En la fecha, 22 de febrero, se conmemora el "Día de la Antártida Argentina" y se cumplen 121 años de permanencia ininterrumpida del país en el Continente Blanco.
La Argentina tiene una posición muy importante en la Antártida, desde el punto de vista logístico y por la investigación científica que se desarrolla en el Continente Blanco. No menos importante es el factor de soberanía sobre el sector que nos corresponde, en armonía con el gran reclamo de la posesión de nuestras usurpadas Islas Malvinas.
En la fecha, 22 de febrero, se conmemora el "Día de la Antártida Argentina" y se cumplen 121 años de permanencia ininterrumpida del país en el Continente Blanco.
Un día como hoy de 1904, flameó por primera vez la bandera argentina en el sector antártico, precisamente en la isla Laurie del grupo de Islas Orcadas, donde actualmente funciona la Base Orcadas.
Por Ley de la Nación 20.827/74 publicada en Boletín Oficial 23.043, se instituyó como Día de la Antártida Argentina el 22 de febrero de cada año, determinando esa norma, que esa jornada se izará al tope la enseña nacional en los edificios públicos de la Nación y de las provincias, además de propiciarse la realización de actos alusivos en apoyo de los irrenunciables derechos de soberanía sobre esa región polar en los establecimientos educacionales.
La Fundación Marambio, una de las tantas instituciones que convoca a esta evocación, menciona como una obligación que en este día flamee la bandera en sedes gubernamentales y por qué no, en los hogares de los habitantes del suelo argentino, con el mismo entusiasmo que se despliegan en ocasión de los grandes triunfos deportivos del tipo de un mundial de futbol.
Sabemos que para esa fecha en la mayoría de las provincias la actividad escolar está en receso, por eso la solicitud a los docentes es que, en los primeros días del ciclo lectivo, a principio del mes de marzo, la conmemoración se recuerde en los establecimientos educacionales y se le dé toda la difusión posible.
Es muy trascendente la actividad científica nacional en estos territorios helados, no solo por lo que esa labor conlleva para la defensa de los recursos naturales y la protección de la Tierra, sino también porque involucra al país en una posición de soberanía sobre el sector antártico que nos pertenece y por la cercanía con las Islas Malvinas, usurpadas ilegalmente por el Reino Unido, pero que nos corresponden por todo derecho.
En lo que concierne a la labor científica en el sector antártico, la misma se realiza en las bases argentinas -hay seis permanentes, llamadas Carlini, Orcadas, Esperanza, Marambio, San Martín y Belgrano II- y en siete posiciones temporarias, designadas como Brown, Primavera, Decepción, Melchior, Benjamín Matienzo, Cámara y Petrel.
En esa actividad participan profesionales del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y de otros organismos científicos que cumplen diversos programas de investigación.
Actualmente se lleva a cabo la campaña antártica 2024-2025, que tiene un presupuesto de 35.000 millones de pesos, monto necesario para mantener los planes de expansión y los alcances de los estudios proyectados, de importancia para el país y para la comunidad internacional.
Uno de los aspectos destacados del accionar argentino en el territorio antártico, es potenciar la infraestructura de la base Petrel, ubicada en la isla Dundee, que se sumara a la tradicional base Marambio, que ha sido hasta ahora el único e histórico punto de conexión con la Argentina continental.
Es de esperar que los recursos para las misiones antárticas no sufran alteraciones ni recortes importantes, ya que de otra forma se correría el riesgo de tener que cerrar algunas bases y limitar estudios sobre la contaminación atmosférica y otros aspectos que se ciernen sobre el ambiente de la Tierra y la salud de los habitantes del planeta.
Afortunadamente, pese a la diversidad de catastróficos frentes de guerra que hay en el mundo, la superficie de la Antártida se mantiene como un lugar que, por su peculiar biodiversidad, es exclusivo para la exploración científica. El Tratado Antártico, firmado por una docena de países -entre ellos Argentina- estableció: “La Antártida será una reserva natural, consagrada a la paz y a la ciencia”.