Después de tres décadas de estar afuera acabo de regresar al país para sondear la situación con miras a quedarme permanentemente. Al ver el lunes 18/12 semejante exhibición de barbarie, me invadió una profunda tristeza.
Después de tres décadas de estar afuera acabo de regresar al país para sondear la situación con miras a quedarme permanentemente. Al ver el lunes 18/12 semejante exhibición de barbarie, me invadió una profunda tristeza.
¿Cómo es posible que un país con una democracia consolidada tolere semejantes ataques cometidos contra las fuerzas del orden, a la luz del día? Sorpresa y dolor me invadió al ver grupos de fascinerosos rompiendo la Plaza de los Dos Congresos. He vivido en otras democracias maduras en las cuales cualquier grupo de afiebrados que se le ocurra cortar una calle como protesta, o insultar a la policía, las fuerzas del orden actúan de inmediato y sin piedad, deteniéndolos.
Aquí hay piquetes constantemente, violaciones del derecho sacro a la circulación, abusos del derecho al paro, y violentos cuyo objetivo es dañar, romper y lastimar.
Las manifestaciones populares son importantes en las democracias, pero éstas deben ser pacíficas, respetando la ley y al prójimo. Argentina aún no está lista. Es hora ya de entender que la lluvia de piedras debe ser remplazada en las urnas solamente por una lluvia de votos.
Esteban Cichello Hübner
Docente argentino radicado en Londres