28 de marzo de 2013 - 21:24

La leyenda del Golem

Dicen que aún vive en la azotea de la sinagoga Vieja Nueva del barrio judío.

Quien pisa Praga no puede abstraerse de la visita al barrio judío uno de los más hermosos del mundo, con sus sinagogas, los cementerios, la presencia inmaterial del Golem en el ambiente y muy apreciada en todas sus representaciones de arcilla en los puestos callejeros.

Cuentan que el sabio rabino Loew hacia el siglo XIV protegía a los habitantes de la ciudad vieja, los aconsejaba y se encargaba amorosamente de todos sus miembros. Como sabía que no viviría eternamente quiso crear un hombre artificial con fuerza sobrehumana para que ayudara a los judíos en tiempos difíciles. Así junto a sus dos alumnos más brillantes moldearon una figura gigantesca de arcilla.

Cuando estuvo lista, con apariencia humana se dirigió a uno de los jóvenes diciendo "tu tienes el carácter del fuego, da 7 vueltas alrededor del Golem". A medida que el estudiante avanzaba la tierra húmeda se secaba hasta que ardió. Luego señaló al segundo discípulo indicando que diera el mismo número de vueltas pues él tenía el carácter del agua, así la arcilla se enfrió y adquirió el color y la temperatura de la piel humana.

Finalmente el rabino fue quien dio vueltas repitiendo palabras sagradas, y antes del giro final colocó en la boca del gigante un trozo de papel con signos ocultos. El cuerpo del Golem comenzó a temblar y cobró vida, pero no podía hablar pues es el arte más sagrado y ni Loew sabía cómo dar este don. Desde aquel día el Golem vivió con el rabino y su familia como ayudante en la sinagoga y en las tareas del hogar.

Cada viernes antes del rezo nocturno, al inicio del sábado judío Loew sacaba el pergamino sagrado de la boca del hombre de arcilla para que también pudiera descansar. En una oportunidad, preocupado por la salud de su hija el religioso olvidó retirar el papel que daba conciencia al Golem y este se enloqueció saliendo a la calle y destruyendo todo a su paso.

Ante esto, el rabino cuando comenzaba el canto sagrado luego del salmo que indica que nadie debe hacer ninguna actividad, debió salir a buscar al enorme ayudante ahora desequilibrado. Lo llamó y obedeció, lo hizo sentar en el banco de la cocina y aquel respondió con obediencia, luego le retiró el pergamino de los labios dejándolo inmóvil. Se dirigió nuevamente al templo y volvió a cantar el salmo que da el inicio al sábado judío. A partir de aquel día en la sinagoga Vieja- Nueva el salmo número 92 se canta dos veces.

Tras el episodio Loew tomó la decisión de no correr nuevamente ningún riesgo por un descuido. Por ello reunió a los estudiantes, le ordenó al Golem que se acostara y cerrara los ojos, y los tres dijeron las frases sacras al revés, cada uno a la vez. El gigante de arcilla dejó de respirar, retornó el color de la tierra impermeable, su textura, hasta que fue solo terrones. Desde aquel entonces el Golem descansa en la azotea de la sinagoga Vieja Nueva a la que nadie puede subir, para que nadie se tiente a revivirlo. Basado en el libro de Alena Jezková.

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