Recientemente se habría presentado un proyecto de ley en el Congreso que establece el cobro a los extranjeros para acceder a la salud pública en el país.
Recientemente se habría presentado un proyecto de ley en el Congreso que establece el cobro a los extranjeros para acceder a la salud pública en el país.
Esta propuesta ha recibido el beneplácito de algunos sectores de la sociedad. Suena a justo que los extranjeros paguen la salud en Argentina ya que los argentinos fuera del país deben abonarla.
Sin embargo, adelantamos nuestra posición contraria a dicha iniciativa por las siguientes consideraciones:
1) El art. 20 de la Constitución Nacional es clara: los extranjeros gozan de todos los derechos del ciudadano argentino. Se desprende de ello, que una ley no puede derogar la Constitución por el principio de jerarquía normativa. Sería preciso modificar nuestra Constitución que alberga dicho derecho desde 1853 por iniciativa de Juan B. Alberdi.
2) Si bien los derechos son susceptibles de reglamentación, aquí no puede realizarse por lo mencionado anteriormente.
3) Pretender poner precio a la salud de un extranjero dentro del país, es manifiestamente inconstitucional, ya que constituye una discriminación, una desigualdad de trato reprimido no sólo por la Ley Fundamental sino por los Tratados Internacionales de Derechos Humanos incorporados a la Constitución (art. 75 inc. 22).
4) Pero según estadísticas, es muy escaso el número de extranjeros que se hacen atender en servicios de salud públicos.
5) Se abriría una nueva "grieta" esta vez con nuestros vecinos, inconveniente para el prestigio que siempre Argentina ha tenido en la consideración en América Latina como faro de luz y de progreso.
6) ¿No será una maniobra política del gobierno nacional para distraer la opinión pública, ante la falta de respuestas en materia económica?
7) Finalmente, es muy grave pues se profundiza un mal que ya es mundial: la xenofobia, esto es, el odio y rechazo a todo lo extranjero, cayendo peligrosamente en concepciones fascistas que creíamos desterradas en nuestro país. Pero el mundo avanza en tal sentido y ello es peligroso. Trump en EEUU, Macron en Francia; en Austria hay rebrotes nazis, etc. De allí que es preciso tener cuidado con los falsos nacionalismos que han causado más de setenta millones de muertos, heridos y con graves secuelas como lo constituyó la II Guerra Mundial.
Juan Fernando Armagnague
Doctor en Derecho (U.B.A.)