¿Cómo están las finanzas de Mendoza?

Mendoza terminará con déficit muy similar al año anterior, pero no se aprecia que busque bajar niveles de subsidios, como surgió de la audiencia pública por el transporte público.

Por Rodolfo Cavagnaro - Especial para Los Andes

Los últimos datos publicados por el gobierno de Mendoza dan cuenta que el déficit acumulado en los primeros once meses del año es equivalente, en términos reales, al que había acumulado el ex gobernador Francisco Pérez.

La primera reflexión que podría hacerse es intentar saber en qué se mejoró después de tanto discurso, porque la gente tiene la sensación de que hubo mejoras. Y esta sensación viene, simplemente, de que el gobierno de Alfredo Cornejo consiguió financiamiento y, además, emitió títulos de deuda para regularizar facturas impagas de proveedores.

La situación es muy compleja, más allá del financiamiento conseguido, porque hay un problema estructural de un volumen de gasto improductivo muy elevado y casi no quedan recursos para la inversión pública. La situación, pensando en la sociedad, es grave. Porque es la sociedad la que alimenta con sus impuestos el presupuesto público y la primera perjudicada por esta estructura donde la mayoría del gasto se deriva a los que trabajan en el Estado.

La provincia, además, debe enfrentar una compleja situación ya que la economía local viene en retroceso desde hace varios años, por lo que depende cada vez más de los recursos nacionales de coparticipación. Ya el gobierno anterior había recurrido a aumentar impuestos provinciales, lo que agravó más la situación productiva.

Hoy la provincia no genera los niveles de riqueza necesarios para sostener el tamaño del Estado ni para asegurar bienestar para la mayoría de la población. El sector agrícola, en crisis hace tres años, está en una situación peligrosa porque muchos propietarios sueñan con vender sus campos para hacer barrios mientras la pesada burocracia estatal no termina de definir áreas agrícolas protegidas para evitar el avance de la urbanización de las pocas zonas bajo riego.

Mientras las actividades tradicionales están en crisis, las nuevas actividades de servicios que habían crecido, como el turismo, también afrontan sus propias crisis y registran uno de los más altos niveles de empleo informal. Los niveles de consumo tradicional también están afectados por la pérdida de competitividad del tipo de cambio y mientras no se puede exportar ni somos una plaza atractiva para el turismo, los mendocinos viajan a Chile a comprar textiles, calzados y electrónica.

Con este panorama el problema es más grave porque tampoco la provincia es atractiva para que se instalen nuevas empresas ya que las cargas impositivas provinciales y municipales, sumadas a las nacionales, no generan condiciones atractivas para una provincia muy alejada de los grandes de centros de consumo nacional y muy lejos de los puertos.

Ante esta situación queda claro que la sociedad no puede mantener un Estado gigante e inútil, que no sirve y sale carísimo. En este contexto debería darse un debate profundo que permita planificar un camino de salida, pero teniendo en cuenta que será imposible encontrar un camino idóneo haciendo más de los mismo. El mundo cambió y esto obliga a replantearse la forma de hacer las cosas.

Colectivos, un ejemplo

Esta semana se realizaron las audiencias públicas para tratar el precio del boleto de colectivo, el cual es la más grande demostración de las distorsiones que rigen en Argentina y en Mendoza en particular, heredadas de las gestiones anteriores. El gobierno planea subir desde el 1° de febrero el precio del boleto urbano de $6 a $8 (un 33%), mientras esperan llevarlo a $8,50 desde Julio.

Según datos que aportó el gobierno, el costo actual del pasaje rondaría los $ 23, pero eso se financia con un bajo precio del boleto, que cubre solo el 38%, subsidios nacionales, que alcanzan a cubrir el 40% del costo, mientras que los subsidios provinciales cubren el 22% restante.

Dado que en Mendoza se les paga a los transportistas por kilómetro recorrido, un sistema totalmente anómalo que les evita a las empresas asumir el riesgo propio de una actividad económica, el gobierno, hace varios años, decidió cubrir las diferencias para evitar subir el precio del boleto y, por lo visto, piensa seguir haciéndolo.

En los subsidios que paga el gobierno están incluidos los abonos, o subsidios que el gobierno paga a diversos sectores sociales, un fenómeno que no se da en la mayoría de las provincias del país. Incluso, donde los servicios con concesiones municipales (como Córdoba, Rosario), no existen subsidios locales y la provincia no aporta nada y el boleto es bastante más caro que en Mendoza.

Los funcionarios presentes reconocían en la audiencia que, sin los “abonos” no haría falta aumentar el boleto, aunque el gobierno seguiría cubriendo la diferencia porque con el precio no se cubriría el costo. Incluso, se hace necesario una revisión del sistema porque, de los números aportados, surgirían alguna serie de anomalías que merecerían una investigación de la Fiscalía de Estado.

Según datos aportados por el gobierno, los subsidios para estudiantes universitarios alcanzan a $ 31.259.220, mientras que los que se dedican a docentes llegan a $ 22.274.081, mientras que para estudiantes primarios llegan a $ 17.430.660 y para celadores alcanzan a otros 10 millones.

Cabe preguntarse si es verdad que hay más estudiantes universitarios que docentes, pero lo más llamativo es que haya más estudiantes universitarios que de primaria. Esto muestra una clara anomalía por falta de controles adecuados que deberían motivar una profunda investigación para saber por dónde se filtran estos fondos.

Como se puede apreciar, el tema del transporte público en Mendoza es un tema muy distorsionado porque, a las distorsiones que traía, que motivó que se retiraran concesiones, se les agregaron nuevas distorsiones que han generado un sistema totalmente inviable sin auxilio del Estado, pero muy rentable para las empresas.

El gobierno, además, deberá afrontar una baja en los montos que aportará la Nación, que solo los incrementará un 17%, según la pauta presupuestaria. En estos rubros están incluidos los subsidios a los sueldos de los choferes, para que ganen mucho más que los usuarios, que son los que pagan el subsidio. ¿Seguirá el gobierno subsidiando o decidirá aumentos de boleto en un año electoral? Lo probable es que se endeuden para no asumir la realidad.

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