La muerte de Leopoldo Luque: el día que reveló que fue secuestrado y robado por los militares

El ex delantero de River y la Selección Argentina, campeón del mundo en el 78, habló hace algunos meses sobre un horroroso episodio que vivió después de coronarse con la Selección.

El recuerdo de Leopoldo Luque cuando fue amenazado por militares.
El recuerdo de Leopoldo Luque cuando fue amenazado por militares.

Esta tarde, Leopoldo Luque falleció en la Clínica de Cuyo tras permanecer durante varios días internado a causa de contraer Covid-19.

Su vida futbolística estuvo marcada por el título mundial en 1978, sin embargo, un año después vivió una terrible experiencia: fue secuestrado y robado por por miembros de la Policía Federal.

Una vivencia aterradora que calló durante 42 años, hasta que la reveló en una entrevista concedida al diario Clarín.

El episodio ocurrió en las zonas aledañas del estadio de River. Luque había salido del Monumental tras presenciar un partido del Millonario. Lo interceptaron en un descampado. Le robaron dinero en efectivo y un anillo.

“Me da bronca cuando dicen que salimos campeones gracias a la dictadura. Dicen que andábamos con los milicos y a mí me secuestraron, me robaron y no me mataron de milagro. Ya te digo: cuando empecé a caminar y a encarar para el descampado, en mi cabeza solo esperaba el sonido del disparo, el ‘¡Puum!’ que me matara”, contó.

Pese a su intento por colaborar, Luque fue maltratado por los efectivos: “Veo que se baja un tipo corriendo. En una mano levantaba una chapa de Policía y en la otra tenía una pistola. Se me acerca y me pide los documentos. Yo le dije que sí, que se los daba. No entendía nada. Los tenía en la guantera, dentro de un sobre. Y el tipo me amenaza: ‘Quedate quieto porque te arranco la cabeza de un tiro’”.

“El que me apuntaba, me decía: ‘no levantes la cabeza porque te la vuelo’. Hasta que en un momento indican: ‘Ahora bajate’. Y me bajé. Recién ahí me di cuenta de que estaba el otro auto que los acompañaba”, detalló.

“Me fui por el descampado. En ese momento apreté los dientes. Sentía que iba a venir el disparo, que iba a ser boleta. Caminé, caminé, había yuyos… Hasta que siento que se va un auto; me doy vuelta y era el mío. Y me quede ahí. Respiré”, cerró.

Un automovilista lo levantó y se ofreció a llevarlo hasta una comisaria cercana a su domicilio, en Martínez. Allí, el agente que le tomó la denuncia le indicó que podía tratarse de miembros del Ejército o efectivos policiales.

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