Trump picó en punta pero Haley no se rinde

Tiene lógica que Haley siga en carrera. Si la candidatura de Trump cayera por sus flancos judiciales, sobre Haley caería la postulación. Y es posible que ella haga crecer las chances republicanas de ganar la elección.

Donald Trump y Nikki Haley
Donald Trump y Nikki Haley

En cada partida que gana festeja como si lo hubiera consagrado candidato. Casi no tiene rivales. Su desafiante en el andarivel ultraconservador, Ron Desantis, abandonó la carrera de manera vergonzosa. El lema del recalcitrante gobernador de Florida era “nunca retrocedas”, pero huyó de la contienda en Iowa, que es el primer round de una pelea que tiene cincuenta.

Donald Trump también festejó como definitiva su siguiente victoria: New Hampshire. Sin embargo, su única desafiante en lo que resta de las primarias republicanas, no se sacó los guantes y avisó, con entusiasmo, que seguirá peleando.

Los caucus de Iowa y la elección de New Hampshire podrían haber consagrado la candidatura del ex presidente. Normalmente, sus ganadores son los que obtienen la postulación del Grand Old Party. ¿Por qué dos estados pequeños tienen tanto peso? Porque, como en la Fórmula Uno, Iowa establece la pole position y en New Hampshire se ve a los que pican en punta.

Iowa, por ser el punto de largada, y New Hampshire por ser el único estado donde los independientes también pueden votar, potenciando su importancia como termómetro electoral.

Siguiendo las estadísticas del último medio siglo, Trump ya sería el candidato. Pero Nikki Haley sigue en pié y los aportantes mantienen abiertas sus billeteras.

La razón de que, con tan poco, la ex embajadora en la ONU siga desafiando al magnate neoyorquino, es que aún no está todo dicho.

El 43 por ciento que obtuvo en New Hampshire muestra que su competitividad aún respira. Y el próximo round es en Carolina del Sur, estado donde nació y gobernó la tenaz desafiante que tiene el ex presidente. Si triunfara, Haley seguiría en la contienda con un poco más de músculo.

Ella representa al conservadurismo moderado que representó John McCain hasta su muerte y que ni Mitt Romney ni Liz Cheney pudieron liderar. Haley no tiene más potencia que el ex gobernador de Massachusetts ni que la hija de Dick Cheney. Pero es la única figura que desafía a Trump desde la centroderecha. O sea, la única desafiante del personalismo extremista que expresa el multimillonario que se adueñó del Partido Republicano.

En el escenario político norteamericano, el ultraconservadurismo convirtió en minoría escuálida al centroderecha. ¿Por qué entonces tendría Haley alguna chance? Porque el magnate inmobiliario corre con una espada de Damocles sobre su cabeza.

Si alguno de las decenas de juicios por delitos empresariales, sexuales y políticos que lo acosan lo declara culpable, podría alterarse el tablero de las primarias. Varias encuestas muestran que un porcentaje significativo de trumpistas dejaría de apoyarlo si es declarado culpable. Sobre todo si la condena se da en el proceso por la presunta conspiración golpista que encabezó en enero del 2021.

Tampoco está claro que pueda mantener su candidatura si se lo declara culpable de violar la Constitución y atacar la democracia. La historia norteamericana tiene casos como el de Eugene Debs, quien estando en prisión consiguió su mayor cantidad de votos como candidato por el Partido Socialista de América en las presidenciales de 1920. Pero las acusaciones que pesan sobre el ex presidente son demasiado graves.

A Debs lo culparon de “sedición” por oponerse a la participación norteamericana en la Primera Guerra Mundial, mientras que la acusación de sedición contra Trump es por sus maniobras para perpetrar un fraude y luego para destruir el proceso electoral, incluyendo un violento intento de golpe de estado que dejó cinco muertos en el Capitolio.

Ser culpable de semejantes delitos podría llenar el vacío constitucional de razones delictivas que impidan candidaturas.

Por eso tiene lógica que Haley siga en carrera. Si la candidatura de Trump cayera por sus flancos judiciales, sobre Haley caería la postulación. Y es posible que ella haga crecer las chances republicanas de ganar la elección.

Joe Biden debería ser muy competitivo por sus resultados económicos. La inflación cae, el empleo aumenta y la economía crece. Sin embargo, la competitividad del presidente es débil porque genera sensación de fragilidades por la edad.

Sólo la postulación de Trump potencia en alguna medida a Biden. La economía, que debiera ser su turbina más potente, es su talón de Aquiles porque se está dando un fenómeno de desconexión entre la realidad económica y la percepción que la sociedad tiene de la economía.

Contrariando la realidad, en la percepción general la economía no remonta. Las clases medias la perciben famélica y se sienten más pobres. En parte porque los precios quedaron altos en la última escalada inflacionaria, y en parte por las razones sociales enigmáticas que componen también el fenómeno de la desconexión.

La cuestión es que, aún con Trump partiendo en punta hacia la victoria en las primarias, la ex gobernadora de Carolina del Sur tiene razones para no abandonar la contienda.

* El autor es politólogo y periodista.

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