Psicología. Una acción común que muchas veces genera incomodidad, pero cuyo trasfondo revela aspectos profundos de la salud mental y del comportamiento humano.
En el campo de la psicología, desviar la mirada mientras se habla ha sido analizado como una conducta que va mucho más allá de la timidez. Este gesto tiene un significado que puede estar vinculado con la salud mental, la sobrecarga cognitiva o incluso el proceso de recuperación de recuerdos.
Diferentes investigaciones ayudan a desmitificar esta expresión no verbal que suele malinterpretarse.
Diversos expertos en psicología conductual, sostienen que evitar el contacto visual no siempre debe interpretarse como una actitud evasiva o deshonesta. En muchos casos, responde a factores emocionales o cognitivos que están actuando al mismo tiempo.
Según explicaron: “La incomodidad que sentimos cuando alguien no nos mira a los ojos es, en realidad, una respuesta evolutiva diseñada para fomentar la cohesión social”.
Esto significa que el contacto visual forma parte de los acuerdos no verbales que refuerzan los lazos entre personas. Su ausencia puede generar confusión, pero no necesariamente indica una mala intención.
Una investigación del Hospital Baycrest de Canadá arrojó un dato clave: desviar los ojos podría ser una forma en que el cerebro recupera información almacenada en la memoria.
La doctora Jennifer Ryan, del Instituto de Investigación Rotman, explicó: “Los movimientos oculares desempeñan un papel funcional en la recuperación de la memoria”.
Esto implica que, al intentar recordar algo, una persona puede mirar inconscientemente hacia la dirección donde originalmente se encontraba un estímulo vinculado a esa información.
Una creencia común es que quien no mantiene la mirada está mintiendo. Sin embargo, esta suposición fue puesta en duda por investigadores del Reino Unido. En su estudio, publicado en una revista especializada, concluyeron: “El lugar al que mira una persona no tiene relación con si está mintiendo”.
Es decir, no hay evidencia científica de que mover los ojos en determinada dirección indique falta de veracidad. La mentira, en realidad, requiere de análisis más complejos que el simple seguimiento ocular.
Además del movimiento ocular, la comunicación no verbal incluye una gran cantidad de variables. La postura, el uso del espacio personal, los gestos de las manos y hasta el ritmo de la voz son pistas que el cerebro interpreta de manera automática.
Estos elementos forman parte de un sistema completo de señales que pueden ayudar a comprender el estado emocional, la personalidad o el nivel de ansiedad de alguien, aunque nunca de manera concluyente por sí solos.
Si bien desviar la mirada puede ser un comportamiento normal, en algunos casos puede estar asociado a cuadros de ansiedad social, inseguridad crónica o incluso trastornos del espectro autista. Cuando esta conducta interfiere en la vida cotidiana, podría ser aconsejable consultar a un profesional de la salud mental.