3 de marzo de 2018 - 00:00

Eduardo Sguiglia: “Admiro a los soñadores, justicieros y antihéroes”

La última obra del autor se adentra en las tramas del espionaje cibernético para pulsar las cuerdas de los sentimientos más humanos.

Eduardo Sguiglia sale del molde en todas y cada una de las actividades en las que se cita su nombre.

Es economista, sí; pero no serían las tribunas mediáticas, donde se habla de índices que suben o bajan, donde hay que encontrarlo.

Es investigador, también; pero no de aquellos que hacen de la abstracción un pase para el limbo de los académicos que nunca meten los pies en el barro de la "realidad".

Fue funcionario y hombre involucrado en la política. De hecho, el primer embajador de nuestro país en Angola. Sin embargo no juega a las elusivas tácticas y estrategias que sólo tienen como finalidad el poder.

Es escritor de los buenos. De aquellos que saben que la palabra es también (como la economía, la sociología y la política, sus otros territorios) el modo de construir pensamiento, reflexión y conmoción interna para salir de la experiencia transformados.

La literatura de Eduardo nos convoca aquí para centrarnos en su última novela: "El miedo te come el alma". Se trata de un libro que cierra una trilogía que arrancó con "Ojos negros" y continuó con "Los cuerpos y las sombras".

Es, digámoslo, una escritura atrapante: asuntos de espionaje, arte, nazis y delitos informáticos. La guerra de discursos y acciones entre los personajes de "El miedo te come el alma" levanta el polvo de los bits y los vuelve amenaza y humanismo.

Para comprender y adentrarnos en el proceso de escritura de esta potente novela, es su autor quien nos ilustra.

- ¿Qué encontraste en el proceso de esta novela que no haya estado en las anteriores de la trilogía y qué pervive en todas?

- Las dos primeras tienen el mismo protagonista principal. En ésta reaparece un personaje de la segunda novela, el sargento Pereyra, y se cierran algunos episodios e interrogantes que habían quedado abiertos en las anteriores.

 "Ojos negros" se sitúa en África. "Los cuerpos y las sombras en Argentina, con la historia de la dictadura (que Eduardo sufrió en su exilio en México) de fondo. "El miedo..." en cambio tiene un pie en Berlín, Amsterdan y Londres (el nazismo ahí rondando) y otro en la Patagonia. 

Es que en la ficción de Sguiglia “las dos organizaciones que luchan por informar y desinformar en el mundo virtual tienen sus bases operativas” en Berlín y Amsterdam.

En Londres “se disparan todos los acontecimientos cuando una famosa galería de arte pretende homenajear a un magnate y coleccionista ocultando su pasado nazi”. La Patagonia, Rosario y Buenos Aires son los escenarios que “refieren a la vida y a las andanzas de los argentinos que intervienen en la historia. En particular, Daniel, Eric, Pereyra y el Capitán”, cuenta el autor.

- Uno nunca es una página en blanco, sin historia ni huellas previas. ¿Cómo se liga esta novela de espías y aventuras con tu trayectoria y militancia políticas?

- Es cierto que uno está formado por sus conocimientos y sus experiencias de vida. Y, de alguna u otra manera, los vuelca en su obra junto a lo que pudo ver e imaginar.

También es verdad que la política y los asuntos públicos siempre fueron de gran interés para mí pero no veo una ligazón entre estas últimas cuestiones y la nueva novela. Aunque comparto la opinión de mi editor, Fernando Fagnani, en cuanto a que la historia que se cuenta puede ser definida como un thriller político.

La gente tiene el preconcepto de que un “economista” no puede sino pensar en números, variables y estadísticas. Algo que, visto en superficie, parece opuesto a la literatura y sus formas narrativas. Por eso le preguntamos:

- ¿Qué aspectos de tu formación académica han sido material valioso para esta novela?

- Muchos de los preconceptos sobre los economistas tienen fundamentos verdaderos. Aquellos colegas que consideran a la economía como algo ajeno a las ciencias sociales. No es mi caso. Piensan más en los números y en las ecuaciones que en las personas y más en las recetas liberales o neoliberales que en el bien común.

Casi nada de la teoría económica me ha resultado valioso o útil para la literatura. Excepto algunos pasajes de los textos clásicos de Karl Marx (gran pluma, por cierto), Keynes, Ferrer y, en los últimos años, de Joseph Stiglitz. A mi formación en el campo de la sociología, en cambio, le he sacado más provecho a la hora de escribir ficción. En especial, a las técnicas de investigación histórica y social.

- Comparan tu literatura con Conrad, algunos; con Soriano, otros. ¿Vos encontrás en ella afinidades con estos autores?

- Agradezco mucho esas comparaciones. Supongo que lo de Conrad viene por el lado de “Fordlandia”, “Un puñado de gloria” y “Ojos negros”, y lo de Soriano, tal vez, por los buscavidas y el humor de “El miedo...”.

De todos modos, significan un gran halago para mí porque fueron dos grandes narradores que supieron captar las tensiones y el espíritu de una época, además de escribir historias en las que suceden cosas que resultan atrapantes o divertidas y ganar el corazón y la simpatía de un público diverso. Este tipo de literatura es mi preferida.

- ¿Te gusta la novela negra, es una fuente de inspiración para vos?

- Sí. Cada tanto vuelvo a Chandler, Mankell o Vázquez Montalbán. Es un género que leo y respeto desde que era un adolescente. Son relatos que representan una gran compañía. Pero no las considero una fuente de inspiración.

- Soñadores, justicieros, antihéroes son algunos de los personajes de "El miedo...", ¿qué hay en la interioridad de esos protagonistas que te seduce?

- Este tipo de personas son las que admiro y las que más me atraen y, también, las que mejor reflejan, a mi juicio, la buena fe constitutiva de los seres humanos, incluyendo a muchos compatriotas.

- El contexto que los rodea es, digamos, indiferente. ¿Hay en esa visión algo de tu mirada respecto del "mundo" en el que vivimos?

- Toda generación y todo soñador o justiciero piensa o siente en algún momento que al mundo nada le importa. Que es sordo y que es mudo como dice el tango.

Pero los sueños de construir una sociedad o un país mejor, más justo y solidario suelen ser ambiciones de minorías que muy de vez en cuando y por distintas circunstancias despiertan el apoyo colectivo, o bien se transforman en metas de la mayoría de la población.

- ¿Cuál es el libro que te hubiera gustado escribir y cuál te está esperando?

- Me han gustado infinidad de novelas y cuentos y, tal vez, me hubiera gustado escribir “Moby Dick”, aunque sin tantos dibujos y explicaciones sobre las ballenas y el resto de los cetáceos. Respecto de mis planes, tengo pendiente una novela sobre la guerra y la paz.

- ¿Qué sorpresas te ha deparado la presentación de "El miedo..."?

- Muy buenos comentarios de los lectores y esto siempre es un gran aliciente para seguir adelante en este oficio tan incierto y solitario.

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