Hace 46 años, un hito histórico en la exploración espacial tuvo lugar cuando la NASA lanzó la sonda Voyager 1 desde Cabo Cañaveral en 1977. Desde ese momento, esta impresionante nave espacial se ha convertido en uno de los objetos hechos por el ser humano más alejados de la Tierra y sigue desafiando las fronteras del espacio interestelar.
Con un peso de 722 kilogramos, la Voyager 1 no solo es conocida por su resistencia y durabilidad, sino también por su capacidad para diagnosticar y resolver problemas a bordo. A día de hoy, continúa operando en su misión de explorar los confines del sistema solar, incluyendo el misterioso cinturón de Kuiper y más allá, avanzando hacia el espacio interestelar cercano, donde eventualmente concluirá su misión.
Un momento histórico ocurrió el 25 de agosto de 2012, cuando la Voyager 1 cruzó la heliopausa a una distancia de 122 unidades astronómicas, marcando su entrada en el espacio interestelar y convirtiéndola en la primera nave en lograr esta hazaña. A pesar de que su misión original incluía visitar Júpiter y Saturno, también se convirtió en la primera sonda en proporcionar imágenes detalladas de los satélites de estos planetas.
Hoy en día, se encuentra a una distancia asombrosa de 161 unidades astronómicas del Sol, equivalente a unos 24.100 millones de kilómetros, lo que la posiciona como la nave espacial más alejada de la Tierra y la primera en abandonar el Sistema Solar. Incluso su gemela, la Voyager 2, lanzada 16 días antes, nunca la alcanzará.
La Voyager 1 tiene un futuro intrigante por delante. Se estima que tardará aproximadamente 17.700 años en salir de la nube de Oort, una vasta esfera de objetos transneptunianos situada a casi un año luz del Sol. No obstante, se adentrará en esta nube en unos 300 años.
A pesar de que otras misiones espaciales, como New Horizons, han superado la velocidad inicial de las Voyagers, nunca podrán alcanzarlas. La Voyager 1 aumentó su velocidad gracias a tirones gravitacionales asistidos, lo que la llevó a su estado actual. Aunque la velocidad de New Horizons es mayor en la actualidad, nunca alcanzará los impresionantes 17 km/s de la Voyager 1. Además, esta última sigue una trayectoria hiperbólica y ha alcanzado la velocidad de escape, lo que significa que nunca regresará al sistema solar interior.
Estas dos sondas Voyager han demostrado una resistencia sorprendente y han superado con creces su vida útil estimada. Gracias a sus generadores termoeléctricos de radioisótopos (RTG), se espera que continúen generando suficiente energía para mantener la comunicación con la Tierra al menos hasta el año 2025.