Julieta Cruz comenzó jugando con sólo 3 años en la canchita de su barrio. Se destacó en los Juegos Evita, pasó por Huracán Las Heras y luego quedó seleccionada para vestir la camiseta de River Plate y la Selección argentina. Hoy, con 19 años, la aguarda un futuro promisorio en el mundo del fútbol.
Corría 1996 cuando transcurrían los Juegos Olímpicos de Atlanta y por primera vez en la historia se incluyó al fútbol femenino como una competencia de rango olímpico. Ese mismo año nacía Julieta Cruz Navarrete.
“Recuerdo a mis dos hermanos jugando al fútbol en el medanito. Siempre faltaba uno para marear y hacer el típico ‘picadito’ porque uno atajaba y el otro mareaba. Entonces me invitaban a mí que tenía 3 años”, dice Julieta evocando las primeras imágenes de contacto con la pelota.
Ella siguió participando de ese juego amateur familiar hasta que un día, cuando tenía 5 años, pisó la cancha del Club Atlético y allí empezó a entrenar entre varones bajo las órdenes del mítico técnico Amadeo Mansilla. Luego pasó al club 10 de Setiembre. “Seguí practicando con varones porque en ese momento no había fútbol femenino en el departamento”, recuerda Julieta.
No debe haber sido fácil insertarse en un ambiente donde la presencia de una mujer era casi una intromisión, una “rara avis” para el hábitat futbolero clásico. “Estaba la gente adulta que me decía el fútbol es para hombres, típico machismo”, dice la jugadora alvearense. Aunque también destaca que en los clubes donde se inició siempre la respetaron y la trataron de la mejor manera.
Después de mucho esfuerzo y dedicación, Julieta participó de los Juegos Evita formando parte del equipo que representó a General Alvear, pero fueron derrotadas en la final por Huracán Las Heras. Sin embargo, el técnico lasherino puso los ojos en la alvearense y la incitó para ser parte de las jugadoras convocadas a disputar la instancia nacional de los Juegos Evita en la ciudad de Mar Del Plata.
“Cuando volví de toda esa etapa me fui a jugar a Huracán Las Heras para ir a participar en la liga mendocina. Me adapté muy bien al equipo y disfruté mucho. Y sobre todo aprendí”, cuenta.
En la vida de toda deportista existen referentes y maestros sin los cuales difícilmente se podría explicar un exitoso periplo. El caso de Julieta no es ajeno a esa premisa y ella misma destaca a su “Viejo”, Daniel Cruz, sus hermanos, el técnico de fútbol infantil Amadeo Mansilla y el ‘Pato’ Cirica, quienes la fueron moldeando.
El gran salto en el plano profesional llegaría en 2014, cuando Julieta tomó la decisión de irse a probar a River Plate, que ya la había tentado tiempo atrás. La prueba consistió en cinco etapas de 30 minutos de partido y quienes iban pasando esos filtros quedaban entre las 11 jugadoras para enfrentarse contras las titulares del equipo “millonario”.
“Gracias a Dios se me dio, llegué para jugar contra River y de ahí quedamos sólo tres: una chica de Córdoba, una de Estados Unidos y yo. Al final quedé sola seleccionada”, narra Julieta.
El paso siguiente fue irse a Buenos Aires para alojarse en la pensión del club de Núñez. El arribo al fútbol grande le permitió comenzar a entrenarse con la Selección Argentina Sub-20.
Sin embargo no todo es color de rosa. En el último partido que jugó para River sintió un fuerte dolor en el pecho. “Subí a medicina, me hicieron al instante un electro y tenía 210 pulsaciones. Tuve suerte porque había una cardióloga que terminó sacando un informe el cual explicaba que durante el partido sufrí un TPS (taquicardia supraventrilar)”, relata Julieta el angustiante episodio que vivió.
Pero lamentablemente todavía quedaba una mala más. River no se hizo cargo de los estudios y en una palabra, “River me dejó tirada”, dice. Por eso, es muy probable que no siga en el club porque le dolió mucho la actitud que tuvieron. “Tengo propuestas de otros clubes y voy a prepararme para jugar el sudamericano Sub-20 con la Selección argentina”, asegura con firmeza.
Para cerrar la charla con Los Andes la invitamos a imaginar su futuro. “Mi sueño es jugar en el Barcelona y conseguir algún título con la Selección argentina”, dice al despedirse.