Misión científica en las Georgias del Sur

Un hecho relevante en la investigación científica antártica se llevó a cabo entre febrero y abril de este año, al concretarse una edición más de la campaña oceanográfica en el mar que rodea a las islas Georgias del Sur, territorio que reivindicamos como nuestro, pero que está usurpado por Gran Bretaña. La misión no se realizaba desde hace diez años.

Misión científica en las Georgias del Sur
Islas Georgias del Sur.

Concluyó hace varios días una campaña de estudio para relevar la abundancia de los ejemplares juveniles de merluza negra y de otros peces en las plataformas de las Islas Georgias del sur y las Rocas Cormorán y Negra.

La tarea se realizó a bordo del Buque de Investigación Pesquera Oceanográfica (BIPO) Víctor Angelescu del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep).

Resultó un hecho trascendente porque con prescindencia del avance en el conocimiento de la conservación de los recursos marinos antárticos, la campaña oceanográfica se reanudó luego de diez años de inactividad.

Además del trabajo de investigación propiamente dicho, hay otro factor importante a considerar: la bandera argentina flameó otra vez en esos confines australes en el mástil del buque científico. Un suceso de transcendencia emocional y patriótica para los nacidos en esta patria. Claro, no lo hizo en suelo firme, como hubiéramos querido, debido a la usurpación ilegal que hace el Reino Unido desde 1833.

En lo estrictamente relativo a la campaña, hay que señalar que la misma fue financiada por la Iniciativa Pampa Azul y se desarrolló en el marco de la Convención sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (Ccrvma), de la cual la Argentina es parte y fue signataria original de la misma.

En abril del año pasado se cumplieron los cuarenta años de la entrada en vigor de esa convención, ocasión en que el país reafirmó su decidido compromiso con la protección del ecosistema marino antártico.

A lo largo de este tiempo, la Argentina ha realizado estudios científicos del medioambiente marino antártico y llevó a cabo expediciones en el área de la Convención, a bordo de buques propios.

Esto es lo que ha ocurrido hasta hace pocas semanas, a bordo del buque Víctor Angelescu, que se llama así en homenaje a uno de los fundadores del Instituto de Biología Marina, que luego pasó a ser el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero.

Mientras esperamos que el Reino Unido se decida a acatar las instrucciones de las Naciones Unidas de retomar las negociaciones para encontrar una solución pacífica y definitiva a la controversia sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y los espacios marítimos circundantes, el país hace muy bien en mantener su posición de gestión e investigación de los espacios antárticos para neutralizar en lo posible los efectos negativos del cambio climático, contribuir con equipamiento y la materia gris de hombres y mujeres de la Ciencia nacional, a la preservación de la biodiversidad marina en aguas antárticas.

Las capacidades de la embarcación utilizada y del equipamiento disponible a bordo de la embarcación, más el compromiso y eficiencia de la tripulación contribuyeron al éxito de la tarea realizada, concretando actividades de investigación pesquera y ambiental en aguas de los sectores insulares subantárticos que nos pertenecen por derecho propio.

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