En el instituto para chicos sordos Antonio Próvolo (Carrodilla) se encontraron cuatro salas subterráneas, algo que habían especificado en sus declaraciones algunos denunciantes.
En el instituto para chicos sordos Antonio Próvolo (Carrodilla) se encontraron cuatro salas subterráneas, algo que habían especificado en sus declaraciones algunos denunciantes.
Así lo confirmó esta mañana la Justicia en una reunión con las víctimas, donde además se les informó y puso al día con las novedades de la causa (que planea elevar a juicio antes de fines de mayo).
Las 4 salas fueron halladas en los últimos rastrillajes que Gendarmería hizo en el lugar con georradares, y se encuentran a la altura de los imponentes jardines del establecimiento. En el instituto se investiga la supuesta comisión de abusos sexuales y episodios de corrupción de menores mientras estudiaron y durmieron en el lugar.
Tres de los compartimientos en cuestión eran cisternas y estaban al tope con agua, mientras que la cuarta era la sala de comando y control de las primeras.
El acceso a la cuarta sala, en tanto, está dado por una puerta de chapa de 2 metros por 2 metros que se abre hacia arriba, y en su interior se encontraron 3 bombas de agua (una por cada una de las cisternas).
Según indicaron fuentes judiciales -y a raíz de los informes de un arquitecto de Gendarmería, ya que sólo pudieron ingresar a la última -, todas las piezas tienen dimensiones similares: 4 metros por 4 metros.
“No todos los chicos que declararon saben con exactitud lo que es un sótano o conocen la palabra. Sin embargo, coincidieron en que eran salas subterráneas, con una tapa y escaleras”, indicó otra fuente judicial.
Durante sus declaraciones a lo largo de la causa, los denunciantes no sólo hablaron de compartimientos subterráneos; sino que también se refirieron a cajas enterradas, frascos con fetos en su interior y hasta un cuerpo enterrado. Sin embargo, nada de esto fue hallado en los rastrillajes.
La Justicia dispuso en las últimas horas la devolución del imponente establecimiento a sus dueños, la Asociación Obra San José (quienes tenían un convenio con el instituto educativo para que allí funcione).