Mónica Cuevas Ginsburg (61) vive en Israel hace tres años y medio y detalla la incertidumbre y tensión con que se vive desde hace algunos días luego de los ataques cruzados con Irán.
Mónica Cuevas Ginsburg es una argentina que vive en Israel y relató cómo están viviendo los ataques de Irán.
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EFE "Entendés lo que pasa, pero nunca te acostumbrás a vivir así. El corazón se te sale del cuerpo cada vez que sentís la alarma”. Mónica Cuevas Ginsburg (61) es argentina y hace tres años y medio vive en Carmiel, al centro - norte de Israel. Desde la madrugada del viernes, la tensión creció aún más en la zona (y sigue en aumento), luego de que Israel bombardeara a Irán de manera preventiva y tras detectar los considerables avances en el programa nuclear de la república islámica.
Luego de este ataque, la contraofensiva iraní no se hizo esperar y, desde entonces, ya han transcurrido cuatro días (y contando...) de un nuevo brote bélico que ha incluido ataques cruzados en sitios israelíes e iraníes. Incluso, a nivel mundial se habla de los ataques más feroces y prolongados entre Israel e Irán en varias décadas y con, al menos, 224 muertos en Irán y 21 fallecidos en Israel, de acuerdo a estadísticas oficiales.
"A partir del ataque de Israel a Irán durante la madrugada del viernes, todas las madrugadas y en todo el territorio israelí estamos teniendo alarmas todas las noches. Todos los israelíes estamos durmiendo poco desde entonces. En la noche del viernes y ya madrugada del sábado, el Carmiel sonó cuatro o cinco veces la sirena", resalta la argentina a Los Andes.
"La situación es angustiante y sentir que la vida está en riesgo te angustia y dan ganas de llorar. Pero, al mismo tiempo, más de 70% de los israelíes sabían que esto tenía que ocurrir, Porque los israelíes estamos hartos de que nos ataquen por el solo hecho de ser israelíes o ser judíos. Al judío que no sabía que era víctima y lo llevaban al matadero, lo mataron en Auschwitz. Pero a los de ahora no nos matan, y quien nos amenaza, ¡nos va a conocer! No nos dejamos matar nunca más”, describe Mónica.
Mónica es licenciada en Filosofía y hace tres años y medio decidió dejar a su familia y todo atrás en Argentina para mudarse a Israel. Se instaló en la ciudad de Carmiel, a unos 40 kilómetros del Líbano, y allí está trabajando actualmente en el cuidado de una mujer de 90 años.
"Me cansé de remar en dulce de leche repostero en Argentina y decidí venir a probar suerte acá", describe la mujer, quien todavía no aprende hebreo y ello la condiciona al momento de buscar trabajo en aquel país.
Aproximadamente son 50.000 los habitantes de Carmiel, y entre ellos está la argentina. Si bien, generalmente hablando, Carmiel no suele ser el epicentro ni foco específico de ataques puntuales, desde la madrugada del viernes todo el territorio israelí está en alerta y bajo amenaza.
"Están llegando misiles a Carmiel, a Haifa, a Tel Aviv, a todos lados. Tenemos una aplicación en el celular y que es un sistema de alarma. Cuando se activa la alerta, además de sonar las sirenas en la calle, nos llega el aviso al celular. Y desde el viernes está sonando y avisando en todo el país, indistintamente de si es el Norte o el Sur", resume Cuevas Ginsburg.
Tener esta app en el celular es obligatorio para cualquier ciudadano que viva en Israel, y el mecanismo de aviso y protección se incrementó luego de la masacre del 7 de octubre de 2023, cuando Hamás atacó y asesinó a ciudadanos israelíes que estaban participando de un festival cerca de la frontera entre Israel y Gaza.
"Desde ese día de la masacre, Hezbolá inició una escalada bélica en el norte que no alcanzó a llegar de forma directa a Carmiel. El 7 de octubre de 2023 Hamás protagonizó la masacre, mientras que el 8 de octubre Hezbolá empezó a atacar en el norte de Israel, y cuando empezó a disparar misiles, ahí sí afectó, no solo a Carmiel, sino a todo el país", describe Mónica.
"Israel entró a Gaza recién después del 20 de octubre. Pero nadie sabe por qué Hezbolá nos atacó ese 8 de octubre. Bah, sí se sabe, es porque quiere exterminar a Israel", agrega desde aquella ciudad que la acogió hace tres años y medio.
La situación que se vive en Israel desde el viernes pasado no difiere demasiado de lo que han sido las últimas décadas, aunque sí es un tanto inédita la ferocidad y frecuencia de los ataques y contraataques. De hecho, Mónica -así como cualquier persona que vive en suelo israelí- ya está familiarizada con el accionar cuando reciben la notificación en el teléfono.
"Cuando el gobierno de Israel detecta que Irán lanzó misiles, nos llega un aviso. Desde ese momento tenemos 20 minutos para estar a salvo en un refugio. Todos los centros comerciales, las plazas y los parques, tienen refugios. Incluso, las casas lo tienen, así como los edificios con muchos departamentos", describe Mónica.
Se trata de habitaciones especiales, que cuentan con dos puertas, una común y corriente, y otra de seguridad y blindada. Además, la ventana cuenta con una especie de compuerta de acero "muy pesado", como la describe la argentina.
"Todos quienes tenemos una habitación de seguridad tenemos esa ventana cerrada desde hace el fin de semana y porque se nos indicó vía app. Además, las paredes de esa habitación son de un concreto especial, de casi de casi 20 centímetros de grosor y con un doble entramado de hierro", se explaya Cuevas Ginsburg.
Una vez que suena la alarma, hay 20 minutos -como máximo- para ingresar a este refugio y allí deben permanecer las personas hasta que la alarma deja de sonar. Una vez que finaliza esta situación, la indicación es permanecer 10 minutos más en la habitación y hasta que llega un nuevo aviso, esta vez con el visto bueno para salir de la habitación de seguridad.
"Ayer (por el domingo) yo estaba viajando en tren, en Haifa, y necesitaba hacer un trasbordo. Estando en esa estación, de repente comenzó a sonar la alarma y nos tuvimos que meter todos en un refugio. Incluso, los pasajeros de un tren que llegó en ese momento también se resguardaron", describe la ciudadana argentina en Israel.
Por lo general, las alarmas suelen sonar de noche, que es cuando se avanzan con los ataques enemigos con drones y misiles. Sin embargo, por estos días las alarmas -y, por ende. los ataques- no discriminan por horarios.
Por estos días, las clases están suspendidas en todas las escuelas de Israel. Los negocios, en tanto, están cerrados, mientras que lo único que permanece abierto son los supermercados -lugares esenciales-. Además, Cuevas Ginsburg aclara que no hay desabastecimiento.
"Esto comenzó el viernes a la madrugada y todos los super se adhirieron al sistema de emergencia. Al ser un país judío, los viernes después de las 14 los negocios cierran porque comienza el shabat. Pero este viernes, ante la situación de emergencia, tanto los súper kosher como los que no lo son estuvieron abiertos hasta las 18", describe.
"En el Estado de Israel, tanto quienes viven aquí como quienes están afuera, tenemos una memoria de 5.000 años, y hemos pasado 2.000 de esos años de persecuciones. Todos los siglos hubo matanzas de judíos por el solo hecho de ser judío, y hay siglos donde todas las décadas hubo matanzas de judíos. Cuando alguien nos dice que si no nos convertimos al catolicismo nos van a prender fuego -como en el Holocausto-, sabemos que efectivamente nos van a pender fuego. Cuando nos vienen a decir que nos van a exterminar por ser judíos, no hay dudas de que nos van a exterminar", reflexiona Mónica.
Y ejemplifica con el hecho de que en 1979, cuando el Ayatollah Jomeini condenó públicamente al Estado de Israel a la desaparición, colocó un reloj en una plaza pública para graficar cuánto tiempo le quedaba de vida.
"Irán está a punto de conseguir uranio enriquecido al 90%, es cuestión de tiempos. Y si consigue uranio al 90%, va a armar la bomba atómica. Y si la arma, es claro que la va a arrojar a Israel".