El papa León XIV presidió hoy su primer rezo del Regina Coeli desde el estudio del Palacio Apostólico, en una jornada marcada por la conmemoración del décimo aniversario de la encíclica Laudato si’, firmada por el papa Francisco en 2015.
En una jornada marcada por la conmemoración de Laudato si’, el Papa destacó el legado ecológico y social de Francisco, pidió oraciones por los pueblos en guerra y alentó a los fieles a dejarse guiar por el Espíritu Santo.
El papa León XIV presidió hoy su primer rezo del Regina Coeli desde el estudio del Palacio Apostólico, en una jornada marcada por la conmemoración del décimo aniversario de la encíclica Laudato si’, firmada por el papa Francisco en 2015.
Con voz firme y un tono enérgico, el Sumo Pontífice destacó la trascendencia del documento que, según afirmó, “nos enseñó a todos a escuchar el doble grito de la tierra y de los pobres”.
La oración mariana fue entonada por el cardenal Robert Francis Prevost, en lo que parece consolidarse como una tradición de su pontificado. En sus anteriores celebraciones, León XIV había rezado el Regina Coeli desde la logia central de la Basílica de San Pedro y, luego, desde la plaza tras la misa de inicio de pontificado.
Durante su alocución, León XIV puso de relieve la vigencia de Laudato si’, destacando su recepción “extraordinaria” desde que fuera publicada por su predecesor. “Hace 10 años, el Pontífice firmaba la encíclica que nos invitaba a cuidar la casa común”, recordó, agradeciendo el compromiso de movimientos como el Movimiento Laudato Si’ y de “todos aquellos que llevan adelante este compromiso” por el cuidado ambiental y la justicia social.
El Papa también rememoró la reciente beatificación de Stanisaw Streich en Polonia, sacerdote asesinado en 1938 “por su labor en favor de los desposeídos y obreros, que molestaba al régimen comunista”. León XIV pidió su intercesión, expresando el deseo de que su ejemplo “pueda estimular a los sacerdotes a derramarse por el Evangelio”.
Asimismo, el Papa tuvo un gesto de cercanía con los católicos chinos, al recordar la Jornada de Oración por la Iglesia en China, establecida por Benedicto XVI.
En un contexto global de conflictos, León XIV elevó una oración por todos los pueblos "que sufren la guerra" y manifestó su apoyo a "cuantos están comprometidos con el diálogo y la búsqueda de la paz".
Antes del rezo mariano, León XIV agradeció a los fieles por el afecto recibido desde el inicio de su pontificado y les pidió que lo acompañen “con su oración y cercanía”. Reflexionando sobre el Evangelio dominical, el Papa aseguró que, ante los desafíos, los creyentes deben confiar no en sus propias fuerzas, sino en “la misericordia del Señor que nos ha elegido, seguros de que el Espíritu Santo nos guía y nos enseña todo”.
Al recordar el anuncio del Espíritu Santo a los Apóstoles, León XIV remarcó que “si permanecemos en su amor, Él mismo hace morada en nosotros”, transformando la vida de cada persona en “templo de Dios”. Este amor, añadió, ilumina la mente, las decisiones y las relaciones, alcanzando “todos los ámbitos de nuestra existencia”.
Finalmente, el Papa invitó a vivir con alegría la fe, siendo “templo santo del Señor”, y a llevar el amor de Dios “a todas partes”, especialmente hacia “los pequeños, los pobres y los que sufren”.
El mensaje concluyó con una invocación a la Virgen María, “morada consagrada a Dios por obra del Espíritu”, a quien encomendó su pontificado y a toda la Iglesia.