El zaguero central de la Selección Argentina, Lisandro Martinez, habló con el corazón y pidió que el país deje las diferencias de lado, siguiendo el ejemplo del Mundial 2022. "Che, basta loco. Si la Selección pudo unir a todos, ¿por qué ustedes no pueden?”, aseguró.
En diálogo con el canal de YouTube Clank!, el defensor aseguró que desea que la gente a lo largo y ancho del país no discuta más. "Somos argentinos, ¿cómo no podemos tirar todos para el mismo lado? Cuando pasan ciertas cosas, da impotencia. Sos del mismo país, cómo te vas a andar peleando o tirándote con todo. Yo hablo como argentino, no busco un beneficio ni absolutamente nada. Yo también tengo a mi familia viviendo en Argentina y obviamente tengo empatía y comprensión con toda la gente“, contó.
Lisandro Martínez y el pedido de paz interna en Argentina:
En ese sentido, tomó como ejemplo lo sucedido con el equipo conducido por Lionel Scaloni, que reunió a los argentinos en torno a la consagración. "No me olvido más que cuando salimos campeones del mundo se abrazaban los hinchas de Central y los de Newell’s, los de Boca y River. Eso fue genial. ¿Si podría haber unión más allá de cuando se gana un Mundial? Tendrían que decir ‘che, basta loco. Si la Selección pudo unir a todos, ¿por qué ustedes no pueden?”, reflexionó.
La dura infancia y la difícil lesión de Lisandro Martínez:
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En camilla sale Lisandro Martínez desde la cancha del Manchester United y esto crea preocupación en el cuerpo técnico de la selección argentina de fútbol.
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Además de dialogar sobre la realidad actual de Argentina, Martínez también contó detalles desconocidos sobre sus primeros años de vida, que fueron durísimos. “Vengo de muy abajo, sé lo que es luchar, pasar hambre, frío, calor. Yo trato de mejorar y de aprender de todo. Cuando voy a los años anteriores de mi vida, no la pasé muy bien. Eso es lo que me da fuerza para el día de hoy salir a comerme el mundo", comenzó.
Consultado por si pasó hambre cuando era joven, Lisandro contestó sin tapujos: "Sí. De muy chico, éramos una familia muy grande. Convivíamos tres familias, mis abuelos, mis tíos y primos, todos en un mismo terreno, con tres casas divididas. Comía al mediodía y, a la noche, tomábamos un té con un pan. Eso era normal. De chico no te das cuenta, vos vivís, estás todo el tiempo jugando a la pelota en el patio de la casa con toda la gente del barrio. Tal vez sin eso, hoy no sería lo que soy, así que soy un agradecido de la vida. ¿Qué porcentaje de chances hay de que un chico de Gualeguay, del barrio que salí yo, llegue hasta donde llegué hoy?", se preguntó.
Finalmente, aseguró que todo lo que vivió sirvió para prepararlo de cara a los desafíos del mundo del fútbol. “Siempre pienso en que, pase lo que pase, hay que aceptar y tener adaptación. Cuando me lesioné, estaba en casa con mi mujer embarazada, faltaba poco para el nacimiento de mi hija. Yo me preparaba en silencio para lo peor. Pensaba en los ligamentos, los meniscos. Y decía ‘bueno, a buscar soluciones’. Se confirmó la lesión y, al otro día, vinieron el médico y el kinesiólogo. Yo ya estaba preparado, mandé a mi mujer a la cocina para que no sintiera el estrés de una noticia fea. Ellos vinieron con cara larga, tristes, y al final terminé consolándolos yo, les dije va iba estar todo bien. Me preparé para esa situación”.