PASO: el rival que preocupa a Cornejo y el resultado que Sagasti festejará como un gol

El probable crecimiento de una tercera fuerza pone en alerta a Cambia Mendoza y el Frente de Todos. El Partido Verde y el FIT, respectivamente, son las amenazas que quisieran neutralizar.

Anabel Fernández Sagasti y Alfredo Cornejo encarnan la principal lucha electoral de Mendoza este año.
Anabel Fernández Sagasti y Alfredo Cornejo encarnan la principal lucha electoral de Mendoza este año.

Con el primer y segundo lugar cantados, según coinciden las encuestas de unos y otros, la gran incógnita del domingo próximo es cómo queda el pelotón que pelea por ser la tercera fuerza de Mendoza. Ese resultado es importante no sólo para ellos, sino también, y mucho más de lo que parece, para Cambia Mendoza y el Frente de Todos.

Cómo terminarán ubicados y cuánto obtendrán son los datos que desvelan a los líderes de ambos frentes, que son justamente quienes encabezan las boletas: el radical Alfredo Cornejo y la peronista Anabel Fernández Sagasti, respectivamente. Sus intereses en esa puja, cuando no, también son contrapuestos.

La encuesta del oficialismo provincial pone al Partido Verde y el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), en ese orden, a la cabeza del pelotón de terceras fuerzas. Los últimos datos que maneja el peronismo invierten la ubicación, con el FIT por encima del Partido Verde.

Más atrás, y fuera de la pelea dicen, aparece Vamos Mendocinos, la alianza del Partido Demócrata (que se fue de Cambia Mendoza) con Gustavo Gutiérrez y el impulsor del Mendoexit, Hugo Laricchia. “Nuestra lista B (liderada por Rodolfo Vargas Arizu) va a sacar más votos en las PASO que los demócratas. Logramos el objetivo de neutralizarlos”, se ufanó un dirigente radical, dejando en evidencia qué pretendían al sumar al frente al sector liberal referenciado en López Murphy.

Enemigos lejanos

Paradójicamente, las encuestas de las dos principales fuerzas ubican tercero a quien menos le conviene a cada una de ellas. En ninguno de los casos superan los 6/7 puntos y hoy no parecen representar una amenaza, pero allí también está el problema; mientras menor es el porcentaje, más difícil es el pronóstico porque más incidencia tiene el error muestral. Tres puntos más o menos en esos valores, y con todos tan pegados, marcan la diferencia.

El Partido Verde, el sello de los Fugazzotto, terminó agrupando a los “resentidos” y los “marginados” del radicalismo, el peronismo y Protectora. Allí están en las listas los radicales Marcelo Romano y Ricardo Mansur, la kirchnerista Andrea Blandini y el ex socio de Ramón, Mario Vadillo, entre otros, unidos por la “defensa” del agua y la crítica a los dos oficialismos, el nacional y el mendocino.

La preocupación es por lo que puede captar el domingo próximo, pero sobre todo por los votos que puede llegar a sumar en la general si termina bien posicionado en las primarias.

Los estrategas oficialistas entienden que los verdes podrían atraer a los votantes “blandos” que no quieren al kirchnerismo, pero tampoco están muy contentos con la gestión en Mendoza. El discurso “antiminero” puede resultar atractivo para los que votaron a Suárez en 2019 y dos meses después se opusieron a la reforma de la ley 7722.

Por eso, el spot de Alfredo Cornejo que comenzó a difundirse el lunes, en el que caracteriza al kirchnerismo como el gran enemigo a vencer, apunta más que a la propia Fernández Sagasti a los potenciales votantes de los verdes: es una suerte de llamado al “voto útil” para convencer a indecisos y desencantados no K.

Malas experiencias

El FIT, además de representar las luchas trabajadoras, también ha buscado posicionarse como la opción “antiminera” que defiende el agua. En su caso, el objetivo son los kirchneristas decepcionados con el presente, sobre todo los que tienen raíces en la izquierda. A ellos precisamente les habla Fernández Sagasti cuando reconoce que “las cosas no salieron como esperábamos”.

“Hay más enojo con Anabel que con Suárez por la reforma de la 7722”, dice uno de los dirigentes del frente, recordando el apoyo que la presidenta del PJ dio al proyecto del Gobernador hace menos de dos años. Y suma otro ingrediente: “Cuando ha gobernado el kirchnerismo, la izquierda siempre ha crecido porque la realidad les mata el discurso”.

Las últimas experiencias kirchneristas con las terceras fuerzas no han sido nada positivas. En 2013, el FIT, con Nicolás del Caño, pasó de casi 8 a 14 puntos entre las primarias y las generales y le arrebató una banca en el Congreso. La lista del entonces FpV creció apenas 1 punto.

Peor aun fue lo ocurrido en 2017: entre las PASO y la general legislativa perdió votos. Tras la interna peleada entre el sector ortodoxo y el kirchnerismo, muchos de los votantes de éste se volcaron a la izquierda y a la novedad de esa elección: José Luis Ramón, que hoy por las vueltas de la política es parte del Frente de Todos.

Aquella vez, Cambia Mendoza pasó de 41 a 47% entre una y otra instancia; el peronismo bajó de 33 a casi 26; el FIT subió de 8,8 a 11,5 y Ramón (con el sello del Partido Intransigente), de 7,44 a 15,9%. La consecuencia fue que nuevamente el PJ logró sólo una de las cinco bancas en juego.

El gran temor del peronismo en esta ocasión es volver a quedar debajo de los 30 puntos y entonces alentar la fuga de sus votos hacia el tercero en la general. Es cierto, ahora no hay interna y muestra la unidad como un valor, pero el fantasma asusta. Por eso, cada punto que sume el domingo sobre esa barrera psicológica será festejado como un gol.

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