La negra y la blanca son las auténticas. También existen otras famosas, pertenecientes a una familia diferente, pero que siempre creemos hermanas: una es verde y tostada, y la otra picantísima y de color rojizo. No crean que se confundieron de sección o que yo empecé a hablar en trance afectado por las altas temperaturas del verano. ¿A qué me estoy refiriendo? A la interesante historia de la pimienta, que es el fruto de una planta cuyo nombre científico es Piper nigrum. La pimienta blanca es la extraída de la planta ya madura, mientras que la negra es la misma, aunque cosechada antes de madurar y quemada en tostadores que le aportan ese sabor y aspecto que tanto nos gustan. Las que llamamos pimienta verde y pimienta roja no son, en rigor, verdaderas pimientas, aunque piquen de lo lindo: son el fruto de otra planta, el Shinus aroeira, conocido popularmente como Aguaribay. Estos frutos son verdes antes de madurar y rojizos una vez maduros, también se tuestan y suelen utilizarse como adulterantes de la pimienta negra.