Una prenda que ya no se usa, quedó anticuada o simplemente dejó de gustar suele permanecer meses, a veces años, en el fondo de un placard sin cumplir ninguna función. En lugar de desecharla o donarla, se puede reciclar con creatividad. Esta estrategia también permite conservar la tela sin dañarla.
Por qué reciclar en esta época del año
La llegada del invierno refuerza esta necesidad: con las bajas temperaturas es esencial abrigarse bien para mantener el calor corporal y evitar enfermedades respiratorias. En ese contexto, las prendas térmicas y los accesorios que protegen cabeza, cuello y extremidades se vuelven imprescindibles.
Cómo reciclar las poleras
Esta técnica simple y accesible permite reutilizar una polera vieja y transformarla en una capucha que puede usarse junto a cualquier campera o buzo sin capucha incorporada. Es práctica, económica y accesible para personas sin experiencia previa en costura profesional. La clave está en usar los recursos disponibles en el hogar para confeccionar una prenda nueva a partir de otra en desuso, lo que extiende el ciclo de vida de los materiales y reduce el volumen de desecho.
Materiales necesarios
El procedimiento comienza con la preparación del espacio y los materiales. Se necesita:
- Tijeras.
- Hilo.
- Aguja.
- Buzo con capucha que sirva de molde.
Cómo reciclar las poleras
El paso a paso para reciclar estas prendas.
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El paso a paso
- Se coloca la polera extendida sobre una superficie plana, y sobre ella se ubica el buzo dado vuelta, con la capucha apoyada sobre la zona del torso de la polera.
- Es importante alinear bien el cuello de ambas prendas, ya que eso garantiza que la futura capucha tenga un calce cómodo.
- Luego, se marca la silueta de la capucha directamente sobre la polera y se recorta cuidadosamente esa forma.
- La parte delantera de la capucha recortada, que suele tener un lado más ancho que el otro, debe abrirse unos centímetros mediante descosido.
- Esa zona se dobla, se hace un pequeño dobladillo y se cose con puntadas firmes. Después se unen las partes traseras de la capucha con costura recta, reforzando las uniones para asegurar durabilidad.
- Una vez ensamblada, se da vuelta la capucha para ocultar las costuras internas y se trabaja el borde frontal: se dobla primero medio centímetro hacia adentro, luego un centímetro más, se cose y se deja una abertura por donde se pasa un cordón o cinta. Ese cordón servirá para ajustar la capucha al contorno del rostro según necesidad.
El resultado del proceso
El resultado es una prenda nueva, versátil, que puede combinarse con distintas camperas o buzos sin necesidad de adquirir ropa nueva. Es ideal para quienes no quieren usar gorro, pero sí necesitan abrigarse del viento o el frío. Además, destaca que el diseño conserva el estilo original de la tela, lo que permite combinarlo fácilmente con otras prendas del guardarropa.