La familia Yankelevich vuelve a atravesar un dolor inconmensurable: Mila, hija de Tomás Yankelevich y nieta de Cris Morena, murió en un accidente en Miami.
La muerte de Mila, de 7 años, recuerda uno de los dolores más profundos en la vida de Cris Morena: la pérdida de su hija Romina Yan, ocurrida hace casi 15 años. La niña, nieta de Cris, falleció este lunes en Miami, tras un trágico accidente náutico que conmocionó tanto a su familia como al mundo del espectáculo argentino.
La noticia fue confirmada en la mañana del martes y rápidamente generó una ola de mensajes de condolencias y tristeza en redes sociales.
Mila, hija menor de Tomás Yankelevich y la actriz Sofía Reca, viajaba en un velero con otros chicos como parte de una actividad educativa organizada por la Miami Youth Sailing Foundation.
Todo ocurrió en la bahía de Biscayne, cuando una embarcación mayor colisionó contra el pequeño velero.
La colisión dejó como saldo dos niñas fallecidas, entre ellas Mila, y varios heridos graves. La nieta menor de Cris fue trasladada de urgencia al Jackson Memorial Hospital, donde murió a las pocas horas.
La tragedia ocurrió frente a la zona de Hibiscus Island, en una jornada que parecía tranquila y terminó teñida por el horror.
Mila Yankelevich, la más chiquita de la familia, creció lejos de las cámaras. A pesar del bajo perfil de sus padres, en algunas oportunidades su abuela compartía postales entrañables en redes sociales.
En su último cumpleaños, Cris Morena publicó una imagen con un mensaje profundamente emotivo: “Mila, mi niña con alas, mi hadita feliz y libre… te amo con toda mi alma”.
Desde muy chica mostró una energía luminosa que conmovía a su entorno. En las pocas fotos que circularon tras el accidente, se la ve sonriente, libre y llena de vida, acompañando a su hermano Inti, de 12 años, y siempre cerca de su familia.
El viaje a la Argentina en 2024, para acompañar a su abuela en el estreno de “Margarita”, fue uno de los últimos registros públicos de Mila, quien también estuvo presente en el cumpleaños de Cris.
Tomás y Sofía, sus padres, se conocieron en una fiesta en la productora CMG y desde entonces fueron inseparables. Formaron una familia fuera del ruido mediático, radicados en Estados Unidos, donde Tomás continuó su carrera ejecutiva en el mundo audiovisual, siempre vinculado a los contenidos.
El fallecimiento de Mila se suma a una serie de tragedias que golpearon a la familia Morena-Yankelevich.
Romina Yan, hija mayor de Cris y Gustavo, murió repentinamente en 2010 por un aneurisma a los 36 años. Su partida dejó una huella imborrable tanto en su familia como en generaciones de argentinos que crecieron con “Chiquititas” y “Jugate Conmigo”.
Romina estaba casada con el productor Darío Giordano, con quien tuvo tres hijos: Franco, Valentín y Azul. Su rol como madre, actriz y creadora fue ampliamente reconocido.
Desde su fallecimiento, su familia la ha recordado con homenajes emotivos como el especial ViveRo en el Teatro Gran Rex, que incluyó canciones escritas por Cris Morena en medio del duelo.
Además de Romina, la propia Cris enfrentó la muerte de su madre en 2017, quien falleció rodeada de su familia en una ceremonia íntima que la productora calificó como “una muerte dulce”.
Cada una de estas pérdidas dejó marcas profundas en una mujer que supo renacer en múltiples ocasiones a través del arte.
Luego de la muerte de Romina, Cris Morena se alejó de los medios durante varios años. Vivió un duelo profundo que la llevó a reconectarse con la escritura.
De ese proceso surgieron nuevas canciones y el proyecto ViveRo, que se convirtió en una celebración a la vida de su hija.
En entrevistas recientes, Cris aseguró que fue gracias a sus nietos que logró salir adelante. Con Franco, Valentín, Azul, Inti y Mila, la productora encontró motivos para seguir creando. En su vínculo con los más chicos, dice, encontró una nueva fuente de inspiración.
La conexión con Romina trascendió el plano físico. Tanto Cris como Gustavo contaron en varias oportunidades que recibieron señales espirituales tras su muerte.
Gustavo, incluso, relató que un libro sobre ángeles lo ayudó a resignificar el dolor: “Me di cuenta de que no la perdí, que estaba con un ángel”, dijo en una charla íntima con Luis Majul.