Hablar solo en voz alta suele despertar curiosidad o incomodidad, incluso sorpresa. No obstante, para la psicología contemporánea, este hábito no solo es común sino también sorprendentemente útil. Hablar solo y en voz alta no es una señal de “locura” ni un síntoma clínico, sino un hábito natural, utilizado por la mente para pensar mejor, calmarse y conocerse.
Expertos como lautman, Lupyan, Loevenbruck o Gil Bóveda coinciden en que se trata de una práctica que potenciar nuestra concentración, memoria, autoestima y regulación emocional, siempre que se mantenga dentro de límites equilibrados. Si se convierte en algo perturbador o recurrente sin contexto, lo bueno puede transformarse en signo de que algo merece atención profesional.
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Qué significa hablar en voz alta según la psicología
1. Una herramienta cognitiva fundamental
Hablar en voz alta consigo mismo es una forma consciente de convertir pensamientos internos en palabras audibles. La psicóloga Beatriz Gil Bóveda explica que, aunque algunos lo consideran excéntrico, es una estrategia poderosa para estructurar pensamientos, mejorar la concentración y aliviar la ansiedad.
Hélène Loevenbruck, del Laboratorio de Psicología y Neurocognición de Grenoble, sostiene que al transformar pensamientos abstractos en lenguaje audible, se accede a una comprensión más profunda del material mental. Al verbalizar, se involucran múltiples sentidos, lo que facilita la toma de decisiones y la autoconciencia.
Asimismo, Alexander Luria,fundador de la neuropsicología moderna, afirmaba ya en 1979 que el lenguaje dirige el proceso cognitivo, monitorea el pensamiento y facilita la planificación del comportamiento.
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2. Beneficios para memoria, autonomía emocional y aprendizaje
Estudios como los del profesor GaryLupyan, de la Universidad de Wisconsin, demostraron que quienes pronuncian en voz alta lo que buscan o piensan logran localizar objetos más rápido y retener la información con mayor efectividad. Al decir “banana”, por ejemplo, el cerebro activa una red de asociaciones visuales, semánticas y mnémicas que facilitan la detección oportuna del objeto.
Además, este autodiálogo no solo refuerza la memoria, sino que genera una sensación de autocompañía. La psicoterapeuta Anne Wilson Schaef afirma: “Todos necesitamos hablar con alguien interesante, inteligente, que nos conozca bien y esté de nuestro lado. Esa persona somos nosotros mismos”.
Las personas que se hablan en voz alta suelen mostrar mayor introspección, creatividad y organización mental. Según información del Centro Silvia Arévalo, este hábito está asociado a autoestima saludable, menor ansiedad y pensamiento autónomo.
3. Autoregulación emocional y motivación interna
El diálogo externo es también una vía eficaz para manejar la ansiedad o el estrés. Expresar en voz alta frases como “puedo hacerlo” o “un paso más” ayuda a modular la respuesta emocional y a recuperar calma interna. Se trata de una técnica de autorregulación emocional que sostiene la mente frente a desafíos cotidianos.
Grace Lautman, terapeuta, asegura que externalizar el pensamiento permite reformular la voz crítica interna y establecer un diálogo interno compasivo: “Cuando hablás en voz alta con vos mismo, reforzás la autoconfianza y brindás seguridad a tu sistema nervioso”.
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Cuándo hablar solo puede ser signo de alerta
Aunque en la mayoría de los casos hablar solo es adaptativo, existen situaciones en que conviene prestar atención. Diversos especialistas advierten que, si el diálogo se vuelve excesivo, negativo o interfiere con la vida diaria, puede estar vinculándose con rumiación emocional, trastornos de ansiedad o, en contextos más extremos, síntomas psicóticos.
Por ejemplo, si una persona habla sola frecuentemente en público, sin contexto y con contenido perturbador, es recomendable consultar a un profesional. Sin embargo, cuando el autodiálogo sirve para procesar ideas, motivarse o planificar, el balance es saludable y útil.