Messi, un fenómeno...cultural

“Barcelona es la oficina y Rosario su casa”, dicen sobre el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos. Una serie de nuevos libros, escritores, cuentos y películas abundan en la Pulga. Ensayos artísticos y filosóficos sobre el argentino que ha dejado at

Messi, un fenómeno...cultural
Messi, un fenómeno...cultural

Leonardo Faccio  escribió la biografía del mejor jugador de fútbol en la actualidad, a principios de 2012. Cuando le pregunté al autor de “Messi, el chico que llegaba tarde”, si estábamos ante un genio acaso sorprendido por sus extraordinarias habilidades, me respondió: “Creo que Messi es más consciente que nosotros de sus habilidades: llora cuando pierde. No concibe el fracaso, y gracias a su carácter humilde y regularidad en la cancha nos hace ver lo extraordinario como si fuese normal”.

Messi se ha acomodado en la galería de argentinos trascendentales. Y acaso es uno de los arquetipos del argentino siglo XXI, triunfando en todo el mundo aunque haya residido más de la mitad fuera del país, como el caso de varios músicos, al estilo de Martha Argerich o Daniel Baremboin.

El éxito de Messi en la diáspora no pareciera convencer a los propios argentinos futboleros. O a una parte de los argentinos. O a una clase de argentinos: los insoportables, los fanáticos, los fundamentalistas del fracaso.

Difícil hablar de patria y fútbol. Es la patria, digamos, ¿una suerte de equipo de fútbol? ¿Podría ser una patria? Quizá los recientes sucesos que hacen foco en la FIFA y en varias federaciones deportivas del deporte nos ayuden a creer que el fútbol es una patria de los negocios. No hay banderas, no hay valores ni siquiera himnos en esa geografía. Apenas el color del dinero.

Asegura Faccio que Messi  adoptó la tradición de la siesta por varios motivos. “De pequeño, dormía para crecer. Además de la medicación, el reposo le ayudaba a regenerar sus células. De mayor, como todo deportista, duerme para reponerse del desgaste físico, pero también porque se aburre lejos de la pelota. La siesta es un antídoto contra el tedio. Nadie se aburre cuando duerme”, afirma.

El mito Messi nació en Rosario, cuna de grandes futbolistas y escritores, así como Mendoza es cuna de reinas de las vendimias y pintores. El gran productor de literatura de aquella ciudad, Roberto Fontanarrosa, en uno de sus cuentos, llamado “Usted no me lo va a creer”, parece haber dado bosquejo a la fantasía que luego se hizo realidad (o pesadilla, sabiendo que Messi surgió de Newell’s).

Cuenta el cuento: “Era una de esas siestas agobiantes del verano donde no corre ni una sola gota de aire. La pelota, entonces, sola, solita como le cuento, como me lo contó Rosales, empieza a rodar y se va detrás del pibe, como un perro”.

Así comienza, más o menos, la película dirigida por Alex de la Iglesia, con guión de otro santafesino, Jorge Valdano, y que se verá en Mendoza este fin de semana de modo exclusivo y en pantalla grande, a diferencia de las emisiones que se exhiben vía DirecTV.

Este documental contradice lo que Fontanarrosa también escribió, en otra de sus obras, “El mundo ha vivido equivocado”. Es la historia de un pequeño hecho gigante, el sueño colectivo en singular, una especie de estandarte que lleva a plantearnos, a los argentinos en especial, qué pensamos sobre el éxito, cuáles son nuestras nociones acerca de triunfar.

¿Crecemos con la idea de una patria condenada al éxito, que, algún día, arrojará al mar, quizá cerca de Malvinas, la máquina de trabarnos? La condena al éxito sobre la que habló algún presidente peronista (y que paradójicamente ejerció al pie de la letra un radical, como lo era Julio Grondona).

Messi ha venido en el momento justo (como sostiene la publicidad de otro candidato peronista). Es que la época debate, y más por estos días, la cultura alrededor del fútbol, su ética y su estética, entre el simple negocio montado sobre el deporte. Pero irrumpe Messi. Un jugador de fútbol al que sus propios compañeros reconocen que les cuesta sacarle el malhumor luego de alguna derrota importante.

Messi es la cultura del potrero, de jugar en cualquier sitio, hasta en el ocaso del atardecer o en medio de la noche. Es moverse más que la pelota, para jugar en equipo (el tiki tiki).

Patricio Pron, escritor, argentino, rosarino y también en la diáspora, cree que “Messi es muy interesante. Es el tipo de jugador que en Argentina nunca será considerado un crack; para ello le faltan un talento innato y una relación conflictiva con ese talento. No digo que Messi no haya poseído ese talento desde sus comienzos, pero fue puliéndolo en los entrenamientos, volviéndose un jugador mejor y más completo con los años, lo que lo convierte en un jugador atípico para el argentino, que reconoce el fruto y la hoja, pero no considera suyo el árbol, sino un trasplante, y no se siente interpelado por la vida de Messi, que es aburrida”.

El Periódico, de Cataluña, tiene en su staff a Marcos López, que no pierde la visión artística alrededor del 10 del siglo XXI: “Messi cambió al Barça para siempre. Habrá un antes y un después. Un niño diminuto, llegado en pleno proceso de destrucción del club (inicio de la década del 2000), que modifica la historia de ese club.

Pero Messi no hubiera existido sin el Barça. Sin este Barça, sin esta filosofía, sin estos socios, sin Xavi, sin Iniesta, sin la paciencia meticulosa de Rijkaard para gobernar su irrupción y sin la complicidad de Guardiola, el técnico que mejor escuchó los silencios de Leo. No sólo los escuchó: los decodificó. En unos años, el Barça de Guardiola y de Messi o el Barça de Messi y Guardiola figurarán en el panteón del fútbol mundial. Una obra de arte”.

El periodista Faccio entrevistó al crack antes de escribir su libro. “Lo veo como a un chico con una misión de vida. El éxito o el fracaso con el balón puede reportarle tanta felicidad como tormento. Al llegar a Barcelona se centró en el fútbol y construyó su identidad fuera de Argentina. Las dificultades que podían truncar su carrera –su problema para crecer, los efectos del desarraigo -, lejos de desanimarlo, parece que lo fortalecieron. La adversidad es su hábitat. Messi posee una voluntad moral poco vista en el ámbito profesional”, completó.

No ha abusado de su condición de crack, para opinar sobre todo. No parece ser un desaforado que invita a la furia, ni siquiera en algún tramo de su gloria deportiva. Cuando le ponen un micrófono habla de fútbol, estrictamente. Sin embargo, hubo un tema por fuera de su especialidad, que lo rozó y en el cual se involucró.

Sucedió a raíz de una polémica impulsada por una reforma educativa en España, que proponía relegar a la lengua de Cataluña al cuarto lugar en los colegios de Barcelona. Messi dijo en 2012 que “las leyes tienen que servir para agregar, más que para buscar problemas”.

Y se puso como ejemplo: “Desde que llegué a Barcelona, estudié, crecí y aprendí con el catalán y eso nunca me ha supuesto ningún problema. Cuantos más idiomas sepa un chico, mejor”, añadió. Su posición dejó en off side al impulsor de la iniciativa, José Ignacio Wert, y varios compañeros salieron a apoyarlo, como Carles Puyol, el caudillo de entonces en el Barcelona. “Lo que tenemos que hacer es abrirnos y hablar cuantos más idiomas mejor”, expresó Puyol.

El último impacto alrededor de Messi, desde lo artístico, es la película documental que ha sido dirigida por el español Alex de la Iglesia, que fue el primero que se sorprendió cuando se lo convocó al proyecto.

“Fue un encargo. Precisamente, por lo diferente que era a lo que hago, dije que sí. Ante todo soy un realizador al que lo que más le gusta es dirigir. Y me encanta meterme en proyectos como Messi, que no forman parte de mi carrera y mis intereses como contador de historias”, expresó.

Su versión “Messi”, con guión de Jorge Valdano, aporta precisión por parte de un puñado de especialistas, de lo más granado de este deporte. “Una de las cosas interesantes del documental es que no está hecho por un fanático del fútbol. El documental ve este deporte desde fuera y cuenta esa pasión desde un punto de vista exterior”, sostiene el realizador.

Este trabajo tuvo exclusivo pre-estreno en el Mundial de Brasil. Por allí pasan los testimonios de César Luis Menotti, Alejandro Sabella y varios compañeros del rosarino en Barcelona: Javier Mascherano, Gerard Piqué y Andrés Iniesta.

Estas entrevistas se mezclan con una suerte de dramatización de la historia del jugador. El nene que hace de Messi se llama Juan Ignacio Martínez, tiene 9 años y fue elegido en un casting entre 300 chicos. Su estreno español sucedió el primer día del actual 2015 y se exhibió en 14 salas de Cataluña.

El resto es un monólogo, al estilo Tato Bores, del romance más estremecedor, inesperado y mágico que el fútbol puede entregar. La historia de un pequeño gigante en un mundo descomunal.

Messi en Mendoza

Este fin de semana, en el marco de VeniceDays, se podrá disfrutar de este trabajo. VeniceDays es una sección del Festival de Venecia, creado en 2004, joven e independiente, que no selecciona más de 12 films por año, y que ha permitido descubrir jóvenes realizadores del mundo entero.

VeniceDays es hoy una sección donde los grandes nombres cotizan los nuevos talentos, Kim Ki-Duk, Laurent Cantet, Caettano, Alex de la Iglesias, Denis Villeneuve (Incendie), Lou Ye, Xavier Beauvois, Diego Lerman, Larry Clark, Bertrand Blier y Juan Tarattuto, están entre los realizadores que fueron seleccionados en VeniceDays.

“Messi” será exhibido en el complejo audiovisual del mal La Barraca, hoy y mañana. Hoy sábado las funciones están previstas para las 20.30, 22.10 y 0.20. Mientras que para mañana, la grilla de exhibición se completa 18.40, 20.20 y 0.20.

"Ni Rey ni D10s"

Sebastián Fest y Alexandre Juillard, periodistas, uno argentino, el otro francés, han publicado este reciente título, donde “desmenuzan las razones futbolísticas que hacen de Messi un jugador único, pero también las disputas entre los agentes y la familia, algunos mitos erróneos de su historia oficial, la rivalidad con Cristiano Ronaldo y el Real Madrid, los choques con José Mourinho, su especial y no siempre sencilla relación con Pep Guardiola, el papel de su esposa Antonella, el costado “brasileño” del astro, las dificultades para ganarse el cariño de los argentinos, la llegada de Martino, el polémico manejo de su fortuna y su imagen, la forma en que se adueñó finalmente de la Selección y la inevitable comparación con Diego Maradona.

Un libro riguroso que no se queda en los blancos y negros, en ciertos personajes del fútbol y sale a narrar una historia de fondo.

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