La comunidad es el motor clave para evitar la propagación del dengue

Los cambios climáticos, la rápida urbanización no planificada, el aumento del movimiento humano y los cambios en el uso de la tierra son factores que multiplican el dengue.

El dengue es una enfermedad de distribución mundial y viral transmitida por la picadura del mosquito Aedes Aegypti. Se presenta en los climas tropicales y subtropicales, sobre todo, en las zonas urbanas y semiurbanas.

Los Aedes Aegypti, mosquitos hembra son la principal fuente de transmisión del dengue (también transmiten la fiebre chikungunya, la fiebre amarilla y la infección por el virus de Zika). Esta especie pica durante el día, con el período de alimentación más activo: 2 horas antes y 2 después del amanecer y el atardecer. Este mosquito tiene hábitos domiciliarios por lo que la transmisión es predominantemente doméstica.

El mosquito pica a una persona infectada e ingiere la sangre con el virus del dengue, el cual se incuba en el mosquito por un período de 8 a 12 días, después de que el mosquito comienza a transmitir el virus, picando a otras personas. El contagio solo se produce por la picadura de los mosquitos infectados, nunca de una persona a otra, ni a través de objetos o de la leche materna. Aunque es poco común, las mujeres embarazadas pueden transmitir la enfermedad al bebe en su útero.

En Argentina, el Aedes aegypti fue detectado nuevamente a partir del año 1984. Está presente en más del 60 % del territorio. Actualmente, se distribuye desde el norte del país hasta las provincias de Buenos Aires, La Pampa y Mendoza. El Aedes albopictus se encontró en las provincias de Misiones y de Corrientes, pero no está asociado a la transmisión del dengue”, desarrolla la Dra. Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC.

Limpieza de patios, clave para evitar el dengue
Limpieza de patios, clave para evitar el dengue

Clasificación del dengue

Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó a esta enfermedad en: dengue y dengue grave.

El dengue es una enfermedad caracterizada por fiebre de menos de 7 días de duración, sin afección de las vías aéreas superiores, acompañada de dos o más de los siguientes síntomas:

  • Anorexia y náuseas.
  • Erupciones cutáneas.
  • Cefalea y/o dolor retro ocular.
  • Malestar general, dolor articular, dolor muscular.
  • Disminución de glóbulos blancos y plaquetas.
  • Petequias o prueba del torniquete positiva.
  • Diarrea, vómitos.

En aquellos pacientes con sospecha de dengue, es necesario evaluar la presencia o no de signos de alarma (dolor abdominal intenso y continuo, vómitos persistentes, derrames serosos, sangrado de mucosas, hepatomegalia, somnolencia o irritabilidad y alteración rápida del laboratorio).

Por otra parte, el Dengue Grave se presenta en aquellos pacientes con diagnóstico de Dengue y presentan uno o más de los siguientes síntomas:

  • Shock hipovolémico por fuga de plasma.
  • Distrés respiratorio por acumulación de líquidos.
  • Sangrado grave.
  • Daño orgánico importante.

Aquellos pacientes con dengue sin signos de alarma (y sin enfermedades concomitantes) pueden hacer seguimiento ambulatorio de la enfermedad mientras que, en los demás casos, se requiere internación. Asimismo, quienes poseen dengue y comparten síntomas con el COVID-19, es indispensable que los pacientes no se automediquen y concurran de manera inmediata a la consulta médica.

Diagnóstico

El diagnóstico definitivo de infección por dengue se hace en el laboratorio y depende de la detección de anticuerpos específicos en el suero del paciente, de la detección del antígeno viral o el ARN viral en el suero. El hematocrito y el recuento de plaquetas son los exámenes de laboratorio clínico indispensables.

Prevención

Al no existir vacuna, la única forma de controlar la enfermedad es prevenirla. Por ello, la profesional desarrolla las mejores medidas de prevención:

  • Mantener tapados los tanques y recipientes que colectan agua o pueden recolectarla si llueve.
  • Cambiar el agua de los floreros, platos bajo macetas, colectores de desagües.
  • Cambiar el agua de los bebederos de animales cada 3 días lavándolos con esponja.
  • Mantener limpias, cloradas o vacías las piletas de natación fuera de la temporada.
  • Mantener los patios desmalezados y destapados los desagües de lluvia de los techos y eliminar el agua de los huecos de los árboles.
  • Colocar mosquiteros en puertas y ventanas, proteger cunas y coches de bebe con telas mosquiteras.
  • Evitar picaduras de los enfermos para evitar la propagación de la enfermedad, utilizando repelentes o insecticidas.

Si existe sospecha de dengue:

  • Concurrir al centro de salud.
  • Evitar el contacto con el mosquito en su hogar mientras está con fiebre o hasta que se descarte el diagnóstico de Dengue. La persona luego del período febril no transmite el virus al mosquito.
  • No automedicarse, no usar aspirina, debido a que su efecto puede provocar hemorragias.

“Para que ocurran casos autóctonos de dengue en una población, se requiere la presencia del virus, del mosquito y de personas susceptibles. Esto está influenciado por algunos factores ambientales como la temperatura media entre otros, que modifican la capacidad del vector para el desarrollo de la infección viral y su transmisión. Sin mosquitos, la circulación del virus no se produce, por lo cual es vital el saneamiento de los domicilios y espacios comunes de las ciudades”, finaliza la Dra. El Haj.

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