Tras superar el cáncer, un joven ruso decidió tatuarse todo el cuerpo por diversas secuelas que le dejó en su piel la enfermedad. Ahora parece una persona a la que le tomaron una foto en negativo.
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Tras superar el cáncer, un joven ruso decidió tatuarse todo el cuerpo por diversas secuelas que le dejó en su piel la enfermedad. Ahora parece una persona a la que le tomaron una foto en negativo.
Adam Curlykale fue diagnosticado de cáncer de intestino grueso cuando apenas tenía 22 años. La motivación del vivir "aquí y ahora" se volvió una mentalidad a mantener en el día a día para no dejarse derrotar por la enfermedad. Si bien Adam logró superar el cáncer, su sistema inmune quedó muy debilitado y padeció varias afecciones en la piel, como el albinismo.
El hombre ruso, ya curado, había perdido la pigmentación de la piel y no soportaba mirarse al espejo. Sufrió depresión, trastornos de alimentación e, incluso, intentó quitarse la vida. Adam decidió cubrirse el 90% de su cuerpo con tinta para sentirse "mejor".
Pocas son las partes de su cuerpo que se mantienen intactas, ya que el joven tiene tatuados hasta los globos oculares. Entre el 10% de su cuerpo sin dibujar se encuentran las palmas de las manos y las plantas de los pies, donde el ruso pretende "completar el proyecto" tatuándose mandalas, unas figuras circulares asociadas al hinduismo o al budismo.
"Mi color favorito siempre ha sido el gris, en diferentes tonos, y es por eso que mi color de piel actual es el grafito", manifestó Adam a The Sun. Debido a su aspecto, ahora el hombre parece una radiografía, como si alguien tomara una fotografía con el filtro "negativo".
"Los tatuajes me permitieron descubrirme a mí mismo otra vez, me volví hermoso", aseguró Adam, ante las inevitables críticas y miradas extrañas que despierta en los demás.
Hoy, el joven ejerce como psicólogo, cosmetólogo, artista, barbero y cantante, pero denuncia que “muy a menudo” su entorno le niega el derecho a la vida y no le ofrece un empleo por su apariencia física.
"No soy tan diferente de los demás. Como, duermo, lloro y me río como todos los demás. Moriré satisfecho, como alguien que no tuvo miedo de arriesgarse, alguien que vivió a pesar de la opinión de los demás, pero en armonía consigo mismo", afirmó Curlykale.