Supervielle inauguró una sucursal en San Juan exclusiva para la industria minera

Supervielle inauguró una sucursal con foco específico en minería, con políticas crediticias adaptadas, personal capacitado y herramientas diseñadas para facilitar el crecimiento de los proveedores.

En un contexto de anuncios mineros en expansión y proyectos de cobre que comienzan a tomar forma en San Juan, el Banco Supervielle decidió dar un paso concreto para acompañar este desarrollo: inauguró una nueva sucursal especializada en la industria minera.

No se trata solo de una oficina más, sino de una apuesta por un ecosistema de servicios financieros adaptados a las necesidades particulares de un sector que, en muchos casos, exige pensar diferente. En una charla con Los Andes, Ignacio Morello, director de Banca Corporativa en Banco Supervielle, habló de los nuevos desafíos en la industria minera.

—¿Por qué decidieron abrir esta sucursal en San Juan y con el foco puesto en la minería?

—Nosotros ya hace unos años que estamos dedicándole tiempo a analizar el potencial de la minería en San Juan. Empezamos entendiendo el sector, escuchando qué necesitan las empresas, pero sobre todo qué necesitan los proveedores de las grandes mineras. Después de un proceso de aprendizaje, donde contratamos personal especializado y nos vinculamos con gente local muy involucrada en esta industria, llegamos a una conclusión bastante clara: si queríamos acompañar de verdad a esta cadena de valor, necesitábamos una sucursal específica, con foco puesto en minería.

No es solo abrir una oficina. Se trata de elegir una ubicación estratégica, de contar con personal capacitado, incluso en áreas internas como el Departamento de Créditos, donde necesitamos gente que entienda la dinámica de la minería. También desarrollamos políticas crediticias especiales. Todo este ecosistema que fuimos armando requería, inevitablemente, una base física orientada al sector.

—¿Y cuáles son las herramientas que ofrecen especialmente para esta industria? ¿Qué diferencial plantea Supervielle?

—Uno de los grandes desafíos cuando se trata con proveedores mineros es que la facturación pasada no refleja la dimensión del negocio que tienen entre manos. Lo explico así: los tres últimos balances, que es lo que cualquier banco suele pedirle a una empresa que busca financiamiento, no dicen mucho en el caso de una compañía que está por pegar un salto enorme gracias a un contrato con una minera.

Nos encontramos con proveedores que tienen dos equipos y de pronto reciben una orden de compra que exige diez. ¿Cómo hacés para financiar eso si solo mirás el pasado? Tenés que poner en foco el futuro, lo que viene. Entonces, una de las características principales de nuestro enfoque es esa: mirar hacia adelante, evaluar la demanda real que tienen esos proveedores por parte de las grandes mineras, más allá de lo que muestran sus balances históricos.

—¿Y cómo se instrumenta eso desde lo operativo?

—Hay distintos mecanismos. El más directo es el descuento de facturas, y en eso tenemos algo bastante innovador: no siempre exigimos la notificación formal. Tenemos acuerdos con mineras que nos permiten confirmar la validez de una factura con un simple mail, y con eso ya la descontamos.

Pero también trabajamos con otro enfoque, que no es exactamente descontar, sino prestar en base a órdenes de compra. Es decir, el proveedor tiene una orden y nosotros, en base al contacto con la minera, a su historial de cumplimiento y a la proyección de la demanda futura, otorgamos el financiamiento. Esto implica una relación fluida con las mineras, conocer a fondo la industria y entender que hay que tomar decisiones mirando el contexto, no sólo los papeles.

—¿Cómo están trabajando con los proveedores locales?

—Esto recién empieza y creemos que van a aparecer muchos cuellos de botella. La cadena de valor de la minería en San Juan todavía está en proceso de construcción. El sistema financiero puede ser una herramienta clave para acelerar ese crecimiento. Pero también es cierto que hacen falta más actores en esa cadena y más formación.

Por suerte, muchas mineras tienen gerencias específicas para desarrollo de proveedores. También el gobierno está atento a esta necesidad. Nosotros, por nuestra parte, ya organizamos charlas de educación financiera con proveedores de una minera. ¿Por qué? Porque muchas veces te encontrás con empresas pequeñas que fueron convocadas por las mineras para ciertos trabajos, pero que no tienen formación financiera sólida. Entonces, parte de nuestro rol también es ese: contribuir a la capacitación, al fortalecimiento de esos actores.

—Mencionaste que el leasing es una herramienta muy útil para este tipo de empresas. ¿Podés contar un poco más?

—Sí. El leasing es ideal para casos donde el proveedor necesita incorporar equipamiento que todavía no tiene, pero que le va a permitir responder a un pedido concreto. Como el foco está puesto en el bien financiado y en el flujo futuro que va a generar esa inversión, permite sortear algunas limitaciones que surgen cuando se analiza solamente el historial contable de la empresa.

—¿La sucursal que inauguraron ya está operativa?

—Sí, ya estamos operando desde hace un tiempo. Como suele pasar, las inauguraciones formales vienen después. Empezamos con un plan piloto, testeando políticas, ajustando procesos y aprendiendo más del sector. Hoy ya estamos trabajando con normalidad. La sucursal es, más que nada, la consolidación de un proceso que ya venía avanzando. Ahora tenemos al equipo especializado en un mismo lugar, lo que facilita muchísimo la gestión y la visibilidad.

Supervielle inauguró una sucursal en San Juan para la industria minera
Supervielle inauguró una sucursal en San Juan para la industria minera.

Supervielle inauguró una sucursal en San Juan para la industria minera.

—¿Qué análisis hacen ustedes sobre el momento que atraviesa la industria minera en San Juan?

—Estuvimos participando de Argentina Cobre estos días, aprovechamos para reunirnos con todas las mineras, con proveedores y referentes del sector. Coincido con tu mirada: hay muchos anuncios, pasos concretos, pero el gran movimiento todavía no llegó. El cobre se está empezando a mover, pero aún no termina de destrabarse.

Hay presentaciones al RIGI, obras iniciales de infraestructura, movimientos de suelo, trabajos eléctricos... pero todavía no vemos ese salto fuerte. Creemos que en octubre puede haber definiciones importantes, sobre todo en términos de continuidad de políticas. También hay procesos internos en las compañías mineras que se están dando. Pero sin duda estamos más cerca. Y cuando eso ocurra, va a haber mucho para hacer.

—¿Supervielle tiene una planificación de largo plazo para este sector?

—Totalmente. Esto lo vivimos hace unos años en Vaca Muerta. Hicimos algo muy parecido. Ahí también vimos cómo empresas chicas, con poca historia y poca capacidad instalada, recibían pedidos enormes de las grandes operadoras. A muchos les pedían multiplicar por diez lo que tenían.

Aprendimos ahí que no hay que asustarse. Que hay que entender que en industrias de alto crecimiento la historia no explica el futuro. Y que el sistema financiero tiene que estar dispuesto a pensar distinto, a ser más flexible, a tener políticas específicas y personal preparado para ese desafío.

—¿Cuál es el objetivo de crecimiento de Supervielle en San Juan?

—Ya hicimos operaciones con 80 proveedores del sector minero en distintos lugares del país, no solo en San Juan. Eso representa unos 10 millones de dólares en financiamiento. Para nosotros, eso fue apenas el inicio, el proceso de aprendizaje.

Lo que viene es mucho más grande. Va a depender del ritmo con que se desarrollen los proyectos. Algunos te hablan del 2027 como el año donde realmente vamos a ver el impacto económico del cobre. No tengo dudas de que, cuando eso ocurra, estaremos hablando de volúmenes varias veces superiores. El desafío es estar preparados desde ahora.

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