Rescatistas mendocinos trabajan sin una ley que los ampare
En la provincia, unas 500 personas trabajan por la seguridad de los bañistas en piscinas y espejos de agua.
Rescatistas mendocinos trabajan sin una ley que los ampare
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Hace una semana, tres guardavidas que entrenaban a un grupo de bomberos en el parque municipal de Rivadavia, terminaron rescatando de las aguas de un canal de riego que cruza por el lugar, a unos niños que eran arrastrados sin remedio, por la correntada. La experiencia cargada de dramatismo, no terminó en tragedia solo gracias al trabajo coordinado de los rescatistas y todo, quedó registrado por la cámara que uno de ellos llevaba en su casco. Esas imágenes se replicaron en medios y redes sociales y la historia se volvió una noticia nacional.
Leandro Agüero (20) es uno de esos rescatistas, el que aquella tarde llevaba la cámara atornillada a su casco, aunque con la idea de registrar el curso que estaban dando a los bomberos del lugar: "Fue una casualidad que estuviésemos allí, pero apenas vi las caras de susto de los chicos supe que estaban en problemas, que solos no podrían salir del agua", contó el muchacho.
Hace menos de 20 años, no había en Mendoza guardavidas habilitados con un título pero la cosa cambió y hoy, Leandro es parte de los más de 500 rescatistas profesionales que cuidan la seguridad de los bañistas en piletas, clubes y espejos de agua de la provincia; aunque también hay de los otros, que se ofrecen para el mismo trabajo sin el dominio de las técnicas y el entrenamiento necesarios.
"En Mendoza falta una ley que ponga orden, éste es un trabajo del que se conoce poco, al punto que hay gente que cree que somos bomberos", dice el joven que al igual que su amigo Matías Cano (22), también guardavidas, cursa en Rivadavia el último año del profesorado de Educación Física. Ambos realizaron el curso anual que dicta el IEF y que habilita a los egresados como rescatista acuático de piletas, ríos y aguas abiertas.
Desde hace algunos años, el trabajo de estos guardavidas se ha multiplicado en piletas y espejos de agua, pero ocurre sin reglas claras y normas sobre horarios, salarios, equipamiento o seguros: "Hay un proyecto de ley en la Legislatura que no sale y entonces, hoy por hoy estamos desamparados y cada uno arregla las condiciones de trabajo con el dueño de la pileta o del club", cuenta Matías.
Un guardavidas gana por hora y debido a los riesgos y la tensión que la tarea demanda, ninguno de ellos debería tener trabajar más de seis horas o tener a cargo más de 80 personas u 80 metros cuadrados de espejo de agua: “Son normas que se aplican en otras provincias, que tienen que ver con la experiencia y con los resultados, pero acá no se cumple”, coinciden.
Así, un guardavidas local puede tener a cargo 300 personas en un club de El Carrizal durante un feriado o trabajar más de diez horas seguidas sin relevo; tampoco hay acuerdo sobre la paga y mientras que algunos guardavidas ganan $150 por hora, otros lo hacen por la mitad de ese dinero, valores muy por debajo de los $250 que gana un rescatista de la costa argentina: "No hay sueldo básico y sí, mucha competencia desleal: en una pileta privada, hoy cualquiera puede hacer de bañero rescatista", explican.
Así y para intentar regular la actividad, el grueso de los guardavidas de la provincia integran la Asociación Mendocina de Guardavidas, Rescatistas Acuáticos y Afines (Amgraa), que desde hace tiempo está detrás de que la Legislatura adhiera a la ley nacional 27.155, que establece normas para el ejercicio profesional de los guardavidas.
Esa ley reconoce los “como personal capacitado para la protección y resguardo de la vida humana”, habla de equipamiento, de horarios, de responsabilidades del empleador y de sanciones para quien no cumpla.
RESCATE REAL que nos tocó vivir y resolver hoy junto a Fede Caccavari y Marcos Renato en un canal de importante flujo de agua, mientras realizabamos un operativo para los bomberos de Rivadavía y por suerte pude grabarlo. Eran niños de no mas de 10 años que nos dimos cuenta que estaban en problemas cuando vimos que no sabían salirse y se los arrastraba hacia unas tuberías subterráneas, como se ve a unos 30 metros de donde los terminamos de sacar. Por favor me gustaría que tomen conciencia de lo peligrosa que es el agua y mas sobre esto que hacen muchos chicos de bañarse en canales y espejos de agua no autorizados en éstas épocas, realmente no se que hubiera pasado si de casualidad justo no estabamos ahí realizando prácticas hoy con los guardavidas, pero es muy importante que sepan dónde se van a bañar sus hijos y seres queridos y mas si son menores de edad, porque el agua NO perdona y es una muerte silenciosa. Por último quiero destacar el profesionalismo que tuvieron mis compañeros que participaron conmigo en el rescate. Somos #AMGRAA Guardavidas Mendoza Amgraa Rescatistas: Marcos Renato Fede Caccavari Leo Agüero
Posted by Leo Aguero on Thursday, December 21, 2017
Canales y verano, una combinación peligrosa
Bañarse en los canales de riego está prohibido, entre otras cosas por el peligro que eso representa, pero muchos ignoran las disposiciones de Irrigación y aprovechan cualquier cauce para refrescarse.
Frente a esto, Leandro y Matías, como tantos otros guardavidas, capacitan a bomberos, personal de Defensa Civil y policías, en las técnicas básicas de rescate de personas en canales o aguas abiertas como las del embalse El Carrizal.
“Po prevención y atendiendo a que muchos pibes no escuchan, los canales de riego deberían tener en algunos puntos críticos, algunos ganchos de anclaje, donde el rescatista pueda fijar una cuerda para socorrer a una persona. Tal vez en la misma construcción de los canales debería estar previsto”, coinciden los guardavidas.
Finalmente y como consejo general para quien no conoce técnicas de rescate, ambos aconsejan nunca lanzarse al agua para socorrer a una persona: “En la desesperación, lo más probable es que se ahoguen ambos. Lo ideal es pedir ayuda de inmediato y socorrerlo desde afuera, con alguna soga, una rama o lo que se tenga a mano”.