6 de febrero de 2025 - 12:47

El empresario apasionado por el arte que vive para ayudar: "No soy un mecenas, sólo soy un facilitador"

El anestesiólogo, empresario y amante del arte, Raúl Beguier creó la Fundación Quitapenas para ayudar a artistas. Además, asiste a barrios vulnerables.

Raúl Beguier nació en Jujuy hace 57 años y creció “embriagado” de arte y música. Aún mantiene presente su infancia y adolescencia en casa donde los amigos de su mamá -coreuta- y su papá -melómano- improvisaban conciertos en la casa, con músicos ignotos y otros consagrados como el Cuchi Leguizamón. Las veladas folclóricas se extendían por horas.

Fue testigo de las calles atestadas de sonidos del altiplano, y aunque se fue hace mucho de su tierra, su acento nunca se hizo eco del exilio; y su entusiasmo por el arte, mucho menos. Todo quedó como “una especie de banda sonora en mí, de artistas muy talentosos que no eran reconocidos pero que vivían por y para la música”.

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El empresario apasionado por el arte que vive para ayudar:

El empresario apasionado por el arte que vive para ayudar: "No soy un mecenas, sólo soy un facilitador"

Hace cuatro años, este médico anestesiólogo apasionado por el arte creó la Fundación Quitapenas, que esencialmente, busca ayudar económicamente a los artistas, promocionarlos, visibilizarlos y acercarlos entre sí.

“Quise emular a mi infancia en Jujuy. Quise buscar un poco lo que viví de chico. La idea era dar lugar y visibilidad a músicos que no la tienen en espacios oficiales ni tradicionales. El artista mendocino no tiene cabida en Mendoza, sobre todo, en un género tan poco convocante como es el folclore”, cuenta.

La cultura es la sonrisa

Quitapenas fue una idea que surgió apenas se alejaba el fantasma de la pandemia, en 2021. Un día Raúl sintió que en Mendoza “no pasaba mucho en lo cultural” y creó la fundación. “Ahí me di cuenta que la provincia estaba llena de gente talentosísima que hacía cosas hermosas y que no era reconocida en su propia tierra. El arte en Jujuy se vuelca en las calles espontáneamente. Acá hay un cierto prurito con eso y hay que empujar”, analiza.

Desde entonces, Raúl ha organizado conciertos en el teatro Pulgarcito y en el teatro Independencia; organizó dos festivales del Charango junto a la comunidad boliviana en la provincia; ha financiado una obra de teatro y grabaciones de discos; ayudó con giras a artistas locales y no para de generar “movida cultural” en sus casas de Luján de Cuyo (Mendoza) y en Tilcara ( Jujuy), donde los fogones son interminables, como los de su infancia. “Me doy esos lujos, lo disfruto un montón”, dice entusiasta.

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El empresario apasionado por el arte que vive para ayudar:

El empresario apasionado por el arte que vive para ayudar: "No soy un mecenas, sólo soy un facilitador"

Pero enseguida Raúl aclara que no es productor musical, ni busca rentabilidad económica con su gestión. “Mi ganancia es meramente emocional”, apunta.

¿Las sumas de dinero son grandes, pequeñas? ¿Hay un piso o un techo para financiar a un artista? Ante la consulta, Raúl sale airoso y explica el concepto de su ayuda: “Algo que para el artista puede ser mucho dinero y que significa poder grabar o no su disco, quizás para mí puede ser algo accesible. El valor nominal es totalmente subjetivo y, a la vez, totalmente relevante”, resume con simpleza.

Anestesiólogo y artista… ¿frustrado?

“Puede ser que sea un artista frustrado (admite, risueño). Siempre me gustó el arte, pero la vida me ha llevado a otros lugares”, reconoce este anestesiólogo que se graduó de médico en la Universidad de Córdoba, vivió en España cuatro años e hizo su residencia de Anestesiología en Mendoza, a donde llegó por amor hace más de 20 años.

Acá encontró trabajo de su profesión (Raúl además es dueño de dos centros de gastroenterología y endoscopía); ve crecer a sus tres hijos; disfruta del arte y ahora también lo promueve.

“Yo genero una instancia para que las cosas sucedan. No soy un mecenas. Soy sólo un facilitador, a través de algunos contactos, de algún dinero y dándole más visibilidad a los artistas locales”, concluye.

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El empresario apasionado por el arte que vive para ayudar:

El empresario apasionado por el arte que vive para ayudar: "No soy un mecenas, sólo soy un facilitador"

El otro Quitapenas, por fuera del arte

Casi “sin querer queriendo”, Raúl también, a través de su fundación, se fue involucrando con merenderos y barrios carenciados en donde sentía que debía convocar y ayudar. Es de los que prefieren resolver necesidades muy puntuales en los barrios que elige para dar una mano desde la Fundación.

Gracias a sus redes sociales y una red cada vez mayor de amigos consigue cada año lo que se propone en causas solidarias y con acciones bien concretas para las infancias más vulnerables.

El año pasado, la Fundación Quitapenas donó 140 pares de zapatillas en un barrio de El Plumerillo Norte (Las Heras) y en la última Navidad dio 170 regalitos a los pequeños de ese barrio, luego de haber recibido idéntica cantidad de cartas llenas de ilusión que escribieron los pequeños de ese barrio a Papá Noel.

“Hay gente de mucha plata que es solidaria y ayuda anónimamente. Yo les tiro de la manga a los que están bien económicamente y ayudan”, cuenta orgulloso Raúl, quien asegura que más allá de los regalos y donaciones, los eventos que allí organiza también están llenos de músicos que devuelven con su arte la generosidad de Raúl.

“Todo se articula, es una red de artistas y una red solidaria, en definitiva”, sintetiza el anestesiólogo que en estos tiempos de escasez busca “resistir” a través del arte y solidaridad entre personas -señala- que pueden estar hasta en veredas ideológicamente totalmente opuestas. “Es muy lindo”, completa.

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