¿Cómo se puede aliviar un dolor tan grande de los 44 tripulantes en una muerte que cada uno imaginamos a nuestra manera? ¿Cuán difícil es describir el dolor? No hay palabras. Quizás pueden hablar solamente las miradas. Los que lo viven en carne propia comprenden que es una herida que tendrá que curarse con el silencio, con el asombro de preguntarse por qué, con la impotencia y con el llanto.
Momento de la vida a partir del cual la vida será un antes y un después. Todos estamos conmovidos frente a esta terrible desgracia preguntándonos una vez más si este número de víctimas vuelve a reflejarse por más irresponsabilidad, por falta de respeto, por la corrupción, por la codicia que hace, del hombre, lobo del hombre.
Estamos en el siglo XXI, estamos palpando la pobreza, la gran ignorancia de un país que pudo haber dado tanto siendo el sueño de tantos inmigrantes. ¡América, América! ¡Esta tierra de Dios!, que tuvo una educación gratis que abarcaba del más humilde al más rico: era la grandeza de Argentina.
Hoy día estamos nuevamente frente a la violencia, a la prepotencia, y así tierras que son de todos los compatriotas son tomadas en nombre de lo que yo llamaría "El paso del terrorismo". La dictadura siempre se fomentó sobre el terror, sobre el miedo. Hoy no se dará de la misma forma, pero es similar.
Además, después de 34 años de haberse destronado la dictadura en Argentina, no hemos tenido el valor de hacer respetar a nuestros militares, muchos de los cuales están en la frontera, otros en el mar, y los hacen sentir como que no son apreciados, incrementando así el rencor de tantos que con sacrificio encontraron la manera de que el país pudiera crecer.
No entiendo eso de siempre crear enemigos para reinar. Sin embargo yo quisiera de ambas partes que se tuviera respeto para nuestros muertos.
María Teresa Barbera,
CE 29891