Cada planta posee varios nombres: algunos son “apodos” locales y con otros las identificamos de manera universal.
Cada planta posee varios nombres: algunos son “apodos” locales y con otros las identificamos de manera universal.
Las plantas tienen dos o más nombres: una es la denominación popular (margarita, jazmín, orejita de ratón), que varía en cada país.
En tanto, el nombre científico es aquel que le pusieron los botánicos para clasificarla y está compuesto por al menos dos palabras, escritas siempre en latín y cursiva: la primera indica el género al que pertenece la planta (es decir, al grupo de plantas con características comunes) y va siempre con letra inicial mayúscula; mientras que el segundo término, en minúscula, indica puntualmente su especie.
Así, a través del nombre científico logramos identificarlas con exactitud en cualquier lugar del planeta. ¿Un ejemplo? Si pedimos en Moscú, París o Nueva York un Handroanthus impetiginosus, sabrán que buscamos un árbol del género Handroanthus y de la especie impetiginosus... Y ya en nuestros pagos argentinos también podremos decir: ¿Me vende un lapacho rosado?
*Especialista en Jardinería orgánica de revista Rumbos. Contenido exclusivo.