Un descubrimiento reciente a las afueras de Pompeya está haciendo tambalear antiguas suposiciones sobre el papel de la mujer en la sociedad romana. Se trata de una tumba monumental con esculturas de tamaño real de un hombre y una mujer que, lejos de representar a una pareja conyugal, podrían señalar una relación mucho más compleja y reveladora.
El hallazgo se encuentra justo fuera del sector este de la antigua ciudad romana, conocida por haber sido sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. La tumba cuenta con un gran muro donde se habrían colocado urnas con restos incinerados y, coronando la estructura, se alza un relieve escultórico que muestra a un hombre y una mujer de pie, uno junto al otro, aunque sin tocarse.
Lo primero que llama la atención es la estatura de las figuras: ella mide 1,77 metros, mientras que él mide 1,75. Ambos están vestidos con símbolos de fuerte carga identitaria: él con la toga romana, símbolo del ciudadano masculino; ella con una túnica, manto y velo, además de un colgante en forma de media luna conocido como lúnula, asociado a la fertilidad y el nacimiento. Sin embargo, es la rama de laurel que sostiene la mujer lo que ha disparado nuevas hipótesis.
Pamplona3.jpg
El hallazgo se encuentra justo fuera del sector este de la antigua ciudad romana
EFE
“La mujer sostiene en su mano derecha una rama de laurel, un objeto simbólico que las sacerdotisas utilizaban para avivar el humo del incienso y las hierbas durante los rituales religiosos”, explicaron los investigadores del yacimiento.
Esto ha llevado a los arqueólogos a plantear que la figura femenina podría representar a una sacerdotisa de la diosa Ceres, la versión romana de Deméter, deidad asociada a la agricultura y la fertilidad. Si esto se confirma, se trataría de una figura de autoridad religiosa, con un rol público reconocido, que no está allí como acompañante de un hombre, sino por sus propios méritos y estatus.
La relación exacta entre ambos personajes es incierta. ¿Madre e hijo? ¿Miembros de una misma familia con distintos roles sociales? Sin una inscripción que lo aclare, los expertos no se aventuran a concluir. Pero lo cierto es que esta representación rompe con la idea tradicional de que toda tumba doble refleja una unión matrimonial. “Una mujer no necesita ser esposa para estar al lado de un hombre”, sostienen los arqueólogos a cargo del hallazgo.
Pamplona.jpg
Un hallazgo arqueológico en las afueras de Pompeya revela esculturas de tamaño real que podrían representar a una sacerdotisa y su hijo.
EFE
Este descubrimiento se suma a otros hallazgos en el Mediterráneo que obligan a revisar los relatos heredados sobre las mujeres en la antigüedad. En Mythica, un reciente libro que analiza el rol femenino en la Grecia de la Edad de Bronce, se cita un caso similar en Micenas: una tumba doble que, durante años, se creyó albergaba a un matrimonio, resultó contener los restos de dos hermanos, según reveló un análisis de ADN realizado en 2008.
“La mujer había sido enterrada en la necrópolis real no por matrimonio, sino por derecho de nacimiento”, subraya el estudio. “Estaba allí en sus propios términos”.
Desde las ruinas silenciosas de Pompeya hasta las tumbas reales de Micenas, el mundo antiguo comienza a revelar historias que durante siglos permanecieron ocultas bajo capas de prejuicio e interpretación sesgada. La presencia femenina en estos contextos no era pasiva ni secundaria: era pública, ritual, poderosa.
Quizá por eso sigue resonando la advertencia grabada en la tumba de Publio Vesonio Fileros, un liberto de Pompeya: “Forastero, detente un instante, si no te causa molestia, aprende de mis errores”. Tal vez hoy ese llamado se resignifique: detente y escucha lo que el pasado aún tiene por enseñarnos.