Lo mejor de estas recetas es que combinan proteínas, sabor y practicidad en una sola preparación. Ingredientes y paso a paso detallado.
Si estás buscando recetas fáciles y sabrosas, esta opción es ideal para resolver una comida sin complicarte. Con ingredientes simples que seguro ya tenés en casa, como atún, huevo y cebolla, podés preparar una comida nutritiva y rendidora que se adapta a cualquier momento del día.
La base de esta tarta es tan simple como efectiva. Solo necesitás:
1 lata de atún en lomitos, preferentemente al natural
2 huevos frescos
1 cebolla grande cortada en aros finos
1 cucharadita de sal (tipo té)
1 cucharadita de ajo en polvo
Una pizca de pimienta negra molida
1 cucharadita de orégano seco
Un chorrito de aceite de oliva o de maíz, según prefieras
Queso rallado en hebras (puede ser reggianito, provolone o el que más te guste)
Opcional: masa de tarta comprada o casera, si querés hacerla al horno
Arrancá rompiendo los dos huevos en un bowl y agregales la lata de atún escurrido. Usá un tenedor para integrar bien todo, aplastando un poco el atún para que se mezcle con el huevo. No busques una masa perfecta, sino una mezcla más o menos uniforme.
A ese bowl, sumale una cucharadita de sal, media cucharadita de ajo en polvo, una buena pizca de pimienta negra y el orégano. Mezclá todo con ganas y reservá esa preparación un ratito.
Mientras tanto, calentá una sartén con un chorrito de aceite de oliva o de maíz. Cuando el aceite esté caliente, tirá la cebolla en aros y dejala que se dore un poco.
Cuando veas que la cebolla está transparente y con bordes dorados, sumale la mezcla de atún y huevo que tenías reservada. Bajá el fuego al mínimo, tapá la sartén y dejá que se cocine unos 10 minutos, o hasta que el huevo empiece a ponerse firme.
En ese punto, agregale una buena cantidad de queso en hebras por arriba. Tapá de nuevo y esperá a que se derrita bien y quede todo gratinado. La clave es que el relleno quede sólido pero jugoso, con ese toque dorado que lo hace irresistible.
Si preferís una versión más clásica, podés usar una masa de tarta, volcar el relleno dentro, cubrir con queso y mandarla al horno hasta que se dore.
Esta tarta de atún y huevo es una gran salvadora para esos días donde no sabés qué cocinar. Lo mejor es que combina proteínas, sabor y practicidad en una sola preparación. Además, es una de esas recetas rendidoras que podés comer fría o caliente, en el almuerzo o como cena liviana.