Guillermo Saccomanno: “Lo magnético era trabajar con el silencio”

El escritor llegó a la provincia, en el marco de la Feria del Libro de Mendoza, para presentar su último libro, “Antonio”.

Guillermo Saccomanno: “Lo magnético era trabajar con el silencio”
Guillermo Saccomanno: “Lo magnético era trabajar con el silencio”

Frío y nublado en Villa Gesell. Guillermo Saccomanno lee al expresionista Georg Trakl. Un mundo de soñantes y bestias, bosques trémulos y ángeles extintos. "La poesía es inside, es Satori, es iluminación", dice el narrador.

No entiende cómo hay autores de relatos que no abrevan en la lírica. Le aburren las "escrituras del yo" que devienen "selfie literaria". De modo que allí, en su refugio atlántico, se ha rodeado de poetas metafísicos (de Sor Juana Inés de la Cruz a Pizarnik) y está surgiéndole algo, un texto que todavía no sabe bien qué es, pero fluye.

En el bosque cercano a su cabaña, Saccomanno volvió a escuchar la voz de Antonio. Antonio Dal Masetto era -es- su amigo. "Un hermano mayor", siente. Murió en noviembre de 2015, pero el diálogo que mantuvieron durante años conjuró ese detalle y la charla perdura. En todo caso, Guillermo decidió retomar esa música y, como réquiem, continuarla en un libro.

"Lo magnético era trabajar con el silencio", dice. "No le tengo miedo a la muerte. La muerte está acá. Andamos por la vida con nuestros muertos encima".

El resultado es un árbol (“un nogal”, diría Antonio) que sirve de puente entre los dos planos. “Tu voz me escribe”, advierte Saccomanno. Un árbol de conversaciones.

“¡Mirá qué paradoja! Buscamos la soledad para comunicarnos con los otros y nos vamos encerrando”, escribe en la voz de Antonio. “La soledad, que era mi coraza, después fue mi debilidad”.

Este último libro, “Antonio”, es el que Guillermo Saccomano vino a presentar a la Feria del Libro de Mendoza. No sólo éste, en realidad. Con la autora mendocina Fernanda García Lao escribió en 2015 “Amor invertido”, la primera novela “libertina” escrita por una pareja argentina. Juntos, también, vienen a compartir la experiencia de escribir a distancia.

García Lao y Saccomanno se conocieron en un festival literario. Una semana después, empacando para Europa, ella recibió su propuesta: escribir ficción de mail a mail.

Cada “carta” enviada por uno, redoblaba la apuesta del otro. Al reencontrarse con todo ese material en bandejas de entrada, comenzaron a editar. “Uno de los aciertos de García Lao estuvo en ese trabajo de edición, donde se desdibuja el límite entre una escritura y la otra”, reconoce.

Es, pues, una novela epistolar, pero en la que ambos cambian género. Fernanda escribió las cartas de Fernand y Guillermo las de Guillermette, con los corazones cambiados.

No eligieron el formato chat ni correo electrónico. Epístolas, como las “Relaciones peligrosas” de Pierre Choderlos de Laclos. Y no, Saccomanno no ve alterada su visión de la literatura en la era digital. “El siglo XXI no me ha dado nada. Yo sigo creyendo en la figura del autor. Estoy leyendo por cuarta vez ‘Los hermanos Karamazov’”.

Saccomanno no ve alterada su visión de la literatura en la era digital. "El siglo XXI no me ha dado nada. Yo sigo creyendo en la figura del autor. Estoy leyendo por cuarta vez 'Los hermanos Karamazov'", dice.

"Obviamente, estoy del lado mapuche"

No es lo mismo escribir "sobre" que escribir "en", le dijo hace unos años, en Comodoro Rivadavia, una investigadora de literatura patagónica. 
Precisamente, el sur del país es uno de los territorios a los que el autor vuelve con frecuencia, para vivirlo y contarlo.

“Hice la colimba un año y medio en Junín de los Andes, en los ‘70. Ahí me encontré con los apellidos Cañicul, Coliluan, Huayquimil. La mía, hasta entonces, había sido la experiencia de un sujeto urbano. Pero ahí descubrí la magnitud de ese ‘desierto’. Palabra que aplasta la noción de que ahí hay vida, ideas, lucha. Y claro, vi los estragos causados por la ‘Conquista del Desierto’”.

Volvió varias veces. En esos viajes se dedicó a escribir crónicas, sostenidas en su propia experiencia. En el andar y el entender, conoció la historia del Nano, la que publicó en el libro “Un maestro” (2011).

Paréntesis: "Orlando Balbo, 'Nano', discípulo de Paulo Freire, fue secuestrado el 24 de marzo de 1976. Logró sobrevivir a la cárcel de Rawson pero quedó sordo por efecto de la tortura. Se exilió en Roma gracias a monseñor Jaime de Nevares, fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, quien, a su vuelta al país en 1985, le sugirió partir hacia Huncal, un paraje hostil perdido en la precordillera patagónica.

Allí se dedicaría a la alfabetización de una comunidad mapuche, una experiencia educativa antológica, en la más cruda desolación. Años más tarde, también participaría en las luchas docentes de Neuquén, que incluyen el asesinato del maestro Carlos Fuentealba a manos de la policía provincial”.

El Nano y Saccomanno se conocieron en 1969 cuando hacían la colimba en ese cuartel sureño. A mediados de los ‘70, el escritor había dado por desaparecido al maestro. Cuando volvieron a encontrarse, el Nano simplemente dijo: “Yo cuento, vos escribís”.

Con y sin él, Guillermo viajó a varias comunidades. En la de Mamá Margarita, por ejemplo, dimensionó las secuelas del poder huinca, la pobreza extrema. “A los mapuches los miraban con desprecio. Les llamaban ‘los chatos de la zona’. Muchos de ellos veían como una salida entrar al Ejército. Se enganchaban como baqueanos”.

- Conociste al ejército y a los mapuches. ¿Qué sentís en este momento, con un desaparecido en medio?

- No soy optimista. Es claro que este gobierno piensa seguir vaciando el país y que eso se ejecuta con represión. Creo que este gobierno aplica los mismos mecanismos políticos y económicos de la dictadura y que cuenta, como ella, con la complicidad civil. En Argentina, el discurso xenófobo, rubio, blanquito, de derecha, sigue espantosamente vigente.

Ficha

Presentación de "Amor invertido"
Día y hora: Hoy a las 19.
En: Espacio Cultural Le Parc (Mitre y Godoy Cruz, Guaymallén).

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