Cada tanto Mendoza tiene la lamentable novedad de que algún peatón ha sido atropellado en algún Acceso, incluso, como es esperable por las velocidades de los vehículos en esas vías, muchos mueren.
Entre ellas, hay una inhabilitada tras un choque. En la zona cada vez más poblada y transitada de los Accesos Este y Sur, hace años que no se hacen obras para peatones.
Pasarela peatonal inhabilitada en el Acceso Este: siguen los problemas para los peatones para cruzar. | Foto: Ramiro Gómez / Los Sndes
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Ramiro Gómez / Los Andes Cada tanto Mendoza tiene la lamentable novedad de que algún peatón ha sido atropellado en algún Acceso, incluso, como es esperable por las velocidades de los vehículos en esas vías, muchos mueren.
En la zona del Gran Mendoza e inmediaciones, se trata de una problemática de seguridad vial de larga data pese a lo cual no hay soluciones ni obras.
Tanto el Acceso Sur como el Acceso Este son trampas mortales para peatones que a diario se ven intentando cruzar esas rutas nacionales por las que los vehículos circulan a alta velocidad. Pero muchos no logran llegar al otro extremo de la banquina.
Quizás el más impactante e inolvidable caso fue el de Alan Villouta, quien falleció con 20 años al ser atropellado en el Acceso Sur, al salir de su trabajo, en Guaymallén, por un conductor que además se dio a la fuga. Pero antes y después la lista se amplía.
Puede hablarse de varios factores que inciden en esta problemática. Con el crecimiento de la zona urbana, las zonas pobladas en los márgenes de estas rutas han proliferado, más allá de lo que pudiera proyectarse cuando se planificaron las obras. Con ello, también ha aumentado la circulación de vehículos. Esto hace que sean cada vez más las personas que quieran cruzar de un extremo al otro. Pero en ese contexto, hay una falencia que se arrastra desde siempre y que cada vez adquiere más peso: la escasez de pasarelas peatonales para evitar que los caminantes hagan el riesgoso cruce por el asfalto. Los últimos años no se han creado nuevas pasarelas ni soluciones y la gente se arregla como puede.
La escasez y falta de acciones es evidente con solo ver algunos números que fueron publicados en 2019 por Los Andes, tras un recorrido por las rutas, y que no han sufrido cambios. El Acceso Sur es la ruta 40 y nace en la intersección con el Acceso Este, en el famoso Cóndor. La zona más transitada se extiende hasta el empalme hacia la alta montaña con la ruta 7, cuando se dirige con destino al paso internacional Cristo Redentor. Se trata de 27 kilómetros a lo largo de los cuales hay 14 cruces, pero solo uno es peatonal, el que está a la altura del Barrio La Gloria, el resto son puentes pero claramente a largas distancias entre sí.
Sobre la zona más transitada del Acceso Este, que es la ruta 7 que conecta con el Este del país hay 5 pasarelas peatonales hasta el departamento de San Martín, poco más de 40 kilómetros. En definitiva, en 67 kilómetros de la zona más poblada y transitada de esos accesos hay 6 pasarelas peatonales, lo que da a razón de una cada 11 kilómetros (lo cual no es literal). Para colmo, hay una sobre el acceso Este que está inhabilitada hace casi dos meses por haber sido dañada (ver debajo), por lo que actualmente hay solo 5 en uso.
Parte de todo este combo es la dificultad para realizar estas obras necesarias, la deficiente iluminación en la ruta, la inseguridad y la cuota de imprudencia de los peatones.
Por ejemplo, la pasarela frente al Mall La Barraca tiene como complicación extra que las calles paralelas de ambos costados, Paso de los Patos y Uspallata están a diferente nivel, lo que complejiza el proyecto que ya existe.
Un caso muy emblemático es el de las inmediaciones del barrio La Gloria, entre calles Rawson y Paso, sobre el acceso Sur. Allí hay barrios en ambos costados de la ruta, que a esa altura tiene tres trochas en cada mano, con un descanso en el medio. La cantidad de personas que cruza es muchísima, se ven todo el tiempo. Esto pese a que a esa altura se encuentra la única pasarela del Acceso Sur, pero quizás les queda lejos o deciden cortar camino.
Cuando se planificó esa ruta claramente no había esa densidad poblacional pero además, con el aumento del tránsito hacia Maipú, Luján y otros departamentos, en 2016 se decidió agregar una trocha más a cada mano para pasar de 4 a 6 en total. Eso hizo que ese trayecto de margen a margen sea más largo.
Con el cambio se logró que hubiese menos choques en esa zona pero afectó gravemente el cruce de los peatones que habitualmente se ven tratando de calcular la velocidad de los vehículos para cruzar corriendo.
El 19 de marzo pasado, un hombre de 70 años murió tras ser atropellado en el acceso Sur a la altura de la calle Moldes, en Guaymallén. La víctima, identificada como Juan Carlos García, fue embestida a las 9.30 de la mañana por un auto Fiat Cronos. Intentaba cruzar el Acceso en dirección oeste-este y fue atropellado al ingresar a la vía de circulación rápida.
Fue en la misma zona, donde murió Alan Villouta (21) en agosto de 2017. Se trata de un caso muy recordado en Mendoza que se produjo cuando el joven intentaba cruzar el Acceso Sur, a la altura del centro comercial La Barraca, cuando cerca de la 1.50 de la madrugada salía de trabajar en una pizzería del centro comercial. Iba a tomar el colectivo y fue embestido por el auto que conducía César Alejandro Verdenelli, quien se dio a la fuga.
Parte del problema que aducen los peatones es la oscuridad y la inseguridad de pasos alternativos como puentes y fue la causa de su decisión.
Desde aquel entonces, el papá de Alan, Andrés, lleva adelante una comprometida lucha para evitar más muertes de este tipo y reclama, sin éxito, la construcción de una pasarela en esa zona.
El miércoles, un peatón de 33 años fue atropellado por la mañana en el Acceso Este, a la altura del predio de la Virgen, en Guaymallén. El hombre que sufrió politraumatismos y heridas cortantes en su cabeza, codo y pierna izquierda pero salvó su vida. La frenada del conductor del Fiat Palio conllevó un choque múltiple en el que resultaron involucrados 4 vehículos.
El 2 de noviembre del año pasado por la noche, Aldana Oyarce, una chica de 14 años, murió atropellada cuando intentó cruzar caminando en Acceso Este. Fue a 100 metros del puente de la calle Tirasso, en Guaymallén, fue embestida por una Ford Ranger y falleció en el lugar.
Esos son los casos que llegan a la prensa pero hay otros “de éxito”, ya que a diario hay peatones que corren para cruzar y ponen en riesgo su vida.
Para dar respuesta a estas situaciones ha habido algunas iniciativas que no han logrado prosperar. Es que por tratarse de rutas nacionales son jurisdicción de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV) y no puede intervenirse sin su autorización, la que además debe costear las obras.
La municipalidad de Guaymallén ha tenido algunos intentos que no han logrado prosperar por falta de respuesta de la repartición nacional. De hecho, ante la consulta de Los Andes, hasta el cierre de esta nota, tampoco se había logrado obtener una respuesta del organismo.
La gestión municipal presentó un proyecto a través del cual buscaban levantar el nivel del Acceso Este en una parte con alta circulación para crear tres túneles por los cuales hubiera tránsito vehicular y peatonal de manera perpendicular a este. Sin embargo, en la comuna dijeron que no obtuvieron respuesta nacional.
También comentaron que durante la primera gestión del intendente Marcelino Iglesias se ofreció a la dirección nacional que Guaymallén construyera una pasarela frente al Mall La Barraca, sobre el Acceso Sur, costeara los trabajos y que luego la repartición los devolviera. En la gestión anterior del gobierno nacional la DNV licitó la construcción de una pasarela allí pero la empresa pidió un adelanto de la mitad del costo y nunca se avanzó. En la municipalidad aseguran que ahora están a la espera de definiciones de la gestión mileísta.
Otro tanto ha pasado con la pasarela que se encuentra cercana a la calle Tirasso, del mismo departamento, sobre el Acceso Este. El 3 de marzo, una camioneta colisionó contra una de las pilastras de soporte de la pasarela y por el daño que se le produjo, quedó inhabilitada. Pero según explicaron en el municipio, las intenciones de hacer arreglos también se ven impedidas por la misma causa: deben contar con el aval de la DNV y la respuesta no llega.