Con frío y en la oscuridad

La sensación de intemperie, como situación de abandono, va tomando cuerpo con la concreción de los aumentos de gas y electricidad, habilitados en una progresión que es mucho más que geométrica; es de una afrenta a la dignidad de los cuerpos vulnerables el desquicio al que serán sometidos por el mismo acto de locura de gobernantes que, careciendo de dos dedos de frente para gestionar la vida de la ciudadanía, han dispuesto hacer caso omiso a una regla básica: no se puede gobernar a los muertos.

Porque, en qué racionalidad se sitúan quienes piensan que un desempleado -y son millares- o empleado de comercio, docente, obrero, pequeño comerciante, etc., etc., podrá subsistir con su sueldo, de aumentos efímeros, con la inflación rauda, impiadosa y establecida por el mismo CEOísmo que gobierna lo que alguna vez llamamos Patria.

Porque también es hora de dejar de regodearse con la excusa de la "herencia recibida", que bien guardan y muy cuidadosamente, pues desde el nacimiento de esta Patria, sus herederos han sido y son éstos que nos desgobiernan en aras de llenar sus arcas y enviarlas con los galeotes en los que pretenden convertirnos, a esos "paraísos" donde la acumulación profundiza el agujero profundo de la mezquindad teñida por el odio promovido en el "medio pelo", que es, obvio, de pelaje mestizo, sin nobleza alguna, con ADN negroide, mal que pueda pesarnos a padres e hijos-nietos de quienes vinieron para "hacerse la América".

No se puede gobernar a los muertos. Así estaremos jubilados, niños mal nutridos, discapacitados sin ayuda, desocupados, con nuestras mentes brillantes en fuga, y todo lo logrado destrozado por los fatídicos ciclos de pequeños, inflados y obtusos tiranoides que suelen asolarnos.

Beatriz Di Masi
DNI 5.134.507

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