Semana Santa: ¿Por qué no se puede comer carne?

Desde la Iglesia no dicen que sí, pero invitan a hacer otros ‘sacrificios’ que puedan resultar más significativos que sólo no comer estos alimentos.

Semana Santa: ¿Por qué no se puede comer carne?
"Históricamente se ha practicado los viernes de la Cuaresma y algunos lo han extendido a todos los viernes del año: consiste en abstenerse a comer carne esos días” comenta el padre Di Carlo. / Archivo.

Con la proximidad de la Semana Santa se renueva el debate en torno a si los católicos pueden o no comer carnes rojas, frente al incremento de precios que tienen los pescados y mariscos.

Para entender el trasfondo de esta práctica, el padre Leonardo Di Carlo, párroco de la Parroquia San Pedro y San Pablo, explicó las diferencias entre dos partes que a componen: el ayuno y la abstinencia.

El primero, significa “privarnos de algo” como “una ayuda para acercarnos más a Dios”, describió. Esta privación en primera instancia se relaciona a los alimentos, pero no se limita sólo a eso.

“Hoy sabemos que podemos privarnos de algunas cosas que nos gustan, que ocupan un lugar importante en nuestra vida”, agregó Di Carlo.

Así, el ayuno puede abarcar cualquier cosa, como fumar, escuchar música, hacer actividad física o comer cualquier cosa que nos resulte gustosa.

Ayunar significa liberar nuestra existencia de todo lo que estorba, incluso de la saturación de informaciones - verdaderas o falsas-, y productos de consumo, para abrir las puertas de nuestro corazón a Aquél que viene a nosotros pobre de todo, pero llego de gracia y de verdad”, expresó a comienzos de febrero el Papa Francisco, de cara al inicio de la Cuaresma, los 40 días previos a la Semana Santa y la Pascua de Resurrección.

En cuanto a la abstinencia, el párroco aclaró que “históricamente se ha practicado los viernes de la Cuaresma y algunos lo han extendido a todos los viernes del año: consiste en abstenerse a comer carne esos días”.

Es concepto también se ha ampliado. En consecuencia, la abstención puede ser, por ejemplo, hacer una comida “más liviana y frugal”.

La idea es que, lo que se ahorra al hacer una alimentación más sencilla, pueda destinarse a “compartir con los pobres”, o, como dijo Di Carlo, “privarme de algo que me gusta para transformarlo en un gesto de caridad para quienes lo necesitan”.

A modo de ejemplo, algunos fieles de la Parroquia San Pedro y San Pablo hacen la práctica en familia durante todos los viernes de la Cuaresma y, cuando esta termina, con el dinero ahorrado donan alimentos no perecederos, leche, pañales, etc.

Asimismo, el párroco rescató la importancia de que “el ayuno y la abstinencia vayan de la mano de aquello que yo pueda hacer”.

Por eso, están “pedidos para personas mayores de edad y hasta los 60 años”, detalló. Los menores y quienes superan esa edad máxima no tienen obligación de hacerlos. Además, no alcanza a los medicamentos ni a los líquidos.

También van de la mano de mi estado de salud: si estoy frente a una persona con anemia y tiene que alimentarse de carne ese día, es lógico que coma carne”, precisó Di Carlo, que es además médico.

Tradición de siglos

La práctica del ayuno y de la abstinencia se viene practicando desde el siglo V dentro de la vida de la Iglesia, en el contexto de la Cuaresma

“Es la preparación de la Iglesia Católica, previa a la fiesta de la Pascua donde se recuerda la Resurrección del Señor. Estas prácticas van de la mano de una búsqueda de acercarnos más profundamente a Dios, unidos a la Caridad”, indicó el sacerdote.

Justamente, son particularmente dos los días en los que la institución religiosa pide que el ayuno se practique: el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo o Viernes de la Pasión.

La abstinencia de comer carne vendría desde la antigüedad, por su relación a los banquetes de festejos, que sería lo contrario a lo que se conmemora en la Semana Santa, en la que se  recuerdan la crucifixión y muerte de Cristo.

Ya en 1966 comenzó a flexibilizarse esta costumbre, tras las reformas del Concilio Vaticano II, cuando el Papa Pablo VI resaltó en la constitución apostólica Paenitemini que había otras formas de practicar la penitencia, y que la abstinencia de carne podía ser sustituida por la oración y las obras de caridad. Juan Pablo II lo ratificaría en el Código Canónico de 1983.

Sobre esto, la Conferencia Episcopal Argentina promulgó en marzo de 1986 una legislación complementaria estableciendo que “se retiene la práctica penitencial tradicional de los viernes del año consistente en la abstinencia de carnes; pero puede ser sustituida, según libre voluntad de los fieles, por cualquiera de las siguientes prácticas: abstinencia de bebidas alcohólicas, o una obra de piedad, o una obra de misericordia”.

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