Talento mendocino conecta el cerebro con las máquinas

En el Instituto de Bioingeniería de la UTN se crean diversos dispositivos, desde uno para detectar el autismo a otro para desplazarse de pie en una silla de ruedas. Quiénes son estos ingenieros que buscan mejorar nuestra salud.

Es probable que cuando se menciona Departamento de Electrónica, la mayoría se imagine un sitio en el que los ingenieros están abocados a circuitos y placas, cuya utilidad es difícil de adivinar. Pero en una oficina del cuarto piso de la UTN no se ve nada de esto: lo que hay son dos prototipos de bipedestador, una silla de ruedas que permite a la persona ponerse de pie.

También se está trabajando en un electroencefalógrafo que detecta las ondas mu, las que podrían ayudar a diagnosticar el autismo de modo precoz.

Antonio Álvarez, director del Instituto Regional de Bioingeniería (IRB) -que depende del Departamento de Electrónica-, comenta que en los últimos años ha habido grandes avances en el campo de la neuroingeniería, al que han abocado sus recientes proyectos de investigación aplicada. Esto es, el desarrollo de interfaces cerebro-máquina (BCI, por sus siglas en inglés).

Actualmente, están iniciando uno con el asesoramiento de especialistas de la Universidad de California (EEUU), que permite detectar las ondas mu. Álvarez explica que éstas tienen que ver con las neuronas espejo, vinculadas a la empatía, que funcionan de modo diferente en las personas que tienen algún trastorno del espectro autista (TEA).

Si se diseña un aparato que sólo mida estas ondas, subraya el especialista, sería más accesible que un electroenfalógrafo común y permitiría llegar a un diagnóstico temprano. Pero además, se pueden ir registrando las mu a lo largo del tratamiento, para evaluar si está resultando efectivo.

Por otra parte, también quieren desarrollar una plataforma que genere escenarios virtuales para complementar el tratamiento de los niños (o adultos) con este trastorno. Habitualmente, detalló, se utilizan los rostros de los padres y fotos de la casa y otros sitios donde el pequeño acude regularmente, para que se familiarice con ellos y no lo abrumen los estímulos.

La ventaja con respecto a grandes centros de investigación, como la Universidad de California, es que aquí en Mendoza los desarrollos pueden ser más económicos. Como contraparte, no cuentan con un financiamiento de millones de dólares al año y pueden dedicarse a la investigación aplicada en el tiempo restante de las horas de clase y otras tareas académicas.

Rehabilitación

En un momento, Antonio Álvarez comenta que el funcionamiento de las conexiones de las neuronas no es tan distinto al de las computadoras, pero no puede ocultar su fascinación por el modo en que opera el cerebro humano. Así, señala que si una persona se lesiona un brazo y sólo hace rehabilitación de esa extremidad, los resultados no serán tan efectivos como si el cerebro participa en el proceso.

Por eso, con psicólogos de La Plata crearon una plataforma para el tratamiento de personas que tienen afasia (un trastorno del lenguaje que puede generar problemas en la comprensión, la expresión, la lectura o la escritura).

Se trata de ejercicios diseñados por fonoaudiólogos que estimulan el hipocampo, para que regenere las neuronas y contrarreste la lesión cerebral. Si bien todavía está en etapa experimental, ya la están utilizando en un hospital en Buenos Aires y permite abocarse varias horas por día a la rehabilitación.

Una silla de ruedas vertical

Federico Graciá, encargado del IRB, explica que las personas que tienen que estar todo el día sentadas en una silla de ruedas suelen tener problemas circulatorios y gastrointestinales, por lo que en otras partes del mundo es obligatorio que estén de pie algunas horas.

Para eso existen los bipedestadores, que son sillas eléctricas que se extienden hasta adoptar la posición vertical. Desde hace unos años, ellos trabajan en prototipos para fabricarlos en el país, ya que hasta ahora son importados y muy costosos.

Por el momento tienen dos modelos, uno grande y otro más chico que demora un poco más en extenderse. Nelson Dugarte, quien llegó a la UTN desde la Universidad de Los Andes (Venezuela), está concentrado en llegar a otro diseño, en el que la persona no quede parada fuera del eje de la silla (con sujeciones) sino dentro de la estructura, para que sea más estable y el usuario pueda moverse con tranquilidad cuando está vertical.

El director del IRB, Antonio Álvarez, resalta que no sólo se trata de una cuestión de salud física sino también mental, ya que este dispositivo le permite a la persona con discapacidad estar a la misma altura que el resto y alcanzar objetos que de otro modo no podría.

Una serie de desarrollos innovadores

En el Instituto Regional de Bioingeniería (IRB) también  se otorga la certificación de buen funcionamiento -a partir de las ISO 9001- de equipos biomédicos, como respiradores artificiales o electrobisturíes.

Y se desarrollan proyectos vinculados a los servicios hospitalarios, desde el diseño y remodelación de servicios críticos y generales, hasta el planteo integral de hospitales de mediana y alta complejidad.

Sin embargo, este es sólo uno de los institutos y centros que funcionan en la UTN y en los que trabajan docentes, estudiantes avanzados y becarios.

El decano José Balacco indicó que en la universidad se aborda la problemática sísmica, las energías renovables, el cuidado del ambiente, el uso eficiente de energía, las telecomunicaciones, los cableados inalámbricos y la robótica, entre otros.

Y añadió que han surgido desarrollos innovadores, como uno que regula el riego para la vid de acuerdo a mediciones de la savia, otro que permite detectar y medir heladas con sensores inalámbricos y uno más, en proceso, de bicicleteros que no requieren de la presencia de una persona para retirar el rodado.

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