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Boldrini & Ficcardi, un estudio de diseño especializado en etiquetas para vinos. Foto: Ramiro Gómez.
-¿Cuál es el proceso de trabajo en el diseño de una etiqueta de vino?
Víctor: -Primero nos convocan de una bodega, porque los trabajos que hacemos son siempre a pedido, y nos explican qué necesitan desarrollar, si un producto nuevo o bien uno ya existente. A partir de ahí viene una serie de lineamientos, ideas y posibles caminos gráficos que luego evaluamos con el cliente para profundizar en alguno de ellos, hasta llegar al producto final.
Gato: -Cada proyecto tiene una definición de estilo diferente. Somos bastante eclécticos y eso nos representa como estudio y como diseñadores.
-¿Qué transformaciones tuvo el diseño desde que arrancaron -en la década del ´90- hasta ahora, en lo que a su trabajo respecta?
Víctor: -Tenemos ahora mayor velocidad para ver plasmadas ideas y disponemos de más herramientas tecnológicas. Cuando comenzamos no había fotografía digital, había que dibujar tipografías o colorear a mano, por ejemplo. Se pensaba el proceso por separado y se veía el resultado final una vez impreso. En ese momento era indispensable conocer el oficio.
Gato: -Desde 1994, que diseñamos nuestra primera etiqueta de vino, los procesos en algún punto han sido los mismos: contacto con el cliente, creatividad, desarrollo de bocetos y finalización en la imprenta y el vino. La diferencia es que antes eso era manual, lento, manual y muy técnico. Cuando salieron las Mac pudimos ver una cantidad de tipografías y una mecanización de los procesos que nos llevaron a dinamizar las posibilidades a través de distintos softwares.
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Gato Ficcardi. Foto: Ramiro Gómez.
-¿Cómo se conocieron?
Víctor: -Estudiando, en la Facultad de Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo.
Gato: -En realidad nos conocimos en un bar de diseño que se llamaba Barcelona, en la calle Belgrano y Martín Zapata de la Ciudad de Mendoza. Nos habíamos visto en la facultad pero ahí quedamos en reunirnos por primera vez para hacer un trabajo práctico.
Víctor: -Fue hace mucho (risas). A partir de segundo año estudiamos juntos y nos hicimos amigos. Nos recibimos en la misma época también.
-¿Cuándo decidieron crear el estudio Boldrini & Ficcardi?
Víctor: -Empezamos como estudio haciendo un trabajo juntos en el año 1991, cuando aún éramos estudiantes. Lo primero que hicimos fue un cartón para el precio en australes de una damajuana de vino. Años más tarde realizamos la primera etiqueta para Santa Isabel, un vino de Nieto Senetiner.
Gato: -Desde entonces no paramos. Tuvo mucho que ver el desarrollo de la industria, sobre todo en el mercado externo. Nunca imaginamos dedicarnos al diseño de etiquetas de vinos y por otra parte no había un desarrollo tan marcado de la vitivinicultura. Se exportaban y existían pocas marcas de vinos. Había contadas bodegas con tradición familiar que trabajaban en el mercado externo y tomaban mucho el estilo gráfico europeo.
Víctor: -En la crisis del 2001 fuimos muy competitivos internacionalmente en relación al precio y eso hizo que el vino argentino se abriera al mundo.
-¿Cuántas etiquetas han desarrollado a lo largo de su trayectoria y con qué países han trabajado en el diseño gráfico para vinos?
Gato: -Yo calculo que tenemos unas 10.000 etiquetas diseñadas que han pasado por un proceso de selección, pero en botellas la verdad es que no sé. Son muchísimas. ¿Países? Argentina, Chile, Bolivia, Brasil, México, Estados Unidos, Italia, España, Francia, Alemania, Ucrania y Japón.
-¿Cómo se les abrió el campo del diseño para convertirse en un estudio de referencia a nivel internacional en la creación de etiquetas?
Gato: -En nuestros comienzos viajamos mucho a ferias de vinos para conocer quiénes estaban detrás de los proyectos vitivinícolas y las bodegas. Ahora también lo hacemos.
Víctor: -Cuando empezamos con el estudio la mayoría de las etiquetas eran realizadas por diseñadores de Buenos Aires. Entonces hubo un tiempo largo donde las etiquetas que hicimos no estaban en Argentina sino que eran para vinos que se exportaban o bien eran de otros países.
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Pupo Boldrini. Foto: Ramiro Gómez.
-¿Qué desafíos se plantean a la hora de abordar un encargo?
Gato: -Nuestro desafío siempre depende de lo que quiere el cliente en términos comerciales, si desea actualizarse o ampliar su portfolio de productos. También de la competencia, porque creo que es el único rubro en un supermercado, donde tenés 300 opciones con la misma cápsula, el mismo corcho y una bebida similar. Las pretensiones de nuestro cliente se trasladan a nuestro trabajo, que puede ser desde renovar la imagen de una bodega centenaria a crear algo desde cero. En esas distintas situaciones nuestra misión es resolver problemas para que en esa alianza nos vaya bien. En lo personal creo que tiene que ver con acompañar los tiempos y el contexto de la industria.
-¿Hasta qué punto la etiqueta es la que vende un vino a la hora de comprar?
Gato: -Estoy leyendo un informe sobre consumo de vinos y el 80% del packaging es responsable del impulso de venta, mientras que el 60% de las decisiones se toman en la góndola. Además el 55% de los consumidores está dispuesto a pagar más por productos que traten de generar un impacto positivo y el 41% reconoce que por el packaging vuelve a comprar algo. Otro dato llamativo es que el 90% del rediseño de packaging no consigue aumento de ventas.
Víctor: -La etiqueta representa una promesa pero termina siendo una conjunción de otras variables. Incide también la relación precio-calidad y la simpatía por determinada estética o prácticas de la empresa: es como el póster de una película. Hay modas en relación a las etiquetas y a los vinos, sobre todo los que son jóvenes o modernos, por eso los vinos de alta gama suelen manejar un registro más neutral.
-¿Les gustaría tener su propio vino?
Gato: -Ya lo tenemos pero no está a la venta para no competir con nuestros clientes.
Víctor: -De la casa, se llama.
-¿Qué tiene esa etiqueta?
Gato: -Un mono-ballo: mitad mono, mitad caballo porque los dos somos mono en el horóscopo chino y de sagitario en el zodíaco.
-¿Quiénes han sido sus grandes referentes en el mundo del diseño?
Víctor: -Tenemos varios. De la Universidad, Luis Sarale y por fuera, Daniel Bertalot, Santiago Zemma y Lucila Ruiz Moreno.
Gato: -Depende de la época también. Julio Escolar también ha sido muy importante para nosotros, así como el diseño español, inglés y francés.
-¿En qué proyectos trabajan actualmente?
Gato: -Estamos trabajando en una bodega nueva en Salta, en dos proyectos en Bolivia, en una gran bodega de Chile, en un proyecto mini de una marca muy loca, en un vino sin alcohol y para una importadora de Estados Unidos.
Víctor: -Además vamos a empezar con la renovación de un portfolio de una bodega tradicional de Mendoza y tenemos varias etiquetas en etapa de desarrollo. También estamos con el diseño de una etiqueta de jerez.
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Boldrini & Ficcardi a metros del MMAMM, donde realizaron recientemente una exposición de etiquetas de vinos. Foto: Ramiro Gómez.
Ping Pong con Boldrini & Ficcardi
-¿Un sueño pendiente en conjunto? Editar nuestro libro como estudio.
-¿Lo que menos disfrutan de su trabajo? Las reuniones de comité, es decir, todos los procesos intermedios entre quien toma la decisión para llegar al resultado final.
-¿Qué consejo le darían a las nuevas generaciones de diseñadores? Que se comprometan con el mundo objetual y análogo, que piensen, dibujen y estudien.
-¿Coleccionan algo? Gato: -Discos de vinilo, libros e imágenes de cosas feas. Víctor: -Servilletas con los logos de los bares que guardo en libros.
-¿Son marqueros? Y en ese caso, ¿qué marcas los representan por su diseño o su concepto? Gato: -Sí. Me gusta la marca Technics, Adidas y Audi. Víctor: -Me gustan algunas empresas que producen en Argentina, como Colbo o Piedravlanca.
-¿Serie actual o película reciente que les haya gustado? Víctor: -"Parthenope", la última película de Paolo Sorrentino. Gato: -"El triángulo de la tristeza".
-¿Una zona vitivinícola? Víctor: -San Rafael y Agrelo. Gato: -La Consulta, el origen de mi familia.
Make a Mark
Make a Mark es un proyecto de innovación en diseño de empaques para productos de lujo, alimentación, belleza y fragancias. En 2020, en plena pandemia, Boldrini & Ficcardi fue seleccionado como único representante argentino, entre 18 estudios del globo, para crear una etiqueta que luego fue llevada a un libro. "Como en ese momento el consumo de vino aumentó tanto, elegimos una frase de Charly García para generar conciencia, que combinamos con una estética de carteles y relieves: "Cuando el mundo tira para abajo, es mejor no estar atado a nada". El mensaje de este collage que conquistó los ojos del jurado es una experiencia que atesoran, en un momento donde la incertidumbre cambió la historia del mundo.