Al borde del abismo

En Glasgow estuvo ausente el presidente de China, país que ha desplazado a los Estados Unidos como mayor emisor de CO2. Un tercio de las emisiones contaminantes se originan en esas dos potencias económicas.

Al borde del abismo
En Glasgow estuvo ausente el presidente de China, país que ha desplazado a los Estados Unidos como mayor emisor de CO2.

“Al borde del abismo”, definió la situación ambiental el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, antes de viajar a la Cumbre Ambiental de Glasgow. No es una exageración, las consecuencias del calentamiento global, que, se temían afectaran a la humanidad a fines de este siglo se han adelantado.

Cada vez hay más inundaciones, sequías prolongadas, desertificación de extensos territorios, incendios devastadores, falta de nevadas en las montañas, glaciares en retroceso y el deshielo afectando al Ártico y a la Antártida.

El aumento de las temperaturas ha incrementado la mortalidad en las personas mayores de 65 años en un 50 %. Deshidratación, insuficiencias renales, enfermedades cardíacas y pulmonares, alergias, afecciones dermatológicas.

En Glasgow estuvo ausente el presidente de China, país que ha desplazado a los Estados Unidos como mayor emisor de CO2. Un tercio de las emisiones contaminantes se originan en esas dos potencias económicas.

La buena noticia es el compromiso del presidente Biden con la agenda ambiental, luego del abandono del acuerdo de París por parte de su antecesor, quien negaba el problema a pesar de todas las evidencias científicas.

También han aparecido negadores del cambio climático en nuestro país como es el caso del señor Milei, que, ha calificado con la ligereza que lo caracteriza para tratar los problemas de Estado, como temas de “zurdos”. Los hechos no tienen ideología, la cobertura en muchos casos, para disimular la ignorancia.

En el gobierno hay contradicciones entre el discurso y los hechos. El discurso ambientalista lo tiene, y lo usa para acusar al capitalismo sin admitir que gracias al capitalismo, el mundo ha tenido el fenomenal progreso que desmintió profecías apocalípticas, como la de Malthus, sobre la imposibilidad de alimentar y proveer bienes a una población que llegara a los mil millones de habitantes.

El problema del calentamiento global requiere dos medidas, cambiar la matriz energética y promover la reforestación. Es decir contaminar menos y a su vez producir más oxígeno.

El gobierno, en cambio, subsidia la producción de combustibles sólidos, con el 5 % del presupuesto nacional. También ha introducido cambios en la legislación que promovía el uso de biocombustibles, disminuyendo el porcentaje de los de origen vegetal en las naftas y gas oil. No se registran avances tampoco en el cambio del sistema de transporte de cargas y de pasajeros, con la conversión a gas del combustible, como paso intermedio, al uso de vehículos eléctricos. Tampoco ha cerrado la mina de carbón de Río Turbio, el mineral más contaminante de todos.

Además no se ha detenido la deforestación de amplias regiones del país. Está probado que es compatible la forestación con la ganadería. Es cierto que la extensión de la frontera agrícola ha contribuido al desmonte, pero hay vastas extensiones que no tienen aptitud agrícola y que pueden compensar la pérdida de bosques con la implantación de otros. Forestar millones de hectáreas, además de ser un aporte a la mejora del medio ambiente, permite impulsar el desarrollo de tierras periféricas, siendo un gran generador de mano de obra y base de una industria con mercados externos muy interesantes. El cuidado del medio ambiente no elimina empleos, por el contrario, genera otros.

Nuestro país está bien dotado para encarar una agenda ambiental basada en el cambio de la matriz energética. Los vientos de la Patagonia pueden generar, según los especialistas, cincuenta veces más electricidad que la producción actual. A esta energía eólica se suman las posibilidades de la energía solar, fuente ilimitada de energía.

Mendoza está soportando las consecuencias del cambio climático. El retroceso de glaciares, la disminución de nevadas con la consiguiente disminución de los caudales de los ríos requieren acciones políticas para afrontar el problema, habida cuenta que en esta provincia ha sido posible la civilización humana por los ríos alimentados por los deshielos cordilleranos.

Mejorar el manejo del agua en el sistema de riego, evitar las pérdidas en las redes de distribución del agua potable, son las obras prioritarias. También se impone una revisión de proyectos de generación hidroeléctrica como Portezuelo del Viento, planeados con caudales mucho más voluminosos que los actuales. Los vientos del sur, y el sol del que se precia contar Mendoza, son los vectores para impulsar el desarrollo provincial con energía ilimitada a bajo costo y que contribuye al mejor aprovechamiento de las aguas subterráneas.

Las crisis ofrecen oportunidades, en la medida que las afrontemos y tomemos decisiones. El tema ambiental hace a la supervivencia de nuestra civilización y por ahora este es el único planeta del que disponemos.

Mendoza no puede estar ausente de la solución porque la crisis ya le ha llegado.

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