En los últimos 5 años el empleo demandante casi se duplicó. Pasó de 8,3% en el segundo semestre de 2017 al 13,9% en el segundo trimestre de 2022, última medición de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE). Esto implica un alza de 5,6 puntos. Si se observan los indicadores de esos períodos del último quinquenio respecto del anterior prácticamente son el doble.
Pero no sólo esto: desde 2018 también se incrementó el subempleo y la población económicamente activa (PEA) lo que permite ponerle números a la realidad cotidiana que se percibe en la calle. Cada vez más personas buscan un segundo y hasta un tercer empleo a tiempo parcial y con diversos formatos para sostener un nivel de vida que tiene un costo cada vez más elevado. En el mismo sentido, se incorporan más personas al mercado laboral, quizás más miembros de una familia que ya no puede sostenerse con los ingresos de los trabajadores que la mantenían hasta ahora.
Las personas subempleadas se definen como aquellas que tienen empleo por tiempo no completo (menos de 35 horas semanales), retribuido por debajo del mínimo o que no aprovecha completamente la capacidad del trabajador.
La PEA también aumentó. En el primer trimestre de 2020 comienza a superar el 50% de la población activa, luego vuelve a descender en el marco de la crisis sanitaria y en 2021 y 2022 se queda en esa proporción que antes rondaba entre 42% y 47%.
Bolsillo desinfaldo
Entre las causas, la inflación ha sido sin dudas el detonante de este escenario. Los salarios han perdido año a año el poder adquisitivo que tenían y esto ha empujado a la necesidad de suplir esa brecha con más empleo y la incorporación de más miembros al mercado laboral. Estos miembros quizás se incorporan a tiempo parcial o en empleos de menor carga laboral lo que empuja el subempleo. La pandemia agravó el panorama.
“El subempleo crece en los últimos tres o cuatro años primero y principal porque no trabajan las 8 horas del día, probablemente trabajen menos y buscan un empleo adicional que les permita cubrir por lo menos una canasta básica digna y quien trabaja las 8 horas también lo hace porque con el salario promedio en Mendoza no se cubre la canasta básica, ni siquiera la oficial”, explicó el economista José Vargas. Añadió que algunos buscan hasta un tercer empleo o lo que se conoce como “changa”.
Martín es un ejemplo de lo que les pasa a muchos mendocinos, llegó a tener tres trabajos: el principal y dos más con menos carga horaria y de manera virtual.
“En 2020 empecé a trabajar para un proyecto los días sábados, media jornada, para tener un ingreso más para sumar a mi actividad principal”, que realiza de lunes a viernes por al menos 7 horas, comenzó su relato.
Luego sumó otro que hace en contraturno, ya sea a primera hora de la mañana, antes de empezar con su actividad principal o por la tarde al terminar.
“La inflación y los aumentos de las cosas no crecen en proporción a las actualizaciones de los sueldos, ni hablar de lo que es el alquiler. En ese caso estamos hablando de un aumento de más de 100% respecto de cuando empecé a alquilar: eran 20 mil pesos a fines de 2019 y ahora pago casi 45 mil”, relató.
“Trato de suplir lo que me falta en la actualización del sueldo principal con puchitos, changuitas, trabajos menos demandantes con un sueldo bastante más bajo que me sirvan para tapar esos agujeros, nunca el aumento de sueldo se va a equiparar con el aumento en el alquiler, los servicios, la obra social”, agregó.
“En esta rutina de doble y hasta triple trabajo llevo tres años seguro; hace poco más de un año intenté priorizar no trabajar el fin de semana porque estaba muy sobrecargado, pero no es que trabajo menos porque aumenté el tiempo en el otro trabajo”, resumió.
Andrea es otro caso: salvo algunas preparaciones de tortas para vender, no trabajaba fuera de su casa y se ocupaba de sus hijas. Ahora tuvo que salir a buscar un extra para la familia ya que con lo que gana su esposo no es suficiente. “Hace como un año empecé a trabajar algunas horas en un almacén, no es mucho el pago, pero nos ayuda”, señaló.
La inflación interanual ha sido de 94,6% en Mendoza, 92,4% en el país y los ingresos corren detrás. La variación interanual de los salarios del sector registrado en el país fue de 82,7% interanual mientras que, peor aún, en el sector informal fue de 70,7%, según ha informado el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Mendoza, entre los salarios más bajos
Hay un aspecto fundamental que permite explicar en parte esta situación: Mendoza es una de las provincias con uno de los salarios más bajos del país.
Según el Indec el ingreso mensual promedio en la Argentina para el tercer trimestre de 2022 se ubicó en 83.755 pesos mensuales. Y aquí aparece la brecha de género: la media mensual en el caso de los varones fue de 95.609 pesos y para las mujeres de 72.150 pesos. Esto también puede asociarse al incremento del empleo demandante y la subocupación: en Mendoza 4 de cada 10 hogares tienen jefatura de hogar femenina según la DEIE. Con menores ingresos y una buena proporción con hijos a cargo, que dificulta distribuir el tiempo entre las tareas de cuidado y el trabajo, las mujeres suelen acceder a empleos de menor carga horaria, informales y peor pagos.
Según datos del Ministerio de Trabajo de la Nación el salario promedio en el sector formal es de 115.645 pesos y con datos hasta septiembre, Mendoza se encontraba novena entre las provincias con salario más bajo. En tanto el sueldo neto promedio nacional del sector privado registrado era de 149.338 pesos, con grandes brechas por región.
De acuerdo a los análisis de Evaluecon, la consultora de Vargas, “Mendoza está entre las últimas 5 provincias con menores salarios del país, en la práctica ese salario promedio no es el salario promedio del sector público y privado de la economía”. Es que explicó que cambia considerablemente si se tiene en cuenta el sector informal donde el salario es más bajo. “Según nuestras encuestas y base de datos el salario promedio en Mendoza del sector privado más el sector público más el sector informal para diciembre 2022 fue de 99.500 pesos”, apuntó.
Los datos oficiales muestran que la brecha entre el sector formal y el informal puede ser hasta de 100%.
Cambió el mercado laboral
La posibilidad de incorporar otros trabajos se vio favorecida por los cambios que hubo en el mercado laboral en el marco de la pandemia a partir de lo cual se generan más espacios de teletrabajo, lo que permite otra gestión del tiempo por parte del trabajador. “Muchos trabajadores quedaron con la virtualidad que le sirvió también a las empresas para disminuir costos, entonces al empleado le da la posibilidad de aprovechar el tiempo con otros empleos alternativos”, apuntó Vargas.
Además de lo ya mencionado, Patricia Collado, doctora en Ciencia Políticas y Sociales y experta en Sociología del Trabajo sumó otro cambio que se ha presentado en el mercado. “Hay otro fenómeno estructural que tiene que ver con la informalidad cada vez más extensa y generalizada del mercado de trabajo, es decir que se crean empleos de muy mala calidad cuya variable es el salario y la jornada de trabajo”, apuntó. Explicó que la mayor cantidad de PEA empuja la demanda de empleo y proliferan más cantidad de puestos de trabajo con menor salario, menor carga horaria e informales.
El impacto llega incluso a los miembros jóvenes de las familias. Un relevamiento realizado por Unicef concluyó que 1 de cada 4 adolescentes trabaja asociado al ingreso insuficiente de sus hogares. Ese mismo sondeo puso en evidencia que 1 de cada 3 hogares dejó de comprar algún alimento por falta de dinero y que las familias están cada vez más endeudadas. La Encuesta Rápida sobre la situación de la niñez y adolescencia 2022 fue realizada en junio y mostró que hay 10% de los adolescentes que está en busca de empleo mientras que la proporción de quienes ya están insertos asciende de 24% a 35% en hogares con ciertos criterios de vulnerabilidad.
Facundo Biffi, director de la DEIE consideró que la demanda también está empujada por los programas de entrenamiento laboral certificado e inserción laboral de la provincia. Detalló que el programa Enlace ha incorporado 9 mil personas y Enlazados, 12 mil. “Hay un universo que pasa de estar informal a estar en blanco y otros que empiezan a buscar cuando encuentran estos instrumentos, eso incentiva”, consideró. Agregó que la cantidad de gente buscando empleo en Mendoza está entre las tasas más altas del país.