Beatriz Nora Pringles tiene, actualmente, 74 años. Vive en la Ciudad de Mendoza y es reina nacional de la Vendimia, mandato cumplido (MC), ya que su coronación fue en la Fiesta Nacional de 1970 y cuando tenía solo 20 años. Los fanáticos y apasionados de la Vendimia tienen bien presente que Beatriz fue la última reina nacional que tuvo el departamento de Lavalle.
Pero, esta vez, las noticias referidas a Beatriz Pringles nada tienen que ver con la fiesta máxima, ni tampoco con su experiencia o atributos como reina. Más bien, es un episodio angustiante y preocupante lo que vuelve a traer a la reina nacional de la Vendimia (MC). Porque Beatriz fue víctima de un engaño virtual, a través del cual le vaciaron sus cuentas bancarias.
Si bien el dinero que tenía en ellas no es una cifra considerable -aunque siempre perder dinero es algo triste, puesto que nunca sobra-, lo más preocupante tiene que ver con que el ladrón solicitó, además, un préstamo por más de 1,7 millones de pesos en nombre de la mendocina.
“Hice la denuncia en la Fiscalía y en el banco, porque me hackearon la cuenta. Yo sé que la principal parte de la culpa fue mía porque caí en el engaño. Pero lo que no tiene sentido es que hayan considerado y aceptado darme un préstamo por ese monto, en el acto, cuando todos mis movimientos bancarios dejan en evidencia que yo no puedo afrontar una cuota de 600.000 pesos mensuales durante dos años para devolverlo”, resume la mujer, quien reconoce que cayó en el engaño y gracias a un trabajado ardid perpetrado virtualmente y a través de WhatsApp.
La denuncia de Pringles está radicada en la Unidad Fiscal de Delitos Económicos del Ministerio Público Fiscal de Mendoza. Además, las autoridades del banco donde la mujer tenía sus cuentas -y que es la entidad donde solicitaron el préstamo a su nombre y luego del hackeo- también tienen la nota formal donde la reina nacional de la Vendimia de 1970 desconoce la solicitud del préstamo a su nombre y relata el delito del que fue víctima.
“El sábado 20 fui víctima de la estafa y del hackeo, y ese mismo día pidieron el préstamo. ¡Y el estafador ya ha estado sacando dinero! No entiendo que el banco pueda otorgar el dinero tan rápido, sin analizar los casos, sobre todo teniendo en cuenta que hay miles de incautos como yo y miles de estafas”, destaca con dejos de resignación y enojo.
LA MODALIDAD DE LA ESTAFA
Hasta que sufrió el hackeo, Beatriz Pringles era asidua a compartir distintas publicaciones en los estados de WhatsApp. Pero, luego del engaño y del robo, se encargó hasta de eliminar la foto de perfil en esta plataforma de mensajería instantánea.
Una de las tantas publicaciones que compartió la semana pasada estaba referida a un sillón que había puesto a la venta. Por el mueble pedía 100.000 pesos, algo que también aclaraba en la misma publicación. Y fue como respuesta a este anuncio que el sábado pasado, 20 de enero, recibió un llamado.
“Me llamó, por WhatsApp, un hombre que me dijo que quería comprarme el sillón y hasta me nadó la foto del documento de una mujer. Fue una hora y media que me tuvo en el teléfono esta persona, y me dijo que necesitaba que yo firmara -por un link- una autorización para que él pudiera hacer la compra a través de una empresa de envases que tenía”, repasa Beatriz.
Claro que esa empresa no existía y que la verdadera intención del hombre no era generar una autorización. De hecho, ni siquiera tenía intenciones de comprar el sillón. Y cuando Beatriz Pringles ingresó al link, fue suficiente para que le robaran todos los datos personales y de acceso a su cuenta bancaria. Este delito se conoce como phishing, y consiste en crear links engañosos a los que, cuando la gente ingresa -desprevenidamente- les roban los datos.
“Me puse muy nerviosa, la verdad. Y a eso se suma soy vieja. Todos me han retado con lo que me pasó, pero hay que estar en el momento. Fue muy difícil todo, porque apenas corté me di cuenta de lo que podía haber pasado, y cuando me metí al home banking vi que me habían vaciado la cuenta (no tenía más de 50.000 pesos entre las dos). Y también vi que habían solicitado el préstamo por más de 1,7 millones de pesos a mi nombre. Esa noche dormí solo 3 horas”, cuenta la mujer, quien -además- es hipertensa y sufrió un ACV hace algunos años.
De hecho, Pringles tiene Certificado Único de Discapacidad (CUD) ya que la visión en uno de sus ojos está reducida a 20%. Esto también fue un detalle que incidió en el hecho de que la mujer, acorralada por la urgencia que le transmitía el ladrón, haya ingresado al link que le enviaron y sin prestar demasiada atención.
LA REINA NACIONAL DE LA VENDIMIA DE 1970 DENUNCIÓ RÁPIDO EL HACKEO
Ni lerda ni perezosa, luego de lograr dormir apenas 3 horas entre la madrugada y la mañana del domingo 21 de enero, Beatriz Pringles radicó la denuncia del hackeo y la estafa. Fue a la Oficina Fiscal 1 (en calle Rioja, de Ciudad de Mendoza), y también dejó constancia del delito de forma virtual y en la Fiscalía de Delitos Económicos.
“Esa noche casi no pude dormir, la pasé realmente mal. Además de vaciarme lo que tenía en las cuentas, ya estaba sacando lo del préstamo. Había 18 extracciones”, resume.
El lunes pasado, 22 de enero, Pringles envió una carta documento al banco donde detallaba el hackeo, el delito y desconocía haber pedido el préstamo
“La denuncia en la fiscalía está, también en el banco, donde me dijeron que el reclamo está en situación de resolución, lo están analizando en Buenos Aires. Y yo estoy esperando la resolución. Yo sé que todo el mundo te dice que no hay que entrar en los links, te advierten. Pero cuando estás en el momento, juega la desesperación. Y esta persona estaba muy bien organizada, son hackers”, lamenta la soberana vendimial de 1970.
Además, aclara que no tiene billeteras virtuales y ni siquiera suele tener demasiada plata en el banco, justamente para evitar estas estafas. De hecho, suele ser tan meticulosa que tiene consigo las copias impresas de todos sus movimientos bancarios de los últimos 5 años.
VÍCTIMA DEL CIERRE DEL BANCO BUCI
El mal momento que está atravesando Beatriz Nora Pringles con la estafa que sufrió en sus cuentas bancarias -delito que incluye, además, un préstamo por más de 1,7 millones de pesos que pidieron en su nombre- no es la primera ocasión que tiene a la reina de 1970 como afectada en un banco en Mendoza.
De hecho, Pringles fue una de las damnificadas por el cierre del Banco BUCI en 1997. La mujer, quien tenía un plazo fijo en la desaparecida entidad, fue noticia en aquel momento por los reclamos.
“Cuando el BUCI me enganchó con un plazo fijo, hice una huelga de hambre en la Plaza San Martín. Recuerdo que el reclamo salió en los diarios y, afortunadamente, pude recuperar mi dinero en aquel momento”, rememora.
Actualmente, Pringles está jubilada. Entre 1979 y 1992, año en que enviudó, estuvo viviendo en España. Y allí se desempeñó como asistente de quirófano de su esposo, quien era oftalmólogo.