El cepillo es una de las herramientas más importantes para la salud capilar. Es por ello que conocer los trucos de limpieza adecuados es indispensable.
El cepillo de pelo, una de las herramientas rutinaria en el aseo diario, es también uno de los objetos más descuidados en términos de higiene y limpieza. Su uso constante hace que se convierta en un foco de acumulación de restos de cabello, células muertas, polvo ambiental, sebo del cuero cabelludo y residuos de productos como cremas, aceites o geles.
La interacción continua con estas impurezas lo transforma en un vector potencial de irritaciones dérmicas, infecciones foliculares, obstrucciones sebáceas y aparición de caspa. A pesar de estos riesgos, son pocos quienes adoptan rutinas sistemáticas de limpieza del cepillo.
Tradicionalmente, se lo enjuaga con agua y jabón de forma esporádica, pero esta práctica resulta insuficiente frente a la acumulación profunda. Existe un método alternativo que toma elementos de la cosmética francesa y los aplica al mantenimiento de esta herramienta. La novedad radica en el uso de un cepillo limpiador auxiliar, de tamaño compacto, especialmente diseñado para acceder a los espacios entre las cerdas del cepillo principal.
- El proceso comienza por el retiro manual de los cabellos visibles luego de cada uso.
- Luego, una vez por semana (o al menos cada 15 días), se recomienda aplicar una limpieza profunda. Esta se inicia pasando el cepillo limpiador entre las cerdas del cepillo principal con movimientos suaves pero firmes, ya que se debe asegurar el desprendimiento de restos de piel, polvo y grasa.
- Posteriormente, ambos instrumentos deben lavarse con una mezcla casera que combine agua caliente, jabón neutro, bicarbonato de sodio y vinagre blanco.
- Se los sumerge en la solución durante al menos 20 minutos.
- Una vez removidos del líquido, se limpia cada parte con el mismo minicepillo o con un cepillo dental viejo para terminar de eliminar residuos.
- La fase final exige dejar secar los cepillos con las cerdas orientadas hacia abajo, apoyadas sobre una toalla seca, lo que previene la humedad estancada que podría generar hongos o bacterias.
La falta de limpieza adecuada en el cepillo de pelo no solo compromete su función, sino que también puede influir negativamente en tratamientos capilares o rutinas de cuidado personal. Restos acumulados reinsertan impurezas en el cabello limpio, obstruyen los poros del cuero cabelludo y reducen la efectividad de cosméticos y lociones aplicadas posteriormente.
Por eso se enfatiza la importancia de limpiar con frecuencia este instrumento. Lejos de representar un detalle menor, se trata de un gesto mínimo con efectos positivos en la salud y la higiene general. Esto produce mejoras notables en la textura del cabello, disminución de la irritación y mayor eficacia de los productos aplicados posteriormente.
A largo plazo, este hábito se convierte en parte de una práctica de higiene consciente, en sintonía con las tendencias actuales de autocuidado informado y sostenibilidad. Incorporar este método no requiere inversiones grandes ni productos sofisticados: basta con voluntad, consistencia y un conocimiento básico sobre los materiales adecuados para la limpieza profunda.
