Hace pocos días evocamos la partida de un periodista joven de Los Andes, Fabián Álvarez, y ahora nos toca rememorar a Ramón Bruno Rizzi, también fallecido por la misma época, primeros días de mayo de 2000, hace un cuarto de siglo.
A 25 años de su partida, evocamos a Ramón Bruno Rizzi, quien en su trayectoria en Diario Los Andes dejó su sello, tanto en lo profesional como en lo humano. Tenía 57 años.
Amante del automovilismo, comenzó en la sección de Deportes y luego se lució en Información General.
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Los Andes Hace pocos días evocamos la partida de un periodista joven de Los Andes, Fabián Álvarez, y ahora nos toca rememorar a Ramón Bruno Rizzi, también fallecido por la misma época, primeros días de mayo de 2000, hace un cuarto de siglo.
El recuerdo de Bruno, quien falleció a los 57 años, es imborrable porque sus crónicas y notas en Los Andes y el desaparecido vespertino, El Andino, podrían incorporarse a un muestrario de estilo de coberturas certeras, con datos comprobables y redacción práctica y convincente.
La de Bruno en el matutino de los Calle fue una temporada de aproximadamente veinticinco años, tras haber dejado un puesto en ascenso en la empresa Aerolíneas Argentinas. Era el periodista clásico con aptitud para cubrir los problemas de un camino con baches o los reclamos de mejoras en un barrio y también el elegido al momento de una cobertura importante a la que había que aplicar las mejores plumas, como la entrevista a un personaje internacional, un empresario con trayectoria o el presidente de una compañía nacional.
Además, tenía un plus porque era poseedor de un excelente inglés que le permitía realizar reportajes en ese idioma a visitantes extranjeros. Ejemplo de este aspecto es la recepción que hizo de periodistas ingleses en la sede del diario, en plena guerra de Malvinas.
Su paso por la profesión transcurrió en una época en la que no era práctica corriente que las notas fuesen firmadas por sus autores, lo que nos priva de un seguimiento práctico y directo de sus buenos trabajos periodísticos.
Asimismo, era experto en vías de comunicación terrestre y sus notas sobre la red vial provincial merecerían ser rescatadas por el nivel de propuestas y descripción de los problemas de la época.
También fue un especialista en el deporte motor, con amplios conocimientos sobre Fórmula 1, que lo llevaron a conocer escenarios internacionales y a entablar amistad con protagonistas de las competencias, como el suizo Clay Regazzoni.
Los antiguos integrantes de la redacción del 5° piso del edificio de Los Andes lo recordamos siempre, como cada día lo hacen su esposa, Marcela Del Giusti (hermana del periodista Alfredo Del Giusti) y su hija, María del Valle Rizzi.