El barrio Estación Flores ubicado en Córdoba capital no sale de la conmoción y del dolor tras la muerte de la adolescente de 15 años que fue atacada por dos dogos argentinos. La tragedia ocurrió este domingo, cuando la joven paseaba a sus perros. Tras el brutal ataque, los caninos ingresaron a un domicilio y el dueño de la vivienda los mató para proteger a su familia.
Maximiliano Tapuro fue el vecino que mató a los dogos a puñaladas ante el temor de que atacaran a su bebé de casi un año. Según contó al medio TN, el hombre desconocía que Trinidad, la joven que falleció esta madrugada, había sido agredida por los perros, pero al ver que se dirigían a su domicilio se dispuso a defenderse.
“Uno de mis perros salió a buscarlo y se me metió a la casa. Le tuve que dar más de 11 puñaladas a los perros. A uno le pegué una puñalada y se fue. Al otro le pegué una puñalada y me siguió. No me soltaba y me perseguía. Se me dobló un cuchillo y tuve que buscar otro”, contó en la entrevista. Su mayor temor era que atacaran a su familia, puesto que tiene una beba de 11 meses.
“Cuando entraron los perros no pensé en la gravedad de enfrentarlos. Tengo a mi bebé acá, me la comían de un bocado”, expresó con preocupación. Y es que los caninos ya eran conocidos en la zona por su agresividad. De acuerdo con eldoce.tv, Tapuro reveló que los dogos ya habían matado a “siete perros”. Asimismo, otro vecino reveló que los propietarios -que se encuentran de vacaciones- cuentan con “más de cinco denuncias” por ataques previos.
“Cuando se me mete uno de los perros al living, le sigo pegando. El perro comenzó a correr en círculos hasta que le pegué una última puñalada” contó sobre la secuencia final de su encuentro con los perros. “Era el perro o mi familia, sabía que debía defenderlos. Ese fue el coraje”, confesó a Cadena 3.
“Agradezco que mis perros los torearon porque a media cuadra había seis niños jugando, hubiese sido una masacre. ¿Si no los paraba ahí, a dónde los parábamos? Estoy seguro de que lo volvería a hacer”, aseguró más adelante. En este sentido, Maximiliano reconoció que “fue una situación fea. Se siente feo porque nunca maté a un animal. Y a mí me encantan los animales”.
“Tener que matarlos de esta forma no me gustó. Pero esos perros ya no eran perros, eran máquinas de destrucción”, declaró. En este sentido, el vecino agregó que los dogos habían sido entrenados para la caza: “Yo fui a cazar con esos perros y sabía que ellos eran entrenados por pumas. Yo no los podía levantar cuando quedaron tendidos en mi casa”, recordó.