En "Demolición" (Demolition, 2015), el director canadiense Jean-Marc Vallée ("Sharp Objects") vuelve a profundizar en uno de sus temas predilectos: la búsqueda de uno mismo a través del dolor.
¿Cómo se vive el duelo cuando no se siente nada? "Demolición" responde con destrucción, cartas y redención en uno de los papeles más intensos de Jake Gyllenhaal.
La película de Jean-Marc Vallée con Jake Gyllenhaal vuelve a cobrar fuerza y se posiciona entre lo más visto en Max
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En "Demolición" (Demolition, 2015), el director canadiense Jean-Marc Vallée ("Sharp Objects") vuelve a profundizar en uno de sus temas predilectos: la búsqueda de uno mismo a través del dolor.
Al igual que en las películas "Dallas Buyers Club" o "Wild", sus personajes principales se enfrentan a transformaciones profundas, impulsadas por tragedias personales.
En este caso, el protagonista es Davis Mitchell, interpretado por un Jake Gyllenhaal en estado de gracia. La película estrenada en el 2015 vuelve a ser tendencia y se ubica en el puesto 2 de Max en Argentina.
La historia comienza cuando Davis, un exitoso broker financiero, pierde a su esposa en un accidente automovilístico. Sin embargo, lo que más lo desconcierta no es el hecho en sí, sino su incapacidad para sentir algo. En una suerte de reacción impulsiva, comienza a escribir cartas a una empresa de máquinas expendedoras en teoría, para quejarse de una máquina defectuosa, pero pronto esas cartas se convierten en confesiones íntimas sobre su vacío emocional.
En medio de ese proceso aparece Karen (interpretada por Naomi Watts), empleada de atención al cliente, quien también carga con su propio dolor. Junto a su hijo adolescente Chris (Judah Lewis), entabla una conexión inesperada con Davis, marcando el comienzo de un proceso de catarsis y reconstrucción para el protagonista.
Lejos del drama convencional, "Demolición" aborda el duelo desde un enfoque poco habitual: derribar para reconstruir. Davis comienza a destruir muebles, electrodomésticos y hasta sus vínculos personales. A través de esta "demolición emocional", Vallée estructura la película con una mezcla de momentos excéntricos, instantes de humor negro y una constante tensión interior.
La actuación de Jake Gyllenhaal es el eje que sostiene toda la propuesta: logra pasar con naturalidad de la apatía total a la desesperación física, buscando en el dolor corporal una forma de suplir su vacío emocional. Su relación con Chris aporta frescura y autenticidad, mientras que el personaje de Watts, aunque menos desarrollado, actúa como contrapunto necesario.
Pese a que el cierre pierde algo del pulso narrativo logrado en la primera hora, Demolición se consolida como un film reflexivo, original y conmovedor, que invita a pensar en cómo atravesamos la pérdida, y qué estamos dispuestos a destruir para volver a sentir.