendoza, en los momentos de más casos.

Sin embargo, con la reducción de estos, las últimas semanas venía en descenso aunque la última tuvo un pequeño repunte.

Si se toman los datos del último mes de ese territorio, del 12 al 19 de noviembre la ocupación de UTI Covid fue de 72,57%, la semana siguiente de 70,82%, luego del 27 de noviembre al 3 de diciembre se posicionó en 65,65%. Pero entre el 4 y el 12 de este mes repuntó levemente y llegó a 69,13%. La ocupación de camas UTI generales de toda la provincia se mantuvo estable.

Para el ministerio de Salud de la provincia el ínfimo aumento no es preocupante.

Podría estar vinculado entre otros factores a un relajamiento de las medidas preventivas de la infección asociadas a cierta laxitud de las conductas ante el descenso de casos. También podría pensarse en que ante este escenario, la habilitación de reuniones sociales al aire libre y la costumbre de reunirse antes del fin de año, haya habido contextos facilitadores.

Consideran que es preocupante cuando está en 85 a 90% de ocupación.

Respecto de la posibilidad de que los festejos de fin de año empujen hacia arriba los contagios, dijeron que siempre se piensa que algo puede desencadenarlo. Consideran que si durante los encuentros no se toman las medidas preventivas como uso de tapabocas, distancia entre personas y espacios ventilados o al aire libre puede haber un aumento de casos y es lo que se está observando en el Área Metropolitana de Buenos Aires donde la baja de nuevos positivos se amesetó.

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