Güemes, patriota y emblema federal

Recordamos esta semana a la figura de Martín Miguel de Güemes, unos de los grandes prohombres de nuestra independencia, que a veces fuera injustamente olvidado, o no recordado lo suficiente.

Con el feriado de hoy se recuerda la muerte de Martín Miguel de Güemes, ocurrida el 17 de junio de 1921 luego de una dolorosa agonía tras haber sido herido en combate.

El héroe salteño fue un verdadero estandarte de la lucha por la independencia nacional que, sin embargo, históricamente figuró en un segundo plano con respecto a los próceres indiscutidos que pusieron en marcha nuestra argentinidad.

Hay historiadores que lo equiparan con San Martín y Belgrano en cuanto a conocimiento y capacidad de mando militar.

Además, se debe reconocer que la corriente del llamado revisionismo histórico fue la que lo reivindicó y colocó en el lugar que merece por su trayectoria.

Güemes se enroló en la milicia siendo aún muy joven y por su capacidad fue enviado a Buenos Aires, donde tuvo notoria participación en la reconquista de la ciudad de las tropas inglesas y luego en la lucha para frenar la segunda invasión.

Más adelante, ya en plena cruzada independentista, su rol fue cada vez más protagónico en distintos combates en la zona rioplatense.

Pero su capacidad de liderazgo y admirable estrategia se puso de manifiesto con su retorno al Norte que lo vio nacer, en donde fue un estandarte de la resistencia gaucha a las embestidas realistas en aquellas fronteras.

Fue muy justa la inclusión de Güemes en la galería de los grandes protagonistas de nuestra historia.

Pocos como él supieron interpretar el sentimiento de libertad de su propia gente.

Su carisma fue similar al que derramó San Martín en nuestras tierras cuyanas.

Por eso su nombramiento como Gobernador fue el mayor reconocimiento que se le pudo brindar.

Y a través de los años la figura del gran caudillo salteño fue reinvindicada, porque su sentido federalista se acopló a los ideales de Mayo, surgidos en Buenos Aires y luego trasladados al resto de las provincias.

Él sí constituyó, según los especialistas que lo reivindican, un freno a la llamada autocracia del puerto.

Por eso a partir de ahí constituyó para los líderes porteños una voz autorizada y respetada del sentir del hoy llamado interior en la causa por la independencia que se coronó en Tucumán.

Fue Güemes un gran defensor de los derechos e intereses del pueblo al que gobernó con decisión.

Protegió, mediante impuestos, a la industria local de aquellos años y, según destacan las crónicas de los sucesos de entonces, fue un celoso custodio de las tierras que se incautó a los españoles para destinarlas a pobladores imposibilitados de contar con ellas.

Esa doble postura del gran héroe salteño, defensor de la patria naciente pero también cultor del federalismo contrario a la hegemonía porteña, es uno de los ejemplos a seguir aun en nuestros tiempos, en los que subsisten en varias provincias conducciones que tienen más características feudales que caudillescas.

En síntesis, el papel del patriota salteño conteniendo a los realistas por el norte del país, fue fundamental para que el General José de San Martín armara su estrategia independientista desde el oeste en la zona de Cuyo.

Recordar a Güemes, entonces, en su aniversario es un acto muy necesario de justicia histórica.

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