El gobernador Alfredo Cornejo vivió con mucho entusiasmo el Carrusel Vendimial. Lejos de las críticas y con un peronismo conciliador, el mandatario fue la estrella del palco oficial.
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El gobernador Alfredo Cornejo vivió con mucho entusiasmo el Carrusel Vendimial. Lejos de las críticas y con un peronismo conciliador, el mandatario fue la estrella del palco oficial.
Al comienzo la estrategia fue hacer tiempo en el hotel Hyatt para evitar la llamada "contramarcha", en la que ambientalistas y docentes se manifestaron en contra del gobierno provincial.
Fue por eso que recién a las 12 apareció Cornejo al palco oficial, acompañado por el ministro de Agricultura Luis Etchevere; más la mayoría de los funcionarios locales -uno de los únicos que estuvo desde temprano fue el secretario de Ambiente, Humberto Mingorance-.
Lo primero que pidió Cornejo fue una bota de vino, al ver que pasaban gauchos y ninguno se acercaba al palco.
Luego fue un festival de obsequios. Helados, vinos, cuchillos, conservas, frutas y hasta productos para celíacos, según cada carro departamental que fue pasando.
Uno de los momentos más importantes fue el tradicional lanzamiento de melones, por parte de la Reina y la corte de Lavalle. El Gobernador, animado y exultante, no se conformó con recibir un melón, y pidió que le lanzaran varios más. Sus dotes para recibirlos despertaron los chistes de sis allegados en el palco, quienes le preguntaron si quería ser arquero de fútbol.
Además de evitar las críticas de parte del sindicalismo docentes y los grupos ambientalistas, recibió el elogio del intendente del departamento de San Martín, quien aseguró que Cornejo está trabajando para salir de la crisis económica que transita la provincia y el país, y se mostró condescendiente con su gestión al frente del Poder Ejecutivo.