La iniciativa necesita el aval del Senado chileno. El beneficio estaría dirigido a bienes físicos de uso personal.
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Chile analiza restituir el IVA del 19% a turistas extranjeros no residentes, una medida que busca reactivar el turismo de compras y competir con otros destinos regionales. La iniciativa fue presentada formalmente en mayo de 2024, aunque su discusión legislativa comenzó antes.
El Senado chileno le dio aval general en diciembre de 2023, pero desde entonces el proyecto fue devuelto a comisión y permanece estancado. Esta situación ha generado gran incertidumbre entre comerciantes y referentes del sector turístico, especialmente en zonas fronterizas, donde la presencia de visitantes argentinos tiene un impacto económico directo.
El plan contempla que turistas extranjeros puedan gestionar la devolución del IVA hasta dos veces al año, siempre que el monto gastado supere los 21 dólares. El tope máximo a reintegrar por persona sería de unos 610 dólares, descontados los costos administrativos del trámite. El beneficio se aplicaría exclusivamente a bienes físicos adquiridos para uso personal, sin incluir servicios ni consumos cotidianos, lo que limita su alcance pero apunta con precisión al perfil de quienes cruzan la cordillera con fines de compra.
El consumidor argentino es el principal objetivo implícito de esta política. Las compras de tecnología, indumentaria, alimentos y productos de cuidado personal forman parte de una práctica sostenida de consumo, potenciada por la diferencia cambiaria y las restricciones internas vigentes en Argentina. Si se implementara, la devolución del IVA podría intensificar ese flujo, lo que consolidaría aún más a Chile como polo de atracción comercial y turístico para los argentinos.
En paralelo, el Ejecutivo chileno insiste en la urgencia de aprobar esta medida para sostener una estrategia más amplia: fortalecer el turismo no solo desde el ahorro, sino también desde la experiencia integral. En regiones como Osorno, Temuco o Puerto Montt, donde la infraestructura turística es robusta, la propuesta se articula con la promoción de servicios, gastronomía y paisajes, lo que reforzaría la idea de un turismo de valor agregado más allá del consumo puntual.
La iniciativa permanece congelada en el Congreso chileno, pese a contar con apoyo en sectores empresariales y políticos. Su eventual reactivación representaría una oportunidad directa para recomponer el dinamismo del comercio bilateral en zonas de frontera y redefinir los flujos turísticos.